
Durante el pasado mes de diciembre, Europa, como el resto del mundo, se libró al tradicional ejercicio de remembranza de los acontecimientos ocurridos durante lo que ahora es el año pasado. Entre ellos, los canales de televisión, revistas y periódicos resaltaron a los personajes más emblemáticos del 2013 por su impacto – positivo o negativo – sobre la actualidad de cada país.
Viendo un poco los personajes más mencionados en los distintos países europeos, queda claro que no solamente los países católicos están de acuerdo para subrayar el fortísimo impacto que tuvo la elección del papa Francisco, pues para muchos vino el argentino a dinamitar una institución clerical esclerosada por sus tensiones internas y sus escándalos. En efecto, en distintos campos sensibles de la Iglesia católica, Jorge Bergoglio rompió paradigmas de silencio y tradicionalismo, creados y reforzados por sus antecesores; sea en la sanción de las riquezas indebidas de algunos de los más altos clérigos, en su declaración de humildad frente a los homosexuales, en el reconocimiento y la denuncia de los múltiples casos de pedofilia que convulsionaron a la Iglesia en los últimos años, o también en los casos de espionajes dentro del mismo Vaticano.
Sin embargo, y a pesar de la inesperada personalidad del nuevo papa, creo que es en otras polémicas de espionaje que encontramos al personaje más relevante del año 2013 para Europa, en la persona de Edward Snowden. Es difícil no haber escuchado el nombre de este joven ex colaborador de la NSA (la agencia de seguridad nacional de los Estados Unidos) que reveló al mundo cómo nuestro vecino espió a sus propios dirigentes, a sus vecinos americanos (en primer lugar de los cuales Brasil y México) y a sus – teóricamente – aliados europeos, instrumentalizando la supuesta lucha contra el terrorismo que lleva a cabo su país.
Aunque se confirmó ulteriormente que muchos de estos “aliados” le ayudaron en su empresa de vigilancia global (ya se demostró que países como Francia participaron a estas maniobras de espionaje hacia otros países), las revelaciones explosivas de Snowden y su explicación precisa de la mecánica de espionaje que desarrolló el país más poderoso del mundo me parecen tan relevantes como para valerle a su autor el título honorífico de hombre del año 2013. El impacto geopolítico del “asunto Snowden” podría ser tremendo en el futuro de las relaciones euroamericanas. Veo difícil – por lo menos a corto plazo – que los europeos más afectados por este procedimiento obviamente ilegal puedan restablecer una relación de confianza bilateral con el pretendido “amigo” norteamericano. Por ejemplo en el caso de Alemania – el líder geoestratégico de Europa – arduamente me figuro a la canciller Angela Merkel colaborando estrechamente con Obama hasta el final de su mandato después de haberse enterado que la NSA vigiló clandestinamente su teléfono celular personal.
El asunto no quedó ahí y la Comisión Parlamentaria de las Libertades Civiles del Parlamento Europeo abrió la puerta a una posible audición de Snowden, quien se encuentra actualmente refugiado en Rusia. La videoconferencia tendría lugar en abril, pero requiere todavía del aval de la mayoría de los eurodiputados. Recordemos que el año pasado, la vicepresidenta de esta Comisión Viviane Reding agradeció públicamente a Snowden por sus revelaciones.
Los Estados Unidos reaccionaron duramente ante esta posibilidad, pues para algunos miembros conservadores del Congreso estadounidense, Snowden sería un “traidor”. Asimismo, Mike Rogers, ex agente del FBI, afirmó sin reírse que escuchar a Snowden “no estaba a la altura de la dignidad” del Parlamento Europeo. Rogers considera probablemente “dignas” las escuchas ilegales que violaron los derechos individuales de millones de personas…
Pero más allá del impacto desastroso en las relaciones bilaterales de las revelaciones explosivas de Snowden, lo acontecido constituye probablemente una oportunidad para reflexionar sobre el papel de la tecnología que nos libera a la vez que nos aliena. Igualmente, constatamos el cambio de naturaleza del poder en el sistema mundial actual, pues un pequeño grupo que controle las herramientas tecnológicas de dominio en un país (una agencia de seguridad en este caso) puede otorgarse el derecho de usar estas técnicas en total ilegalidad – e impunidad hasta la fecha – para espiar por todos lados y a cualquiera, según el sentido de sus intereses mercantilistas, ideológicos o tribales, en contra del beneficio común.
Gracias al valor admirable de un hombre que tomó tremendos riesgos para denunciar públicamente los abusos de un sistema, los ciudadanos europeos estamos enterados del juego sucio paradiplomático al que se libraron nuestros dirigentes cómplices del espionaje del Viejo Continente desde hace años. Así que sin duda: Snowden, ¡hombre del año 2013 en lo que a los europeos respecta!
[email protected]