Cuando hablo de que El Paraíso mexicano, también conocido como Cancún, se encuentra enlodado, no necesariamente me refiero a las recientes lluvias que propiciaron severas inundaciones en ese hermoso puerto. Más bien nos referimos a la tremenda “guerra sucia” que se libra a escasos días de las elecciones municipales y al Congreso local, en donde cual encuentro entre el Huracán Ramírez contra el Mil Máscaras, sin faltar el consentido Santo, pareciera que en el paradisíaco cuadrilátero se vale de todo.
“Piquete de ojos”, “hurracanadas”, “más llaves que en cualquier cerrajería”, “patadas voladoras”, “estirado de patillas”, y todo lo que en el mundo de la lucha libre se valga… o sea TODO. Mientras que en el centro del ring, sale a relucir la figura del famosísimo réferi conocido como El Tirantes, quien se comporta, como si estuviera dirigiendo una lucha auspiciada y “arreglada” por Don King, y solamente está a la espera de que el presagio se cumpla y, como siempre, falle para que ¡¡¡GANEN LOS BUENOS!!!
O al menos ganen los que el señor empresario y actual propietario de la Arena Quintana Roo quiera… pero ¡aguas! Porque en la primera fila se encuentra un personaje de copete levantado que mira y mira y sólo atina a apuntar en su libretita y realiza una serie de llamadas telefónicas a una oficina en Bucareli… Pero de repente aparece el lodazal por todos lados y la lucha se torna ahora en un enfrentamiento de todos contra todos, y el lodo y sudor de los participantes termina por ensuciar hasta los espectadores que ya no saben qué hacer.
Y entonces sucede lo inesperado: ¡Sálvese quien pueda! Y resulta que ahora los ratones ya no quieren queso sino salir de la ratonera… Aunque esta reflexión editorial parece más crónica deportiva, la verdad de las cosas no atino como decirlo de otra manera y confirmar lo que siempre he sostenido: ¡En política NO existen amistades… EXISTEN INTERESES!
Y bajo la premisa maquiavélica que sostiene que “es más SEGURO ser TEMIDO que AMADO”, la tremenda pugna que sostienen los grupos de poder en el estado de Quintana Roo, se antoja de pronóstico reservado. Porque es un hecho que alguien busca sembrar el terror entre un grupo de personajes influyentes que amenaza “brincarse las trancas”, ya que ¿quién puede asegurar que NO existan más videos en algún lugar de la nube cibernética?
Nadie duda y mucho menos cuestiona que la recomposición nacional iniciada en diciembre pasado obligatoriamente pasará, pasando el 1 de diciembre, por Quintana Roo, Veracruz, Nuevo León y Coahuila, en una primera fase. Entonces ¿por qué el interés sorpresivo de que se sepa a nivel nacional los enjuagues sostenidos por el ex alcalde de Cancún, Jaime Hernández Zaragoza, y el actual Julián Ricalde Magaña?
¿Quiénes son los beneficiados? ¿El Gobierno del Estado, el PRI, el PRD, el PT, el PAN?
La realidad es que esos ahora famosos videos en los que se ven AMBOS políticos, el saliente y entrante, negociando con fajos de billetes un supuesto acuerdo ante el Cabildo, como si se tratara de la compra de abarrotes en cualquier estanquillo de la esquina, son la confirmación de que la “Guerra Sucia” llegó para quedarse. Es un hecho que el actual mandatario, Roberto Borge, por ningún motivo perderá de nuevo posiciones claves en Quintana Roo y menos Cancún, la “Joya de la Corona”, quien es hoy por hoy un bastión perredista con una alianza panista marginal. ¿Habrá aprendido el actual mandatario esta recomposición política nacional, o simplemente sigue jugando a las vencidas buscando acabar con TODO lo que no huela a su grupo, sin importar el color de sus “contrincantes”?
En la clase política local, todos saben que el Grupo de poder actual tiene enemigos azules, amarillos, rojos, tricolores…como en botica, hay de todo en el equipo “de enfrente”.
Y más allá de buscar todo tipo de justificaciones infantiles, la realidad que muestran los videos nadie puede soslayarla; ambos personajes deben rendir cuentas, al menos a la autoridad fiscal. El SAT debe citarlos de inmediato para confirmar de donde salió tanto dinero, en una abierta violación a las leyes fiscales, ya que todos tenemos claro que para cualquier transacción financiera deben existir facturas que la avalen, con su respectivo pago de impuestos.
Porque en los videos en ningún momento se escucha a los personajes hablar de cubrir sus impuestos respectivos, como el Impuesto al Valor Agregado o menos el Impuesto Sobre la Renta.
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