
Antes del 15 de marzo Jaime Rodríguez Calderón andaba como “Pedro por su casa”, despreocupado y desamparado -literal sin un amparo contra una probable detención-, sin embargo el ex gobernador de Nuevo León fue recluido al Cereso de Apodaca donde, hasta el cierre de esta edición, deberá enfrentar su proceso tras las rejas.
¿Pero cuál fue la culpa que cometió “El Bronco” para que fuera preso a petición de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (FEDE) del Estado? Respuesta inmediata: “Haber recibido aportaciones de dinero cuando había una prohibición legal” para su malograda campaña presidencial en 2018.
Es decir, lo que tanto presumió El Norte sobre su investigación de las llamadas Broncofirmas no fue el motivo de su encarcelamiento, pues en agosto de 2020 la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) invalidó el acuerdo del Congreso de la Unión que buscaba su destitución por supuestamente desviar personal de Gobierno para esa razón.
Haciendo memoria, ese periódico cuyos directivos de apellido Junco primero aplaudieron (googlear para ver las fotos) la elección del primer gobernador independiente en la historia del Estado, conforme pasaron los meses se convirtió en el enemigo number one de Rodríguez Calderón.
Ese sorpresivo revire de El Norte -que pasó del amor al odio- definió su línea editorial para intentar tropezar al entonces gobernador. Y fue en 2018 cuando publicó que empleados estatales fueron utilizados en horarios de trabajo para recabar firmas que exigía el INE para ser candidato presidencial.
Tras entregar la estafeta a Samuel García Sepúlveda, se dice que “El Bronco” se confió al prescindir -y sin liquidar honorarios que aún debía-, al despacho de abogados que lo defendió cuando la SCJN lo exoneró por las llamadas Broncofirmas.
Esa soberbia -o hasta inocencia-, del originario de Galeana de creer que la justicia de Nuevo León le hacía “lo que el aire a Juárez” vino a ser su tumba, por así decirlo, porque la FEDE lo detuvo por el delito de recibir dinero ilegal en su intento de descarrilar a Andrés Manuel López Obrador.
Ahí las dudas que andan en el aire en estos días: ¿qué pruebas documentales en transferencias bancarias recibió; qué grabaciones en audio o video escuchó o vio el juez de la parte acusadora para mantenerlo en la cárcel; qué testigos que fueron sus colaboradores se ofrecieron a ‘ponerle el dedo’ para salvar su pellejo?
Por cierto, llamaron la atención las declaraciones que hizo Samuel García días después de volver de descanso, cuando se refirió a que también serían investigados los ex secretarios de Salud, Educación y Movilidad.
Lo que llamó la atención es que el gobernador no se refirió a uno de los personajes más cercanos al imputado: Enrique Torres Elizondo.
Para hacer memoria, Torres Elizondo tuvo un papel protagónico desde que “El Bronco” buscó las firmas para convertirse en aspirante independiente a la gubernatura. Y una propiedad suya, ubicada al la avenida Raúl Rangel Frías antes de Paseo de los Leones, fue cuartel general de la causa independiente.
El poderoso ex funcionario empezó el sexenio como secretario administrativo, luego fue director de Agua y Drenaje, y finalizó como secretario de Gobierno. Y con toda ese bagaje y cercanía con Rodríguez Calderón, amén de que encabezó dependencias donde se manejaron muchos intereses políticos y millones de pesos; se salvó de los misiles lanzados por el gobernador naranja del martes 22… y hasta el momento. Mañana Dios dirá.
“Esta es la punta del iceberg. Nos dolía mucho que estos sinvergüenzas hayan robado en todo, inclusive en áreas sensibles. Qué ser humano se le ocurre robar con pruebas Covid en épocas de muerte por el bicho; a qué ser humano se le ocurre robar con escuelas prefabricadas y dejarlas sin servicios, y también tenemos casos que más me duele: en el DIF, también en el DIF robaron”, comentó García Sepúlveda.
“Para los servidores públicos que cometen actos de corrupción, abuso de autoridad y que desligan programas sociales como los de educación, salud y DIF, es prisión preventiva oficiosa. Entonces ¡por supuesto! que van a estar viendo muchas más carpetas”, enfatizó el mandatario.
Y remató: “La corrupción que se dio durante el gobierno encabezado por Jaime Heliodoro “N” es interminable, y aunque el principal está detrás de las rejas, falta investigar a los ex secretarios empezando por el de Gobierno, el cual fue gobernador sustituto, además el de Movilidad, Salud y Educación, y ahí vamos, respetando las autonomías de las fiscalías”.
Otro a quien Samuel García trae entre ceja y ceja es al desaparecido Manuel González Flores, ex secretario de Gobierno, gobernador interino cuando “El Bronco” se fue a acabar firmas por todo México y luego a la campaña de esa aventura presidencial. Y quien buscó tener fuero como candidato perdedor a diputado federal postulado por el PAN.
Volviendo a los pecados de Jaime Heliodoro “N”, siempre provocó sospechas cómo apenas arrancó la campaña de 2018, aunque días, semanas y meses atrás usó el mismo discursó, se le aventó a la yugular al entonces candidato de MORENA y partidos aliados, hoy presidente.
Este columnista no tiene las pruebas de financiamiento ilícito por lo cual se le acusa, pero siempre se rumoró que el “El Bronco” fue contratado por algún particular (Carlos Salinas de Gortari), o por el PAN o el PRI para derrumbar al “Peje” en las preferencias electorales y hacer ganar a Ricardo Anaya o José Antonio Meade.
Otra de las preguntas que siguen en el aire sobre la decisión de Rodríguez Calderón de abandonar el barco llamado Nuevo León para ir a hacer el ridículo en la campaña presidencial (basta recordar cuando propuso cortar las manos a los delincuentes), es: ¿se encuerdó solo o lo convenció su gurú en marketing político, Guillermo “Memo” Rentería?
Por cierto el estratega político vive en su natal Mexicali desde donde, y ha sido muy público al realizar una miniserie, apoyó a Luis Donaldo Colosio en la campaña por la alcaldía de Monterrey en 2021, y está más puesto que un calcetín para apoyarlo si no va por la reelección y se anima a buscar la presidencial en 2024.
Por último dicen los que saben, y no hay que saber mucho, que Nuevo León no tendrá nueva Constitución, pues para ello se tendría que elegir un Congreso Constituyente. Lo que sí se hará es un nuevo diseño a la actual y se le pondrá un “parchesote” a los artículos por iniciativa del gobernador. Aclarando y nos amanecemos.