No recuerdo exactamente la fecha, pero asfixiado por los altos impuestos fiscales que no perdonaban la Secretaría de Hacienda y el IMSS, a comienzos de los años 90 mi padre tuvo que cerrar su negocio de venta de libros y enciclopedias casa por casa que tuvo en Matamoros, Tamaulipas.
Fue a finales de los 70 cuando la familia había crecido de la noche a la mañana -de 8 a 14 hijos-, que se dio cuenta que su sueldo de jubilado como empleado postal no alcanzaría para satisfacer las necesidades mínimas de ese pelotón.
Urgido de llevar comida a la casa y garantizar vestido y educación, don Marcos supo de un trabajo: cobrar las mensualidades de personas que compraron esos artículos recorriendo todos los sectores de la ciudad.
Pasada la curva de aprendizaje, tuvo la oportunidad de no solamente ser cobrador, sino vendedor, y así un día emprendió un negocio que le redituó en un mejor nivel de vida para él, doña Angelita y de todos sus hijos.
Me consta que mi padre fue un ejemplo como patrón, pues sus vendedores tenían Seguro Social y otras prestaciones, además que cumplía puntualmente con el pago de sus impuestos a Hacienda. Procuraba no deberle a nadie, menos al gobierno porque no quería meterse en problemas.
Pero un día tuvo sucedió lo inevitable y dijo: “Voy a tomar una decisión porque ya no quiero trabajar para el gobierno; los impuestos son muy altos y prefiero cerrar el negocio y vivir de mis rentas”. Efectivamente, de su madre heredó unos modestos locales en su natal Río Verde, San Luis Potosí.
Don Marcos no ha sido el único pequeño empresario en México que en las últimas tres décadas tomaron esa decisión, temerosos de que un día no tuvieran liquidez para cumplir con Hacienda, y esperando llegar a los inspectores fiscales tocar la puerta de la casa.
¿Entonces qué pasó con esos sabuesos fiscales que, primero con el PRI y 12 años con el PAN, no se dieron cuenta que los egresos de Elba Esther Gordillo no justificaban con su declaración anual de ingresos ante Hacienda?
Si como maestra sus ingresos eran de 10 mil pesos, cómo era posible que tuviera esos gastos faraónicos y propiedades dignos de familia real europea.
La respuesta es vergonzosa: Hacienda, los partidos político y los presidentes en turno fueron tapadera de la Gordillo y su mugrero, mientras a honestos empresarios como mi papá los obligaban a cumplir con sus impuestos, a la buena o a la mala, hasta que ya no pudieron más y cerraron sus negocios.
Hasta la fecha mi papá sube a su oficina, que dejó de tener actividad hace unos 20 años, para recordar los buenos tiempos cuando vendiendo libros ayudó a educar, a generar riqueza para el país, dar empleo con salarios dignos y educación a sus hijos.
¡HASTA LA MADRE!
El modus operandi de los delincuentes políticos es meter a sus mamás como prestanombres. Y en eso se parecen Elba Esther Gordillo y el actual senador panista por Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca.
La líder moral magisterial usó a su mamá para constituir una empresa que fue resumidero de millones de pesos desviados de cuentas bancarias del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
La difunta madre de Gordillo, según la denuncia penal de la PGR, de nombre Estela Morales Ochoa, tenía el 99.99 de las acciones de Comercializadora TTS de México, a donde se hicieron transferencias bancarias por más de 2 millones de dólares.
En Tamaulipas, el 7 de agosto de 2006, en su segundo año como alcalde de Reynosa, se constituyó ante notario público una empresa donde aparecían como únicos socios Ismael García Cabeza de Vaca, hermano del senador, así como su mamá María de Lourdes Cabeza de Vaca Wattembarguer.
Maquinados Industriales de Reynosa S.A. de C.V. fue usada durante el trienio panista para desviar recursos del ayuntamiento y de la Comisión Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Comapa), por una suma incalculable que debería ser investigada por la Procuraduría General de la República.
La razón social de los Cabeza de Vaca tuvo un valor de cerca 800 mil dólares en equipo de tornos, sin embargo, esta cantidad fue rápidamente recuperada por los trabajos ilícitos que fueron adjudicados por el hampón alcalde.
Para cometer este daño a las arcas municipales, el corrupto senador se asoció con un personaje de dudosa reputación originario de Torreón, Carlos Delgado, quien había salido huyendo de Coahuila por diversas transas, pero en el acta constitutiva de Maquinados Industriales de Reynosa S.A. de C.V. embarró a su hermano y a su mamá.
Cuando en 2007 Hora Cero presentó todas las pruebas de esta transa, aclarando que no fue la única, la empresa fue cerrada al acabar la primera administración del PAN la historia de Reynosa.
Intocables primero por el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa y ahora con Enrique Peña Nieto, el hermanito menor, Ismael García Cabeza de Vaca, aparece en la lista como cuarto regidor del precandidato a la alcaldía, Jesús María “Chuma” Moreno.
Un desafío no solamente para el PAN de Tamaulipas, sino para la PGR que en plena luna de miel del gobierno de Peña Nieto aparenta ser una guillotina bien afilada, ¿será verdad?
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