Aunque solamente faltaba firmarlo, la verdad es que el “divorcio” entre el Partido Acción Nacional y el ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa tenía mucho tiempo de haber sido concretado.
Mientras que la firma quedó estampada finalmente, lo cierto es que los intereses y “afectos” políticos del michoacano llevaban varios años de no estar alineados con los nuevos grupos de poder dentro del PAN.
Es inexacto asegurar que el “divorcio político” quedó asentado al momento en que su esposa, Margarita Zavala, renunciaba a las filas panistas y denunciaba el “agandalle” de Ricardo Anaya. Las heridas y desencuentros venía de bastante tiempo atrás.
Recordando aquella famosa frase célebre acuñada a su autoría: “haiga sido como haiga sido”, la realidad política es que los dos únicos ex Presidentes de la República emanados de las filas del partido fundado por Manuel Gómez Morín, en 1939, ya no militan en él.
Muchos ciudadanos siguen considerando que la verdadera debacle en el panismo nacional se originó precisamente el primero de diciembre del 2000, cuando el Guanajuatense Vicente Fox Quezada llegó con todo y botas a que le colocaran la banda presidencial para convertirse en el primer Presidente de la República que pudo vencer al otrora todo poderoso Partido Revolucionario Institucional.
Con el inicio del Siglo XXI, la gran mayoría de los mexicanos esperaban que se diera un verdadero “golpe de timón” y que por fin la palabra “Cambio” llegara, luego de los gritos y gritos de millones de simpatizantes con el ya famoso “Sí se puede”.
Pero el prometido cambio nunca llegó y aunque “si se pudo” derrotar al ex candidato y ex gobernador de Sinaloa, Francisco Labastida Ochoa, “no se pudo” cambiar la situación nacional y para fines prácticos, los mexicanos vieron una película que ya habían visto, ya que los casos de corrupción, impunidad, favoritismo político y económico a familiares y el control de la “vice presidenta” Martha Sahagún, terminaron por echar por tierra los ideales panistas.
“Foximilano y Marthota”, dejaron el Gobierno a quien menos querían, a un ex funcionario de su gabinete, más no de su equipo político, por lo que las del aspiraciones del “preferido” Santiago Creel Terrazas, se vieran frustradas, luego de que el michoacano, lo venció en una contienda interna; misma que sirvió para que el PAN se legitimara ante la Sociedad Civil como un partido democrático, y por ende lograra retener la Presidencia de la República.
Fue entonces que el “Hijo Desobediente” como se autonombró Calderón Hinojosa, llegó a la Presidencia de la República el nacido un 18 de agosto de 1962, y levantara la mano un primero de Diciembre del 2006, para convertirse en el segundo Presidente de la República emanado del PAN.
Una elección sumamente cuestionada, en la que Calderón resultó ganador por un punto porcentual al ahora presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, y por casi 15, al abanderado tricolor y orgullo del priismo mexiquense, Roberto Madrazo Pintado.
¿En verdad, el PAN se alejó de los ciudadanos cuando se acercó al Gobierno? El anterior siempre ha sido un tema de discusión entre panistas que cuestionan fervientemente la lejanía de sus compañeros cuando están en el Gobierno; situación que critican más aquellos militantes que no están en el poder político en ese momento.
Esto confirma que el Ser Humano, siempre tendrá las mismas debilidades sin importar a que organización política, social, sindical, a que pertenezcan.
Mientras que los que están afuera critican a los de adentro por alejarse de los “principios fundamentales del Partido”, los que acuden cada quincena al cajero automático por su respectivo sueldo, simplemente las soslayan y aseguran que es “pura envidia” la que les tienen.
¿Existe verdaderamente una organización política perfecta?
Sin duda que la respuesta a esta pregunta camina de “la mano” de la forma en que la sociedad en su conjunto evolucione; ya que después de todo, los representantes de cualquier grupo de poder en el mundo, son solamente un reflejo de la sociedad en que se encuentran y reflejan, nos guste o no, nuestra verdadera naturaleza.
Existen panistas sumamente valiosos, mismos que tengo el gusto de conocer en distintas partes de México, sin embargo también hay otros que al momento de verse inmersos, ya no en un Gobierno, sino en una campaña política, no necesitan subirse a ningún ladrillo para sentirse los dueños del mundo, basta con que los demás militantes le reconozcan su tiempo y espacio, para que la arrogancia se adueñe de ellos.
Piensan, siente y así lo externan, que les acaban de entregar ya no las llaves del Palacio de Gobierno, o Congreso estatal o federal, sino que les acaban de firmar las escrituras, por lo que desde ya, son los nuevos “dueños” de las voluntades y caudales de la comunidad en la que radican.
Siempre olvidan que en México al menos, lo único real es la Lucha Libre, por lo que luego de perder sus respectivas campañas, se la pasan repartiendo frustraciones y acusando de ser “traidores” a simpatizantes, medios de comunicación, asesores, militantes, ciudadanos etcétera, pero nunca son capaces de verse en el espejo y aprender de las derrotas.
Los clásicos siempre sostienen que un hombre sabio es aquél que aprende de los errores de uno mismo; sin embargo, el hombre extremadamente sabio es aquél que aprende de las pifias de los demás.
Contrario a lo que muchos puedan pensar, el PAN es necesario para México, siempre y cuando sus militantes, simpatizantes y dirigentes, entiendan que México y su gente son necesarios para el PAN
Sin duda alguna, los momentos actuales del panismo, representan una invaluable área de oportunidad para los nuevos liderazgos, sobre todo en los momentos actuales en los que México está dejando de tener un sistema político bipartidista.
Cobra relevancia en los momentos actuales aquella famosa frase célebre de nuestros antepasados que siempre aseguraban que “donde comen dos, comen tres”, confirmando que la llegada de Morena a la mesa no es para esperar a que le sirvan los restos de la orgía gastronómica…
Sino que Morena llegó a la mesa para ser quien reparta el pastel.