
La salida de Clara Luz Flores Carrales del Partido Revolucionario Institucional tras 22 años de militancia -oficializada en una carta el lunes 10 de febrero-, fue la crónica de una renuncia anunciada desde el año pasado, cuando los dueños del tricolor en Nuevo León le hicieron el primer “fuchi guácala”.
Sin embargo, el primer clavo al ataúd corrió a cargo de su esposo y dos veces alcalde de Escobedo, Abel Guerra Garza, cuando en 2015 se encargó de traicionar al PRI operando a favor del PAN para favorecer al entonces candidato a la gubernatura, Felipe de Jesús Cantú Rodríguez.
Y tres años después Guerra Garza apoyó a su amiga y excompañera diputada en el Congreso de la Unión, Yeidckol Polevnsky, tambaleante dirigente nacional de MORENA, palomeando y tachando aspirantes a puestos de elección popular para las elecciones de 2018 en sus oficinas de San Pedro.
Oooooooooviamente esa actitud anti PRI del esposo de Clara Luz puso color de hormiga al grupo que controla al tricolor en Nuevo León, entre otros a Francisco Cienfuegos Martínez y a Adrián de la Garza Santos, generando daños colaterales en la alcaldesa de Escobedo.
Luego vino una foto que circuló en redes sociales en un palco del Estadio de Rayados donde estaban representados todos los grupos del priismo estatal y a la cual no fueron invitados, casualmente, ni Clara Luz, Ildefonso Guajardo Villarreal, y mucho menos Héctor Gutiérrez de la Garza y Felipe Enríquez.
De esa forma se oficializaba que la edil de Escobedo estaba completamente descartada para aspirar a la gubernatura en 2021, aun cuando las encuestas serias la colocaban con altas preferencias entre el electorado en cualquiera de las posibilidades: como candidata del PRI, de MORENA o independiente.
Para que no hubiera dudas, menos echarle la culpa al cartero de que había extraviado su invitación, en diciembre pasado se organizó la posada de Jorge Mendoza Garza -sí, ese mero, el candidato al Senado del PRI que en 2018 quedó en cuarto lugar-, desayuno al cual tampoco fueron requeridos Flores Carrales ni su marido.
Semanas antes, durante una visita al Estado de la Polevnsky, Guerra Garza fue visto por los reporteros manejando la camioneta y llevando de copiloto a la entonces presidenta de MORENA. Y, tras una reunión, la visitante destapó a Clara Luz como opción de su partido a la gubernatura.
El segundo “fuchi guácala” contra la alcaldesa de Escobedo vino de su enemiga pública “number one” (número uno, para los que no mastican el inglés): Tatiana Clouthier, quien sin pelos en la lengua la declaró persona non grata en MORENA para abanderar la causa electoral de 2021.
En una entrevista radiofónica, hace algunos días, la vicecoordinadora de los diputado federales del partido del presidente de México, además de coordinadora de la campaña de 2018 que llevó a Palacio Nacional a Andrés Manuel López Obrador, declaró con micrófonos abiertos:
“No aceptaría yo apoyar de ninguna manera a que una persona con el perfil priista a este grado que tiene, viniera a encaminar filas de Morena (…), sería muy serio.
“Si tú vas y haces una encuesta dentro de la gente de MORENA, quienes trabajamos para que el hoy Presidente de la República llegara, te van a decir: ´Yo no quiero que me venga a representar un expriista de la calidad del tinte de esta niña, de Clara”, dijo Tatiana.
Al calor de la cabina de la estación, Tatiana remató tirándose de la tercera cuerda contra el esposo de Clara Luz: “Hay un programa donde Abel sale y descalifica de una manera impresionante a su esposa, donde dice el otro día: ´Voy a decir una estupidez. Si votan por Clara Luz es porque votan por mí´. Esto quiere decir que quien gobierna es Clara Luz o quien gobierna es Abel atrás de Clara Luz. Y la cara bonita la muestra ella. Entonces hay una descalificación muy severa y pone en tela de juicio la capacidad de la señora”.
