
Inicia el nuevo gobierno, encabezado por Rodrigo Medina, con grandes metas y rezagos provocados por la crisis financiera y la inseguridad nacional que deberá enfrentar el equipo del gobernador entrante en medio de un torbellino de reclamos sociales.
El escenario que le espera es el que ha dejado en el imaginario colectivo su antocesor, José Natividad González Parás.
Cuánto de lo que se dice es parte de la percepción producida por diversos actores políticos a través de los medios de comunicación y cuánto tiene su argumento en la realidad social.
Rodrigo debe partir de un análisis de contenido mediático para pasar a la envidiable propuesta de imponer su agenda de medios, toda vez que los voceros de sus principales críticos no pueden jactarse de haber influido en los electores para llevarlo al triunfo.
Toca al equipo de asesores políticos y mediáticos del propio Rodrigo Medina establecer una agenda de medios atractiva, innovadora y convincente, que le permita al nuevo gobierno manejar los temas de mayor interés para que su administración le produzca un posicionamiento real y positivo a las propuestas que espera la sociedad.
Para el nuevo gobernante no hay luna de miel, sus críticos y adversarios no le dieron tregua al ganar las elecciones del pasado 5 de julio de 2009.
El gobernador, Rodrigo Medina, necesita generar confianza entre los habitantes, sobre todo los que habitan en los círculos más críticos a su partido y a su naciente gobierno.
Tenemos frente al nuevo gobierno un escenario inédito, porque siempre al mandatario entrante se le daba un tiempo perentorio para demostrar capacidad y dar resultados.
Con Rodrigo parece ser diferente, apenas terminó la campaña y ya empezaba a recibir la metralla de sus oponentes, comenzando por su contrincante panista, Fernando Elizondo, quien públicamente no reconoció el triunfo, inobjetable en las urnas, de Medina.
Siguieron algunos críticos “civiles” y diputados de la legislatura que se fue y le siguieron los congresistas del PAN que llegaron.
A estos actores políticos le han acompañado otros agentes de poder e influencia incrustados en cámaras empresariales y en medios de comunicación que buscaron cuestionar a Rodrigo sobre temas como el de la inseguridad, cuando el responsable del gobierno aún era José Natividad González Parás.
Rodrigo cabalgó a lo largo del proceso de transición con bajo perfil, aconsejado o no, le resultó, porque no entró en polémicas ni en confrontaciones.
Hoy le toca dar la cara a todos los cuestionamientos que sobre el gobierno que encabeza le habrán de llegar.
Su virtud para dar resultados puede estar en los colaboradores que le acompañarán en esta difícil tarea de gobernar, pero también puede ser su gran talón de aquiles.
Generar confianza a través de un proceso de comunicación eficiente con la población debe ser una de sus máximas. Si permite que otros se comuniquen mejor que su gobierno con la pobación crecerá el número de críticos.
Hoy las condiciones políticas demandan gobernantes que sepan comunicar lo que los gobiernos hacen en su beneficio, lo que se hace en perjuicio gana más adeptos.