El periodicote vivió a la mitad de esta campaña electoral dos escenarios diferentes, uno de luminosidad y otro de claroscuros. Un día El Norte se llevó los aplausos, cortó rabo y cuernos, pero al otro recibió tomatazos y salivazos, más innumerables recordatorios maternales. Como se aplica en los jardines de niños a quienes se portan bien y a los que no, le tocó estrellita y tachita.
Y todo por el manejo de los encuentros de los candidatos a las alcaldías, a los cuales convocó a los aspirantes punteros de cada municipio, para que éstos presentaran ante sus consejeros editoriales, reporteros, articulistas e invitados especiales, sus proyectos de gobierno y los argumentos que los harían los ideales para gobernar sus comunas.
La tacha, y no sólo una sino varias, cuando menos unas siete si se cuentan los municipios metropolitanos incluidos en la dinámica de El Norte, fue que sólo se invitó a los cuatro candidatos y candidatas mejor posicionados en las encuestas que elabora la casa editorial, de a cuatro o hasta cinco: las coaliciones que lideran PRI, PAN, Morena y, dependiendo el caso, el PT o Partido Verde, más el independiente.
Pero habiendo hasta 10 candidatos o más, como por ejemplo en Guadalupe, con nueve aspirantes postulados por partidos políticos más cinco independientes, El Norte sólo aceptó a cuatro, dejando al resto de quienes buscan el voto de los guadalupenses fuera de esta dinámica. Mal rollo pues.
Eso le generó la primera de varias tachas a la empresa que dirige el junior Junco: en varias ocasiones militantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD) realizaron plantones de protesta en la calle Washington y Zaragoza para repudiar lo que llamaron la censura y la exclusión, e incluso amenazaron con demandar ante las autoridades federales el sesgo informativo asumido durante los encuentros.
Pero, así como se llevaron una mala calificación, El Norte se llenó de elogios y aplausos luego de que durante el agarrón de los candidatos de Monterrey, considerado por los internautas el más divertido, las ridiculeces de Adalberto Madero y los desplantes de Patricio “Pato” Zambrano fueron épicos.
Lo mejor fue cuando el aspirante del Partido del Trabajo acusó al panista Felipe de Jesús Cantú de querer “comprarlo” para que se bajara de la contienda. El exalcalde hizo mutis y no le respondió. No hacía falta.
En un seguimiento de la nota, reporteros norteños fueron a la casa del padre del petista Zambrano y descubrieron la verdad de sus dichos: eran una invención total, y aparte, el padre del “Pato” señaló que votaría por el candidato panista, lo que representó un nuevo clavo al ataúd de madera del ex Big Brother en sus segundas aspiraciones de ser alcalde.
Por cierto, en la columna Trascendió de Milenio, primero critican a El Norte por apoyar a Miguel Treviño y en los otros párrafos apoyan a Alhinna Vargas, su ex chica del clima de Multimedios. ¡Bonita cosa!
A FALTA DE NOTAS, RECICLAJE
“Editor que no conoce la historia de su periódico, está condenado a repetirla”.
Así, parafraseando a Confucio, es como puede resumirse lo acontecido en una de las más recientes de El Norte, relacionado con el reportaje o, dígasele de otro modo, notota dividida en un par de días, relacionado con la venta fuera de horario de bebidas alcohólicas publicado en la sección Local.
Ya lo escribía este Apuntador sobre los noticieros de las tres televisoras hermanastras, que cuando no hay notas sobre ejecutados –y más reciente la oleada de calor primaveral-, como temas secundarios usan los baches, el caos vehicular, los problemas en las escuelas o casos sociales, con campañas de recolección de apoyos en especie y dinero.
Bueno, El Norte no es ajeno a la carencia de ideas, y pues le da de cuando en cuando, por reciclarse a sí mismo. Pero mejor leer una excelente reflexión de quien perteneció a la planta de reporteros y conoce bien a bien los entretelones de las mesas de información, Eduardo Rojas, quien publicó este texto, abierto en su muro de Facebook:
“Otra vez el eterno reportaje de venta ilegal de cerveza que publica El Norte.
