Nadie duda que en seis meses del gobierno de Enrique Peña Nieto, los cambios en el país han sido marginales; salvo el golpe que más bien sonó a revancha contra Elba Esther Gordillo, en el resto de las variables los resultados son más bien escasos y se perciben como una cierta continuidad de las acciones implementadas durante el mandato del ex Presidente Felipe Calderón. Aunque muchos pudieran asegurar que seis meses pueden parecer poco tiempo, el actual gobierno lleva ya casi un 10 por ciento de su periodo, por lo que no podemos seguirlo considerando como novato, menos aún cuando sus integrantes llevan ya años y años en el sector público. Salvo algunas variables positivas en materia de combate a la inseguridad, temas como las protestas en diferentes partes del país, el estancamiento del crecimiento económico, los cuestionamientos a miembros de su equipo por abusos en el quehacer gubernamental siguen latentes, por lo que si se debieran poner velitas en el pastel por los seis meses de gobierno federal, estas debieran formar el nombre de: Reformas.
Y el betún debiera llevar el nombre de: Pacto por México.
Porque como dijera Pitágoras: “las matemáticas NUNCA mienten”… No obstante las reiteradas posturas publicitarias, las constantes reuniones con gobernadores, académicos, empresarios, grupos sociales; el gobierno de Enrique Peña Nieto simple y sencillamente NO puede negar lo que los mexicanos perciben en las calles, en los supermercados, en los restaurantes, etc.
Simple y sencillamente la economía no avanza, por lo que el Banco de México tuvo que ajustar sus expectativas de crecimiento a la baja; de una estimación del 5 por ciento, a cerca de un 3 por ciento. Esto ha propiciado que el mismo Presidente Peña haya tenido que “adelantarse” y aceptar que los resultados de ninguna manera son “satisfactorios” para un gobierno que apenas empieza y que trata de venderse ante los mexicanos como un gobierno “en Movimiento”. ¿En Movimiento hacia dónde? ¿Hacia atrás, hacia abajo, hacia los lados?
Porque pareciera que, al menos en estos seis meses, ese movimiento no se registra precisamente hacia adelante. La historia registra hasta ahora cinco grandes momentos del actual gobierno: los disturbios registrados el 1 de diciembre en plena Toma de Protesta, la firma del Pacto por México, al día siguiente, los graves cuestionamientos al sistema penal con la liberación de la francesa Florence Cassez vía “fast track”, el 23 de enero; la explosión en el edificio de Pemex, el 31 de enero y la detención de Elba Esther, el pasado 26 de febrero.
Nadie duda que el Pacto por México es la principal divisa política para el actual gobierno, pero intentar que un grupo de “notables”, mismos que no tienen ningún futuro asegurado entre sus propios correligionarios, sean las bases que lo mantengan a flote, suena un tanto iluso y limitado. A pesar del desfase en la presentación de las Iniciativas para las Reformas Estructurales, ya se logró la aprobación de aquellas que tienen que ver con los temas de educación y telecomunicaciones, estando en proyecto la financiera. En el tema económico tampoco nadie duda que al menos, Peña Nieto lo está intentando; como queda de manifiesto con sus ocho viajes al extranjero para cabildear ante los organismos globales la candidatura de Herminio Blanco al frente de la Organización Mundial del Comercio, con resultados vanos al ganar la competencia el brasileño Roberto Valadez.
Reformas en La Ley de Amparo, la Ley de Atención a Víctimas, la nueva Ley de Explotación Minera, ya quedaron aprobadas, pero aquellas como la creación de un Código Penal Nacional, los Gobiernos de Coalisión, la transformación de Petróleos Mexicanos en una empresa productiva, y la Toma de Protesta el 15 de septiembre para acortar el Periodo de Transición, siguen en espera de de su aprobación.
Actitudes cínicas y hasta desvergonzadas por parte de gobernantes priistas como en Veracruz, Quintana Roo y Durango, por ejemplo, no suman a los esfuerzos que se realizan para tratar de venderle a los mexicanos que ahora gobierna un “Nuevo PRI”. Aunque los estrategas gubernamentales intentan de manera reiterada “venderse” ante los mexicanos como unos verdaderos transformadores, no basta tapizar de anuncios y pautas comerciales los medios de comunicación con anuncios sugestivos, para que la percepción de la ciudadanía les sea positiva.
El experto en Mercadotecnia Política y el gran promotor del dictador Hitler, Joseph Goebbels; en uno de sus Tratados sobre el tema siempre sostuvo que para conocer verdaderamente la opinión de la ciudadanía, no era necesario la contratación de grandes empresas de Consultoría mundial… Simple y sencillamente era suficiente con acudir a un mercado, restaurante, abordar un taxi para escuchar a los ciudadanos opinar en los temas relacionados con la imagen de los gobernantes. Y así como dijera el fallecido Luis Donaldo Colosio, no basta con que las finanzas estatales estén saludables, mientras que eso no se refleje en los bolsillos de la ciudadanía, no se logrará cumplir como gobierno. ¿Para qué queremos un dólar barato con un crecimiento económico marginal? Seis meses pareciera poco para un nuevo gobierno que dura seis años, sin embargo, para un equipo político que busca mantenerse en el poder mucho más que eso, definitivamente… que ya van tarde… ¿qué pensarán los mexicanos de Enrique Peña Nieto, en estos seis meses de Gobierno? ¿Que él es un Gran Transformador?… ¡o que es PAN con lo mismo!
Muchas gracias
[email protected]