
Si en 2022 en Europa murieron 16 mil 300 personas por la ola de calor, según cifras admitidas por autoridades de diez países, ¿debemos creer que Tamaulipas y Nuevo León -en exactos 18 días- apenas suman 34 decesos en quince días de altas temperaturas?
Cierto, en el norte del país la población está acostumbrada a soportar temperaturas que alcanzan o superan los 40 grados. Sin embargo, a como está el interminable pleito entre los poderes, ahora se empieza a dudar sobra la contabilidad de difuntos que refieren las autoridades estatales de salud.
De nuevo como pasó en dos años de pandemia, las cifras de defunciones vuelven a ser tema de polémica y confrontación. Y no se trata de defender a ninguna de las partes, sino que salga a luz la verdad de cuántos en Nuevo León han muerto como consecuencias de golpes de calor.
Desde el jueves 8 de junio hasta el lunes 26, los termómetros en la zona metropolitana no bajan de 35 grados centígrados, y han subido hasta 42 a la sombra, con una sensación térmica que llegó a 50 grados bajo el sol cuando la temperatura alcanzó la cifra máxima.
Ante esa situación, el gobernador Samuel García anunció, primero, que las escuelas sin abanicos, aire acondicionado y servicios básicos como agua y drenaje reducirían su horario a dos horas, y días después informó que el calendario escolar concluiría el próximo 29 del presente mes, y no hasta el 19 de julio “por una cuestión de salud pública y para no arriesgar a los niños ante el calor extremo”.
“Pero por un cuidado a los niños y niñas que son prioridad decidimos que no valía la pena arriesgar su salud, y escuchando a todos los sectores, a los papás, sobre todo, expertos, a los líderes sindicales, a los maestros, hemos decidido cerrar el 29 de junio, es decir, el jueves termina la obligatoriedad de clases a nuestros niños”, dijo el mandatario.
Pero antes de su anuncio ya se había levantado la voz por la supuesta inacción del gobierno para proteger a menores y adultos mayores de las consecuencias del calor extremo. Y los primeros fueron los alcaldes del Pacto Nuevo León representados por César Garza, de Apodaca; Cristina Díaz, de Guadalupe, y Daniel Carrillo, de San Nicolás.
Los ediles urgieron a Samuel García emitir una declaratoria de emergencia para la entidad por la intensa ola de calor y que ya había cobrado la vida de ciudadanos.
En rueda de prensa el jueves 22 sentenciaron que las altas temperaturas trajeron una crisis en el servicio eléctrico de la zona metropolitana, que ya lo convirtió en una problemática de salud y de protección civil.
“Nos preocupan las declaraciones del gobernador, al decir que en los próximos días la situación va a mejorar. Sentimos que esta forma de minimizarlo es no darle la importancia necesaria”, sentenció César Garza.
Para mitigar el extremoso clima, cada munícipe abriría centros de refugio, en los que los habitantes podrán protegerse del calor, especialmente la población vulnerable.
Los ediles instalaron en distintos puntos de los municipios centros de hidratación para ofrecer agua y ayuda médica a quien lo necesite, como también lo hicieron en Monterrey Luis Donaldo Colosio; en Santa Catarina Jesús Nava; en Juárez Francisco Treviño; en Santiago David de la Peña, y en Escobedo Andrés Mijes, entre otros.
Y mientras algunos medios publicaban que el Semefo del Hospital Universitario y las funerarias estaban saturadas porque en Nuevo León se estaban muriendo 80 personas diarias por golpes de calor, la Fiscalía de Nuevo León, sobra decir que no es aliada de Samuel García, también fijó su postura.
Durante la última semana de calor (del 19 al 25 de junio) el Servicio Médico Forense de Nuevo León (Semefo) se saturó por la llegada de 250 nuevos cuerpos que las autoridades analizan si están relacionados con las altas temperaturas.
Eso lo declaró el martes 27 el vicefiscal Luis Enrique Orozco, quien precisó que había retraso en la entrega de cuerpos, principalmente de personas de la tercera edad.
De acuerdo con Orozco, antes de la ola de calor se contabilizaban 80 cuerpos a la semana, cifra que se disparó hasta 259 durante los días de altas temperaturas.
El miércoles 21, la secretaria de Salud, Alma Rosa Marroquín, señalaba que se estaban investigando las casi 20 muertes ocurridas durante la actual ola de calor, pero resaltó que pueden tener diferentes causas, por lo que aún se espera la confirmación de la autopsia de ley.
La funcionaria precisaba que dichas muertes podrían estar relacionadas con infartos, desequilibrio metabólico, golpe de calor o alguna otra razón.
Lo único cierto es que como todavía no empiezan las campañas por algún puesto de elección popular, no se ven a los candidatos y candidatas entregando sueros, agua embotellada, sombrillas y otros artículos como pasó en la pandemia por el Covid-19.
Será hasta el domingo 30 cuando el termómetro baje a 34 grados como temperatura máxima con posibilidades de lluvia. En espera de otra racha igual o peor cuando empiece la canícula el 3 de julio y acabe el 11 de agosto.
Y si las lluvias no llenan las presas de Nuevo León, habrá motivos suficientes para una crisis del agua como en 2022, aunque las autoridades apuestan a que no sucederá cuando se abra la llave del acueducto El Cuchillo II.
Que, por cierto, todavía está en duda de que el presidente Andrés Manuel López Obrador venga a su inauguración en agosto como estaba previsto, por retrasos en las obras a causa de fugas en El Cuchillo I, pantanos y nivel friático.
O sea, que esa fiesta todavía tendría que esperar unos meses.