“Era niño y leí este reportaje. Crecí y luego fui reportero y me tocó hacer este reportaje. Y ahora otra generación de reporteros hacen (sic) el mismo reportaje.
“Es clásico. Se visita a cuanto depósito de cerveza se conoce y se hace pasar por un comprador para adquirir cerveza.
“Desde los años 70s, El Norte crítica la corrupción de los inspectores de alcohol y que el Municipio no hace nada.
“¿Para qué poner horarios a la venta de alcohol?
“Los principios morales de El Norte ya no funcionan en este 2018. Es otra la moralidad que rige la ciudad. Nadie se escandaliza al ver que alguien toma bebidas embriagantes en lugares públicos como La Huasteca, la presa La Boca o el estadio de futbol americano infantil.
“Ya en muchas colonias las personas hacen sus carnes asadas en la calle o banqueta frente a sus domicilios. Pasan las patrullas y solo ven familias conviviendo en paz comiendo carne asada y bebiendo cervezas.
“Yo no tomo cerveza. Pero estoy de acuerdo que se libere los horarios de venta de alcohol. Se acabará la corrupción de los inspectores de Alcohol. También se acabará el reportaje de El Norte.
“Muchos dirán que habrá más conductores alcoholizados. No. Serán los mismos. El que es borracho se alcoholiza con o sin horarios impuestos por el gobierno municipal.
“Los medios de comunicación deben reconocer la evolución moral y ética de los ciudadanos y no imponer su moral a la sociedad”. Hasta aquí la reflexión de Eduardo Rojas.
MILENIO.COM: ABURRIDOOOOO
Renovarse o morir, es la consigna. Pero cuando el cambio no da los resultados esperados, el fracaso podría ser la recompensa inesperada. ¿Mucho rollo? Bueno, eso es lo que quisieron evitar los del portal Milenio.com al modernizarlo y pretender mostrarlo como algo más ameno, ágil y funcional.
Pero no es así. Aunque el portal parece más limpio, menos saturado de imágenes y textos, con mayores espacios a los costados, la interacción con las secciones, los links y los textos de apoyo para las notas y pies de fotos carecen de atractivo, es decir, no llaman la atención al ser todos planos, idénticos. O sea, el internauta no sabe si es un tema de política, o de economía o espectáculos o un anuncio, porque todo luce similar.
Y hay más: en el portal anterior, el cual les duró unos cinco o más años sin muchos cambios, era más fácil acceder a las secciones desde la página de inicio. Ahora no. Si uno quiere ingresar a, digamos, Monterrey, tiene que desplegar una segunda página donde viene el directorio de todos los contenidos, para después, con un tercer click, ingresar a donde se quiere llegar. Si para los jóvenes es una güeva, imagínense para los no iniciados.
Horacio Salazar, uno de los directivos, pidió a través de su página de Facebook disculpas anticipadas por los problemas técnicos que pudiera sufrir – y sufrió- la nueva imagen del portal de Milenio digital.
“Amigos, romanos, conciudadanos, muchos días (y noches) de afanes están culminando en estas fechas, en que lanzamos una versión más versátil, limpia, poderosa, de milenio.com.
“El vehículo requiere todavía ajustes, algunos rincones todavía hay que barrerlos y de pronto la plataforma hace de las suyas, pero si le echan un vistazo sin prejuicios, verán más y mejor. Rechazamos los clásicos comentarios impresentables (como ahora les dicen) y recibimos de buen grado sugerencias y alertas y reportes de fallas.
“Si tienen la paciencia, pueden escribirnos a [email protected]. Si se les queman las habas, pueden comentarnos en nuestras redes sociales. ¡Gracias!”.
Hasta ahí.
El jueves 31 pasado no podía faltar la ridiculez de María Julia “Sinfuente” en su Telediario de mediodía. ¿Y por qué tanta agresión a la señora en esta columna?, se preguntarán algunos lectores.
Está bien que la conductora de Multimedios tenga un público que mayoritariamente no monta a caballo en el Hípico Monterrey ni van a boda al Casino Monterrey, pero eso de querer hacerse la graciosa diciendo que se había encontrado a un gatito afectado por el calor y platicó con él, la verdad no venía al caso para rellenar su programa.
