Hace unos días comentaba en este espacio acerca de aspectos destacados o controvertidos que ocurrieron en la Copa del Mundo de Rusia.
Y pasamos por alto, aunque no premeditadamente, al cuadro belga que se convirtió en una grata sorpresa, al igual que Croacia..
Por su futbol y sus espíritu de guerreros indomables, los belgas merecían mejor suerte.
Nos gustó el detalle de que Pogba y Griezman festejasen con un sombrero de charro o de mariachi, que son similares, luego de que Mendy lo cambió con una pareja mexicana, por una camiseta de festejo ya con la segunda estrella bordada.
Pésimo que los ingleses hayan intentado marcar un gol cuando los rivales festejaban un tanto… ¿a quién se le ocurre?…
Muy mal que en general la FIFA le haya “lavado la cara” a Putin tras las evidencias que mostraron que el gobierno ruso intervino para dopar a decenas de sus atletas en Londres 2010 y en los Olímpicos de Invierno de Sochi, en 2014.
Que hayan mandado amenazar de muerte al director del laboratorio ruso que se encargó de todo ese proceso, Grigori Rodchenkov (en este momento asilado en Estados Unidos) y que ya hayan muerto otros dos agentes antidopaje en forma muy sospechosa, te da una idea del tamaño del conflicto.
Pues la FIFA cerró ojos y oídos a este escándalo y decidió que los rusos continuaran con la organización de un torneo que enarbola la bandera azul del Fair Play… y ahí en ese preciso momento Vladimir Putin esbozaba una sonrisa socarrona, con un ligero tinte cínico, con solo la comisura izquierda de sus labios.
¿Quiénes fueron los jugadores elegidos para un control antidopaje de cada partido?….¿Quiénes fueron los que salieron negativos de estas pruebas?…¿Hubo algún positivo de los resultados obtenidos de pruebas hechas en los mismos laboratorios rusos?…. ¡claro que no!…
Lo de mandarles a españoles y rusos una prueba de control sorpresa a su hotel de concentración, fue una pose.
No te tomas una droga el día anterior del juego. Si hallas algo sospechoso lo hallas con la prueba post-partido; lo demás son ganas de impresionar a quien se deje.
El hecho de que un árbitro de Concacaf, el norteamericano Mark Geiger haya anulado una jugada de gol a Colombia “porque el defensa inglés estaba distraído” te da una idea de qué lado masca la iguana.
Geiger llevó de la mano a México a una Final de Copa Oro en 2015, porque así convenía a los organizadores y acuchilló descaradamente a los panameños.
Digamos que hubo cosas positivas, de las cuales hablamos en la columna anterior.
La imagen de la presidenta de Croacia empapándose en plena tormenta durante la premiación, conquistó a muchos…
Pero otros tantos desconocen los orígenes de Kolinda Grabar, quien llegó al poder mediante el apoyo de un partidio de ultraderecha, considerado racista y xenofóbico. Grabar ha sido asociada a grupos nazis que han asesinado serbios, gitanos, judíos y bosnios musulmanes.
Pero dio otra impresión al mundo pagando su propio pasaje al Mundial y sentada en la grada, sin guardias visibles, entre la gente.
Los japonesitos limpiando las gradas al final de los partidos y muchas cosas padre sucedieron en la cancha, situaciones gratificantes que reconcilian al aficionado con el futbol, pero no debemos perder de vista que esa compañía trasnacional llamada FIFA, que maneja miles de millones de dólares sin rendirle cuentas a nadie, es una verdadera mafia, y se asocia con tipos como el inoxidable presidente ruso que enamora a muchos y convence, por la mala, a quien lo contradiga.