
Rosa María es chilanga, sin que lo tomen a mal, así se les dice a los capitalinos de por allá, en un tiempo quesque “donde están los colorados”. Son adorables.
Ella estudió unos años comunicación en la UNAM y hasta tiene sus dotes de influencer, ahora que promueve en redes sociales sus productos. Les recomiendo el champú de Farmasi, es buenísimo y huele rico.
Pos esta semana fuimos a la CDMX y no deja de sorprenderme su actividad intensa cultural y el estilo de vida de nuestros queridos amigos capitalinos.
“Sí conozco la Ciudad de México. No me gusta, me estresa su tráfico”, me dijo una alumna de la UT, la única del grupo de 25 que ha ido por allá.
Es cierto, el tema del tráfico es tema cotidiano. Para vivir allá tienes que vivir pegado a las aplicaciones de Wase o Google Maps, que te aconsejan hacer atajos para “ahorrarte” unos minutos de estrés.
Ahora que se caso nuestra sobrina Deyra con Beto, en un lugar cercano al Zócalo, ya sabrán que tienes que salir con varias horas de anticipación, pero aún así no librarás un “atorón” de tráfico, de repente sientes que no avanzas como en el cuento de Julio Cortázar, donde en definitiva tienes que salir a caminar por las calles.
La gente nos miraba con curiosidad, por la elegancia de los visitantes. “Qué guapos”, comentaban.
“Es que ya vamos a llegar”, dijo Óscar, pero como siempre íbamos raspando el tiempo, con el miedo de que se le rompieran los tacones a las invitadas y hasta se les cayera el peinado de salón por tanto calor. En estos días los capitalinos se quejan por “sufrir” un clima cercano a los 30 grados.
Eso no es nada. Deberían sentir lo que son más de 40 grados en la border. Con sensación térmica de 45. Es un horno, aunque en estos días algunas lluvias han refrescado el ambiente, de manera agradable, lo suficiente para soportar las filas eternas para cruzar los puentes internacionales de Anzaldúas o del Reynosa-Hidalgo.
Ya saben las revisiones de la Guardia Nacional por la búsqueda de drogas como el fentanilo, por la presión del controvertido Donald Trump, han provocado más estrés con los automovilistas en la border.
Pero eso no es nada comparado para los parientes de la capirucha. Eso es todos los días. Por ello tienen que anticiparse a sus vueltas diarias, para ir al trabajo o sus salidas en la little night, osea nochecita.
Si no conoce la CDMX, le recomiendo que vaya en sus próximas vacaciones. No se fije en el tráfico, sino en la variedad de opciones culturales, de museos como el de Antropología, el Castillo de Chapultepec, el Centro Cultural Los Pinos o simplemente vagar por las calles del centro y tomarse un rico café con un pastel deli que sólo lo hacen allá.
Y no te digo brody que pidas unas chalupas, tlacoyos, pastes rellenos, quesadillas de guisados acompañados de una rica horchata o agua de jamaica.
Yo soy regio, pero vivo en Reynosa y amo a la Ciudad de México. Y no sólo porque la Rosa María nació allá. Hay muchas sorpresas por descubrir, sobre todo las quesadillas de flor de calabaza. Atrévase a comprobarlo.