El mismo lunes 10, durante una rueda de prensa en la presidencia municipal de Escobedo y al ser cuestionada por las venenosas declaraciones de Tatiana en contra de ella y su esposo, comentó que analizará invitaciones de otros partidos políticos para contender en las próximas elecciones. Y añadió que admira a la diputada federal.
“Creo que Tatiana es una mujer muy inteligente. Yo la admiro mucho y ha hecho cosas admirables, y creo que hay mucha gente valiosa en todos los partidos”, aseveró.
Una vez que renunció al PRI y que las puertas de MORENA están soldadas para que no entre, la ruta de la edil será consultar con la almohada las invitaciones de otros partidos políticos (cuyos nombres se reservó). O bien apoyar el proyecto del senador Samuel García Sepúlveda.
En otro ring, se aproxima el relevo en la diligencia estatal del Revolucionario Institucional y se manejan tres nombres para suceder a Pedro Pablo Treviño Villarreal, con la seguridad de que cualquiera que sea el elegido hará mejor papel que el actual que se irá cargando la vergonzosa derrota de 2018.
Los contendientes son: Rogelio Cerda Pérez, propuesta del grupo de Navidad González Parás; Heriberto Treviño Cantú, alcalde de Juárez y cuyo mánager es el también exgobernador Rodrigo Medina de la Cruz, y José Luis Garza Ochoa, exdiputado local y amigo de piquete de ombligo del presidente nacional tricolor, Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas.
Se supone que, en marzo, Treviño Villarreal se irá sin pena ni gloria del edificio de Pino Suárez y Arteaga, para que venga la renovación del consejo político que influirá directamente en la designación de candidatos para alcaldes y la formación de sus planillas; diputados locales y federales, y la gubernatura.
Y quien ya de a tiro aventó la toalla y no tiene aspiraciones para abanderar a MORENA en la disputa por el Palacio de Cantera es Judith Díaz Delgado, coordinadora en Nuevo León de los programas de desarrollo de la Presidencia de la República.
Dicen sus allegados que la expanista preferiría irse con Tatiana Clouthier a la Ciudad de México, que por cierto extraña mucho, en caso de que también a su amiga no se gane la rifa del tigre y sea la candidata color terracota que enfrentaría al senador García Sepúlveda de Movimiento Ciudadano.
Para pocos es desconocido que Tatiana aspira a llegar a ser la secretaria de Gobernación en sustitución de Olga Sánchez Cordero, un cargo para el cual sonó bastante luego de que López Obrador ganó los comicios, antes que aparecer en la boleta en 2021 donde sería ametrallada (en el buen sentido) por ser diputada federal por la circunscripción de Sinaloa, no de Nuevo León.
Y si no fuera ni Clara Luz ni Tatiana, hay un tercero en discordia que poco ruido hace. Se llama Rogelio Hernández Cáceres, presidente de la Comisión Nacional de Hidrocarburos, y que antes ocupó la dirección general de Pemex Fertimex y fue responsable del Seguro Popular en Oaxaca.
Allegado al presidente de México, es economista del Tecnológico de Monterrey, y en las elecciones de 2018 fue operador en Coahuila.
O séase, en MORENA todavía no se toma la última palabra sobre el caso Nuevo León donde Tatiana es apoyada por Alfonso Romo, mientras Clara Luz es la carta de la Polevnsky, cuya luz se empieza a apagar.
Al cierre de esta edición se descartaba a Ricardo Cortés Camarillo, encargado de enlace legislativo de Nuevo León, que depende de Manuel González Flores, secretario general de Gobierno, para ocupar el cargo vacante que dejó Osvaldo Robles López, ahora exdirector del Canal 28.
Y sobre la inesperada renuncia de un funcionario cercano a González Flores, a más que al gobernador Jaime Rodríguez Calderón, dentro del gabinete se hacían varias preguntas:
¿Cuánto influyó Fernando Elizondo Barragán para recomendar a Robles López para trabajar con Movimiento Ciudadano? ¿Por qué se fue al partido del enemigo número uno de “El Bronco”, o sea el senador García Sepúlveda, quien tiene años tirándole un día sí… y el otro también?
En fin, las fichas del tablero rumbo a la cita en las urnas de 2021 se van a seguir moviendo y habrá otras sorpresas.