No puedo ocultar mi indignación por lo sucedido en el Estadio BBVA antes y al terminar el encuentro entre el Atlético de Madrid y la Real Sociedad de la Liga Española.
Diversos videos, algunos de ellos proporcionados por mis compañeros de Hora Cero Deportes, muestran cómo -al menos- cuatro niños que ingresaron a la cancha para intentar saludar a los jugadores españoles son violentamente perseguidos, tecleados y derribados por los elementos de seguridad del inmueble.
Me queda claro que esta inaceptable actitud no es responsabilidad del Club Monterrey, ellos contrataron a esta empresa “patito” que es quien tiene el control sobre las actuaciones de su personal.
Es cierto, la presencia de estos menores dentro de la cancha representa una falta pues no pueden meterse nada más porque sí, en eso estoy de acuerdo.
Lo que es condenable es la respuesta de los elementos de seguridad contra alguien a quien superan en estatura, peso y fuerza.
Es inaceptable la falta de criterio de estos pseudo agentes de seguridad quienes impunemente agreden de esta forma a un chico que sólo quería saludar a un jugador de fútbol.
¿Era necesario el excesivo uso de la fuerza? ¿Estas personas son tan incapaces, tan inútiles en su trabajo que no pueden detener, controlar y escoltar fuera de la cancha a una “amenaza” de no más de 30 kilos de peso y un metro y medio de estatura?
Si el invasor fuera un adulto quien evidenciaba sus intenciones de agredir a los jugadores, la respuesta se justifica.
Pero aquí estamos hablando de niños.
Quienes conocemos este ambiente sabemos las carencias e improvisaciones en las que incurren estas supuestas empresas de seguridad quienes por mil pesos recogen -literalmente- de la calle a quienes les dan un chaleco, una playera o un gafet de guardia.
¿Acaso el DIF, la Procuraduría de la Defensa del Menor o alguna otra instancia oficial no puede actuar sobre estos hechos?
Y para echarle sal a la herida: los comentarios de algunos fanáticos (y aquí el término lo utilizo sabiendo exactamente su connotación) quienes justifican la agresión de los guardias de seguridad contra estos infantes nada más porque los hechos sucedieron en el estadio de su equipo.
En serio, amigos, si la pasión por tus colores te impide criticar que un niño de no más de 10 años sea derribado, arrastrado y jaloneado pues los hechos sucedieron en “tu” estadio, en verdad necesitas revalorar tus prioridades en la vida.
Es más, se las voy a poner sencilla: no existe nada, absolutamente nada que justifique la violencia contra un menor de edad.
¿Se puede decir más claro?