Falta menos de un año para la elección presidencial y menos de dos para que el presidente Enrique Peña Nieto entregue la banda a su sucesor; y pocos dudan que el mexiquense pasará a la historia NO como el gran transformador que buscaba ser, sino como el exmandatario en cuyo período se registraron más muertes violentas.
Nadie duda que la estrategia de los mercadólogos cercanos al Gobierno federal es fallida y está totalmente fuera del sentido común, al bombardear a los mexicanos con millones de spots a lo largo y ancho de los dos millones de kilómetros cuadrados que mide nuestra república, con la narrativa poco empática de “contar lo bueno”, cuando día a día muchos son bombardeados y masacrados por los grupos criminales.
Y, aunque el gran “error” del expresidente Felipe Calderón Hinojosa fue “oficializar” el combate frontal al crimen organizado, llegando a vestirse con el clásico uniforme verde olivo en su arenga patriótica en contra de los “Bad-Mens”, como dijera Donald Trump, lo cierto es que los números fatales de muertos en México serán superados ampliamente al cerrar el actual sexenio.
¿La paradoja?
Nunca antes se había gastado tanto dinero en la lucha contra los criminales con tan pobres resultados, lo que confirma que no solamente fue fallida la estrategia en propaganda política, sino que también lo fue la aplicada en materia de seguridad pública.
Al iniciar el sexenio, los mercadólogos buscaban posicionar a Peña Nieto como el gran transformador de México, estrategia que siguen aplicando sin percatarse que la gente los ve y escucha como los pasajeros a los músicos del Titanic mientras se hundía en el Océano Atlántico.
Es obvio que subestimaron la violencia al asumir erróneamente que con simples estrategias de mercadotecnia política podrían revertir la percepción de inseguridad, lo que lograron en un principio, pero la realidad de los hechos es que tiraron por la borda los miles de millones de pesos gastados en eso.
Las cifras de homicidios ya NO encajan en esa narrativa, ya que incluso los hechos violentos se dejan sentir de manera más frecuente en centros turísticos, tradicionalmente “blindados”, como Los Cabos, Cancún, Riviera Maya, Puerto Vallarta, o en estados como Colima, en donde presumían de tener una criminalidad cero.
Antes, la violencia se mantenía encapsulada en regiones como Guerrero, Tamaulipas, Chihuahua, Baja California Norte, Veracruz y Nuevo León, por citar algunos; ahora se registran ejecuciones, atentados, secuestros, homicidios en el transporte público, asaltos a casas con sus moradores dentro, todos los días, a todas horas, en todo México.
Como dicen en el rancho: “para que sea caldo de papas, tiene que tener papas”, y en el caldo del Gobierno federal olvidaron poner las papas, asumiendo que, al igual que lo hicieron al fabricar la candidatura desde el Estado de México, y repetirlo en la campaña, con mercadotecnia era suficiente.
Y es obvio que la gobernabilidad deficiente en diversos rubros terminó por neutralizar los objetivos buscados por los mercadólogos, llegando al grado de que en este momento, cualquier estudio de opinión pública serio ubica al Partido Revolucionario Institucional en un nada motivante tercer lugar en las preferencias de los mexicanos rumbo a las elecciones que se realizarán dentro de 10 meses.
En su campaña, Peña Nieto logró el triunfo al saber vender una narrativa de oposición, asegurando que cambiaría a México al transformarlo en una economía globaal y líder en rubros como energía, educación, telecomunicaciones, apertura comercial, entre otros. Nadie duda que le funcionó un tiempo, pero la realidad es contundente.
Lo preocupante no es que en los primeros seis meses de este año se hayan registrado más homicidios a nivel nacional que en el mismo período de los últimos 20 años, con lo que el 2018 pasará no sólo a ser el más violento en la historia de México, sino que se fortalece un clima de encono, nada deseable, por parte de los ciudadanos hacia sus autoridades.
Basta con mirar lo sucedido en días pasados en Chiapas, cuando un numeroso grupo de ciudadanos declararon “persona NON GRATA” al mismito presidente de México, propiciando una retirada estratégica por parte del equipo de Peña, antes de que se realizara un enfrentamiento con resultados poco imaginables.
Y aunque el equipo gubernamental intenta día con día seguir vendiendo la idea de que México está mejor que hace cinco años, la realidad los rebasa, ya que es precisamente la percepción que buscaron fabricar a su favor la que ha terminado por convertirse en la piedra rodante que amenaza con pasar encima del PRI en las elecciones del 2018.
¿Lección aprendida?
Sencillamente, aire NO compra tierra.
Parece que olvidaron una premisa en la mercadotecnia política, tan utilizada por ellos, que mientras la Fuerza Aérea abre senderos, es la Infantería la que gana las batallas. Es decir, ningún gobierno tendrá éxito en base a repartir billetes en campañas publicitarias, mientras que los resultados NO sean palpables por los ciudadanos.
Para muchos, que bueno que ya se van…para otros, que malo que ya se van.