Y siguiendo en la misma empresa de mi camarada Francisco “Pancho” González, que dejó encargada a sus juniors, las nuevas generaciones del área de deportes -¡escucha, Willy González!-, deberá sentarse un día a platicar largamente con Enrique Gómez Junco.
El ex director comercial de Multimedios en los años noventa tuvo la inteligencia de acatar órdenes de “don Pancho” pero, principalmente, organizar todo en su departamento para que la cobertura del Mundial de Futbol de Italia 90 no solamente fuera el primer evento internacional exitoso periodísticamente, sino que generó ganancias nunca antes logradas por la empresa en un evento deportivo.
Fuentes bien informadas dentro de Multimedios en esos tiempos sacaron sus números al terminar el evento futbolero: se gastaron 100 millones de pesos (1 millón de los actuales pesos) en los dos enviados especiales, pero entraron 300 millones (o sea 3 melones) libres de polvo y paja de publicidad.
UN GESTO AMISTOSO INOLVIDABLE
Antes de que este columnista los deje, va un maravilloso texto que el maestro José Luis Esquivel preparó con motivo de su onomástico y que vale la pena compartirlo íntegro:
“Gracias a mis alumnos que me adelantaron unas horas el convivio por mi cumpleaños. Les agradezco ese gesto de amistad y les dedico este texto que el 17 de marzo de 2018, Jorge Ramos, el gran periodista mexicano, residente en Estados Unidos, publicó para expresar su felicidad por cumplir 60 años de edad.
“Imagínense ahora mis amigos si no es motivo de exultación rebasar los 70 y llegar a la etapa de la madurez con una enorme gratitud a Dios y a la vida por cargar todavía con entusiasmo la alforja sobre mis espaldas repleta de todo lo que un ser humano encuentra en su camino. Así es que, modificando parte de lo que hace meses dijo esta figura rutilante de Univisión y columnista de Grupo Reforma, hago mías sus palabras:
“Estoy cumpliendo 72 años y se me ocurren dos ideas: la primera, que se me está acabando el tiempo; la segunda, que he sido muy afortunado en llegar -bien y saludable- hasta aquí.
“Hoy la expectativa de vida para un hombre como yo es de 76 años. Pero espero que pesen más los genes de mi mama -que vivió más de 84 años- que los de mi papá, quien murió a los 29.
“Me van a permitir un poquito de introspección porque es mi vida la que se va. Por más bien que me vaya, tengo que admitir que me queda una o (a lo mucho) dos reinvenciones. Pero todavía le quiero añadir algunos capítulos interesantes a mi vida.
“No he llegado a la época de las despedidas. Tengo la fortuna de trabajar en lo que más me gusta -el periodismo- hace más de cuatro décadas- y la docencia -hace 55 años- y me satisface saber que sigo siendo útil para algo.
“El esqueleto y la mente aún me responden. Y hay, les aseguro, un gran gozo cuando las cosas más básicas funcionan. Trabajo con tantos millennials que algo, espero, se me habrá pegado, pero no pretendo ser lo que no soy.
“Tratar de vestirse como joven es la forma más segura de verse viejo, dice una famosa diseñadora con suma razón. Confieso que he tenido una vida muy intensa. Pero, la verdad, nunca me pude imaginar otra.
“En un viejo cuaderno de adolescente -es decir, de la época de la angustia existencial- escribí las palabras “ser” (uno mismo) y “amar”. Era mi manera de buscarle sentido a la vida. Cursi, seguro, pero me ha servido bien para el resto del trayecto.
“No soy de fiestas. Pero sí soy más feliz ahora que a los 20. Es más fácil ser feliz cuando has hecho lo que quieres, vives de eso y te rodeas de los que te quieren.
“Envejecer es, de hecho, una bendición”, dice Anne Karpf en su magnífico libro “How to Age” (Cómo envejecer). “La idea de que envejecer es un privilegio parece radical en una cultura donde envejecer es visto como una carga”.
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