
Lo sucedido en Reynosa el jueves 27 de marzo, cuando media ciudad fue inundada por un aguacero que había sido pronosticado horas antes, fue del interés extra límites que hasta Protección Civil de Nuevo León se apuntó para mandar apoyo ante la magnitud de los daños.
Eso se llama solidarizarse con los más necesitados sin depender de colores de partidos, porque Reynosa no solamente es nota cuando algún neolonés es asaltado en la autopista, sino que la hermandad con ciudades de la zona metropolitana de Monterrey tiene muchos años.
Recuerdo que en 2005, en la gestión de Miguel Angel García Domínguez como alcalde de San Nicolás, viajó a la frontera para hermanar a su municipio con Reynosa, siendo su homólogo el recién entrado, y ahora perseguido por la justicia federal, el ex gobernador Francisco García Cabeza de Vaca.
Ante la respuesta inmediata de la población reynosense, mientras su alcalde Carlos Peña justificaba su ausencia y las afectaciones escribiendo en sus redes que “no soy Dios”, Protección Civil de Nuevo Leon ofreció ayuda que no fue necesaria. Pero por interés y ganas no quedó.
Reynosa puede ser mal querida por los nuevoleoneses y puede ser objeto de memes por polvosa y por el arraigo del crimen organizado, pero es un paso obligado de quienes viajan a esa frontera de Tamaulipas para ir de compras a McAllen, o para disfrutar de sus casas de descanso en la Isla del Padre.
Si algo no entendí fue la escasa o nula reacción de la sociedad y de empresas de Nuevo León que tienen sus filiales en Tamaulipas, sobre todo en Reynosa, la ciudad más poblada en el estado vecino. Y me refiero en abrir centros de acopio para ayudar a miles de familias afectadas.
Por si no lo saben, en Reynosa hay un Hospital Muguerza. Se levantan edificios y casas con Cemex y con varilla de Villacero, se viaja en autobuses Senda, se consume Pollo Loco y productos de Bimbo, y no se diga se bebe cerveza de Heineken, antes Cervecería Cuauhtémoc.
Si algo hicieron estas compañías que mencioné sin publicitar sus acciones para aliviar las penas de los damnificados por las lluvias -como otras que no se me vienen a la mente cuando escribo esta columna que tienen presencia en Reynosa-, qué bueno. Se merecen aplausos, porque Reynosa merece eso y más de la solidaridad del sector privado de Nuevo León.
¿Y Tigres, Rayados y Sultanes que cada fin de semana reciben aficionados a los partidos locales que vienen de Reynosa? Ojalá todavía tengan en mente organizar un partido a beneficio. Se están tardando. La necesidad sigue siendo mucha cuando no han pasado ni diez días de las inundaciones.
Miles de personas de esa frontera tamaulipeca, y otros nacidos pero que radican en El Valle de Texas, vienen cada año a disfrutar de conciertos en arenas o el el Parque Fundidora como fue en el Pal Norte 2025, dejando una importante derrama económica en hospedajes y restaurantes.
En ese punto: ¿saben si Apodaca Group, dueños del Pal Norte y organizadores de otros eventos, tiene pensado hacer un musical masivo en el Parque de Beisbol Adolfo López Mateos o en el Estadio de la Unidad Deportiva Reynosa a beneficio de los necesitados?
No creo, en verdad. “Aunque nunca es tarde”, reza un dicho. Y otro más: “Hoy por mi, mañana por ti”.
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