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Como maestro externo, porque sólo me ha interesado ser profesor por horas y enseñar a los alumnos sin pensar en recibir una remuneración económica, siempre me he preguntado: ¿qué tiene la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Nuevo León que enloquece a algunos buscando el poder, o los pone peor cuando ya lo tienen?
Egresé en 1985 de la especialidad de periodismo y en casi 35 años de carrera profesional he sido profesor en tres etapas. Y a cada director o coordinador que me ha invitado dejé muy claro: “No tengo bases pedagógicas para enseñar, pero si mi trayectoria es suficiente, estoy disponible hasta gratis”.
Con esa aclaración tuve mi primera joven experiencia al frente de un salón de clases en 1991, antes de irme a Italia como corresponsal; volví en 2005 cuando Roberto Silva Corpus era director, y continué con Lucinda Sepúlveda; hice pausa en la oscura gestión de Mario Rojo, y en 2017 me propuso regresar el recién nombrado coordinador Francisco Valdez Rincón.
Cada uno de los que me invitaron jamás escucharon de mi boca: “¿Cuánto me vas a pagar (por dentro o por fuera)?”. Jamás les insinué ganar más de lo que recibe un maestro por horas que, hasta junio pasado, fue de unos mil 300 pesos mensuales por una clase de tres frecuencias a la semana.
Para mi sorpresa, un día me pagaron de más y creí que era una equivocación. Se trataba de un ingreso por organizar, encabezar y escribir un libro -que por cierto nunca lo vi-, una actividad extracurricular que empezó en el semestre de enero de 2018 denominada “Periodismo frente a frente”, con invitados especiales.
Heredada por el maestro Agustín Serna Zamarrón quien fue su iniciador, acepté ese nuevo reto y me permitieron modificar el formato. De un monólogo de los invitados propuse que fuera una especie de entrevista, una charla conmigo, donde los alumnos como público participaran.
Así, durante tres semestres, entre otros nombres, fueron a la FCC personajes como Enrique Garay, reconocido periodista deportivo de TV Azteca México; Jorge Zarza, conductor de Hechos AM; Emmanuel Ortiz, fotógrafo de guerra radicado en Francia; Silvia Lidia González, egresada de la Facultad, periodista con estudios de posgrado, documentalista y actualmente maestra de la Universidad Kanda de Tokio.
Marcos Martínez Chacón, egresado de la Facultad que trabaja en la prestigiada cadena BCC inglesa y vive en Miami; Raymundo Pérez Arellano, quien también cursó su carrera en la FCC y labora en Televisa México; Francisco Cobos, experimentado periodista de televisión de Univisión Estados Unidos.
Osvaldo Robles, director del Canal 28; Heriberto Deándar Robinson, director general de Hora Cero; Daniel Becerril, fotoperiodista de la agencia inglesa Reuters; Josué Becerra, conductor de Telediario matutino; Roldán Trujillo, gerente de noticias de Televisa Monterrey; Luciano Campos y David Carrizales, corresponsales de Proceso y El Universal, respectivamente, y Celso José Garza, periodista y actual secretario de Extensión y Cultura de la UANL, entre muchos otros.
A los “muchos otros” les ofrezco una sincera disculpa por omitir sus nombres porque nunca acabaría. Y a cada uno siempre les agradecí su asistencia a nombre de la Facultad.
Hasta Pedro “Pello” Maldonado, el más impuntual a las citas, porque él mismo me lo confió y a los estudiantes en su charla, llegó sin retraso a la Biblioteca “Alfredo Gracia Vicente”. Su participación la compartió y difundió a sus decenas de miles de seguidores en Facebook y en Multimedios.
Pero desde antes de terminar las charlas el semestre pasado sentí el desinterés de los actuales mandos de la FCC: la nueva coordinadora Moncerrat Arango, y Margarita González Treviño, la subdirectora general.
Sólo una vez acudieron a entregar el reconocimiento al invitado. Y me reiteraron que las charlas ya no podrían realizarse en la biblioteca en el actual semestre porque “había queja de los alumnos”. Traducción: los invitados y yo estorbábamos.
Hubo un maestro involucrado quien me propuso, ignoro y si en broma o en serio, programarlas al aire libre junto al perico, la mascota metálica de la FCC ubicado en la explanada. Y obviamente me negué. Nunca me imaginé tener sentados al invitado y a los alumnos expuestos a temperaturas extremas.
Quiero dejar claro, y ser reiterativo, que he sido maestro de la Facultad en tres etapas por mero gusto. Sin aspirar más que a enseñar lo que aprendí de mis profesores. ¿Poco o mucho? No sé. Pero algo sí he dejado en mis alumnos. Y más que otros profesores que solo buscan el poder o estar tras él. Triste.
Me preocupa que vuelva a ser secuestrada por una nueva mafia como pasó en los tiempos de Mario Rojo y otra gestión en los años 90, cuando la especialidad de periodismo fue menospreciada.
En alguna ocasión me atreví a decirle al rector, Rogelio Garza Rivera, que la FCC debería tener como director a un periodista que haya ejercido la especialidad que más brillo le ha dado.
En esa cena me ganó el entusiasmo por una profesión que llevo en el corazón y le mencioné los nombres de colaboradores que él tiene dentro y fuera del edificio de Rectoría.
Egresados de la FCC, con estudios de posgrado, maestros de planta, periodistas y, sobre todo, gente buena que no pertenecen a mafias ni están obsesionados con el poder.
Porque la Facultad no necesita de otra psicóloga de directora, o de una egresada de otra universidad.
¿Será posible que de la UANL no se hayan titulado profesionistas de todas las confianzas del rector en turno para enderezar ese árbol?
¿Acaso FIME permitiría un director de la UdeM, de la UERRE, UVM o del Tec de Monterrey? Claro que no.
Voy a terminar esta columna con una publicación que escribí en mi página de Facebook el jueves 22 de agosto: “Preferí terminar por lo sano las charlas periodísticas, a recibir a los invitados abajo de un árbol”.
Por dignidad, por orgullo, y sobre todo por los alumnos y el periodismo, cerré ese círculo… pero deberá continuar.
Adiós.
twitter: @hhjimenez