Debo decir que me siento aliviado de que por fin se acabaron las campañas. En lo personal sentí que este proceso electoral fue larguísimo, fastidioso y muy cansado.
Sería redundante abundar sobre el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, la forma en la que se dio y los motivos que lo generaron; quizás lo más interesante es darse cuenta que en este 2018 las campañas de odio, miedo y mentiras que tan buenos resultados le dieron al PRI y el PAN en el 2012 simplemente ya no funcionan.
Es cierto, las redes sociales volvieron a convertirse en rings de lucha libre donde amigos, parientes y conocidos pelearon en una super libre donde se valía de todo.
Como siempre sucede en estos casos, amistades se perdieron, parentelas se alejaron y más de dos tuvieron que ir al médico para atender dolencias en el hígado generadas por tanto coraje que hicieron.
Pocos, muy pocos, recordaron que más allá del primero de julio era inevitable la llegada del día dos.
Al final, como siempre sucede, alguien ganó la elección y los mexicanos seguimos igual, con nuestros mismos problemas, angustias y alegrías.
Sin embargo algo ha cambiado en la sociedad mexicana que hoy, más que nunca, debe de entender que se encuentra ante la valiosísima oportunidad de convertirse en agente de cambio que ayude a mejorar las cosas en este tan golpeado México.
Es cierto, hay muchas personas enojadas con el resultado en las urnas y no quieren saber nada del próximo gobierno federal que será encabezado por Andrés Manuel López Obrador y su equipo.
La cuestión es que están ignorando que, por más que les disguste, López Obrador será el titular del Poder Ejecutivo durante los próximos seis años y va a necesitar del apoyo de todos los mexicanos para poder lograr el cambio que todos estamos esperando.
La campaña ya terminó y es momento que las dejemos a un lado las disputas políticas pues lo que está en juego es el futuro de nuestros hijos.
Tampoco se trata de que los mexicanos nos debemos de volver paleros, cómplices de un sistema ineficiente que no le está brindando resultados al país… eso fue precisamente lo que nos metió en este relajo.
Se vale ser crítico, es importante cuestionar, exigir, demandar respuestas y que se cumplan las muchas promesas que López Obrador y su equipo hicieron a los mexicanos.
Es más, es en este momento cuando tenemos que ser más críticos que antes, pues quienes pusieron a López Obrador en la silla presidencial tienen que exigir que cumpla con lo que dijo y quienes no, que haga su trabajo.
Hoy más que nunca el PRI y el PAN están ante la oportunidad de, por primera vez en su vida, convertirse en una oposición responsable, que critique cuando haya que hacerlo pero también trabaje para sacar adelante del país.
Los priistas y panistas tienen la oportunidad de callarnos la boca a los más de 24 millones de mexicanos que no votamos por ellos pues consideramos que son unos corruptos parásitos del sistema.
Hacerlo no es dividir, es trabajar en un objetivo común que es sacar a México de la ruta funesta que la han metido neoliberales, corruptos y traidores a la patria desde hace más de 30 años.
El momento es ahora.