Lejos de solucionarse, la crisis europea parece ahora un tobogán sin fin. Desempleados y trabajadores; jóvenes y jubilados; ricos, clase media y baja – todos inconformes de alguna manera – salieron a la calle para expresar su rechazo al dumping social impuesto en respuesta a la crisis. Los gobiernos presentaron históricas medidas de austeridad para el 2013, llevando los pueblos a un estrangulamiento fiscal y laboral difícil de soportar para la mayoría, que de por sí le es difícil respirar. Los manifestantes se habían quedado hasta ahora calmados; ya no es el caso. Negocios cerrados, tiendas clausuradas, transportes públicos suspendidos… Todo el mundo se prepara a los enfrentamientos con la policía. Las manifestaciones pacíficas dejaron lugar a huelgas generales nacionales, que en muchos casos provocaron lesionados reprimidos por las fuerzas de policías (60 lesionado en una sola protesta en Madrid hace unos días). Se notaron también escenas surrealistas como en Grecia, ¡donde se opusieron policías manifestantes a policías en función!
Yo me pregunto hasta qué punto – o qué drama – se tendrá que llegar para que la vox populi sea escuchada en las más altas cúpulas de la troïka – Banco Central Europeo, Unión Europea, Fondo Monetario Internacional – que hoy en día impone las políticas de rigor. No puede ser que cuando sale a manifestarse un millón de personas en Portugal (¡el 10% de la población total!), no se le haga caso. “Los sacrificios tienen que tener algún sentido”, dijo el presidente de Portugal, y hasta ahorita la gente simplemente no le encuentra sentido a lo que se le ha pedido: sufrir y aguantar. Decía un lema de los manifestantes en Madrid, “lo llaman democracia pero no lo es”, denunciando el déficit democrático y la protección de los intereses del gran capital, así como la degradación de las condiciones de vida de los ciudadanos como resultado de la colusión entre poderes facticios. Recordemos por ejemplo que el director del Banco Central Europeo fue vicepresidente de Goldman Sachs, banco que ayudó el gobierno griego a falsificar sus cuentas de tal manera que recibiera más dinero del que podía recibir. Grecia, país de los recortes extremos entre la población para suprimir los “gastos innecesarios”, pero que sí encontró 30 millones de euros (de dinero público, obviamente) para contribuir a la construcción de un circuito internacional automotriz.
Mientras tanto, en México, también salieron los inconformes a la calle para protestar intensamente contra la reforma laboral. ¿Me preguntarán cuál es el punto en común entre una crisis económico-financiera europea y la reforma laboral nacional? Son muchos según yo: el elitismo en el proceso de toma de decisión, la ausencia de negociación con los principales afectados, la negación del derecho a opinar de los trabajadores a beneficio de los depositarios del poder económico… Se presentó una reforma profunda y de gran impacto sin discusión previa con la sociedad civil, los representantes de los trabajadores y de los pequeños empresarios, los académicos… en fin, los que serán directamente afectados por lo decidido y que podrían aportar a la discusión. No pretendo debatir la necesidad de la reforma en este espacio, o si es adecuada o no para ganar en competitividad (aunque la misma CEPAL predijo que no creará ninguno empleo nuevo); mi punto es simplemente subrayar la falta de justicia social y de repartición en el esfuerzo exigido a los trabajadores. La ciudadanía está harta de que se le impongan reglas – llámese recortes presupuestales en Europa o reforma laboral en México – sin ser tomada en cuenta, ni en su opinión ni en sus intereses.
Tanto en el caso de los recortes europeos que de la reforma laboral en México me pregunto: ¿no sería normal que los primeros en mostrar el ejemplo fueran los dirigentes que tomaron estas decisiones? ¿Para ser más preciso, no sería normal y ético que un diputado que gane un sueldazo, más bonos, generosas prestaciones, regalos, gastos para oficinas, asesores, viajes (…) participe a esta solidaridad nacional para mejorar la competitividad del país, especialmente con una canasta básica cuyo precio se duplicó en 5 años? Así le hicieron en Grecia: redujeron los ingresos totales de los diputados en un 50 por ciento. Entonces, ¿para cuándo una « Reforma Laboral » con periodo de prueba, pago por hora trabajada a los legisladores?
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