A menos de una semana de asumir como alcalde de Reynosa Francisco García Cabeza de Vaca, el lunes 3 de enero de 2005, fue hallado ejecutado junto a una carretera René Izaguirre Rodríguez, colaborador y amigo cercano del actual senador del PAN por Tamaulipas.
El asesinato fue un ajuste de cuentas de los grupos de narcotraficantes y el primer foco rojo de sospecha sobre cómo García Cabeza de Vaca había obtenido el financiamiento para ganar las elecciones.
Porque el panista, una vez que en 2004 fue designado candidato a la presidencia municipal del cruce fronterizo más codiciado por el crimen organizado para introducir droga a Estados Unidos, no tenía los suficientes recursos económicos para una contienda electoral y tocó puertas para buscar patrocinadores.
Para arrebatarle Reynosa al PRI, según estimaciones de conocedores en alquimia electoral, costaría en ese tiempo entre 5 y 10 millones de dólares. Y los bolsillos de García Cabeza de Vaca no eran tan profundos.
Había llegado como diputado federal al Congreso de la Unión por astucia, olfato y oportunismo, más que por otras cualidades, tras unirse a la tropa de “amigos” de Vicente Fox Quesada rumbo a las elecciones presidenciales del 2000, pero seguía viviendo en un departamento pagado por su suegro José Ramón Gómez Reséndez.
Ya inmerso en el estiércol de la política mexicana fue tejiendo una red de complicidades dentro y fuera del PAN, recibiendo y devolviendo favores hasta llegar a ser alcalde, diputado local, funcionario federal con Felipe Calderón Hinojosa y senador de la República.
García Cabeza de Vaca pudo ser la inspiración del personaje de la película “La Ley de Herodes”, que narra el ascenso político de un simple trabajador de un basurero que llegó a ser alcalde de un paupérrimo pueblo, que aprendió a robar y se convirtió en diputado federal.
De la misma manera como empezó a delinquir con el erario público -antes, en sus años mozos fue fichado por la Policía de McAllen, Texas por robar vehículos-, también empezó a morder la mano de quienes lo ayudaron.
En 2004 buscó a don Heriberto Deándar Martínez, dueño de El Mañana de Reynosa, para que el principal periódico abriera una línea de crédito y publicar sus actos de campaña gratis, pues de adolescente y adulto su vida fue literalmente llevada con una mano adelante y otra atrás.
Y así como buscó cobijo de empresarios en su proyecto político para ser alcalde, nunca se desligó de su negro pasado. Antes de unirse astutamente a Fox, integró una banda de roba-coches con amigos ligados al narcotráfico que, uno a uno, fueron asesinados.
La ejecución de Izaguirre Rodríguez no pasó de eso. Ninguna autoridad federal investigó y García Cabeza de Vaca fue protegido por el gobierno de Fox Quesada cuando transcurría el quinto año del primer sexenio del PAN, y luego por Calderón Hinojosa. Ahora pertenecía a una nueva pandilla política.
Pero la seducción por el dinero fácil proveniente del narcotráfico y su vicio por la cacería del venado cola blanca, pusieron la trampa perfecta al entonces alcalde de Reynosa.
Hay testigos que ubican a García Cabeza de Vaca en ranchos cercanos a Nuevo Laredo siendo alcalde entre 2005 y 2007, así como años posteriores, conviviendo con los líderes del Cártel del Golfo convertidos posteriormente en dueños de la plaza como Los Zetas.
Sobre esas reuniones hay fotografías en poder de amigos a quienes traicionó. Pruebas de sus nexos con el crimen organizado que pronto saldrán a la opinión pública, como el testimonio de un testigo protegido por la DEA de Estados Unidos que enterró sus aspiraciones para ser candidato a gobernador del PAN.
Ese es en resumen la debacle de un senador que no pasará de ahí; que apestará dentro y fuera de su partido; que el fuero lo protegerá de no pisar la cárcel un tiempo, no siempre… el mejor regalo de Navidad.