Recuerdo mi inicio en el periodismo. Mis editores siempre me compartían la misma premisa: “El muerto manda”. El criterio era sencillo, cualquier cosa que pasara en la comunidad, siempre sería rebasado y tendría un espacio en portada al momento en que registrara un fallecido, de cualquiera manera que hubiera sido el deceso.
Actualmente en México se registra un homicidio cada 21 minutos en promedio; por ende, las noticias de ejecuciones, asesinatos, venganzas pasionales, accidentes, venganzas, ahora son noticias de interiores, e incluso en varios medios han optado por no tocar esos hechos por políticas editoriales y de respeto a los ciudadanos.
Vaya, a finales del 2017, el muerto ya NO manda.
Según el último reporte del Observatorio Nacional Ciudadano, cada 21 minutos con siete segundos se abre una carpeta de investigación por homicidio doloso a nivel nacional, teniendo al mes de agosto como uno de los más violentos en la historia de México.
Peor aún, en este período, cada cinco horas y 52 minutos, se abrió una carpeta de investigación por el delito de secuestro por lo que, entre enero y agosto, la organización social reportó 782 casos de privación ilegal de la libertad en igual número de mexicanos.
En el caso de las extorsiones, en cambio, en los primeros ocho meses del año, se registraron tres mil 283 denuncias por este delito, lo que equivale a una cada 87 minutos.
Estos hechos son minimizados por todos, gobierno, sociedad civil, medios de comunicación, organismos privados y demás, en virtud de que hemos andado “enquehacerados” con terremotos, huracanes, detenciones de exgobernadores, escándalos con jugadores de futbol o cantantes gruperos, entre otras situaciones que ganan la agenda nacional.
Lamentablemente, en este caso, estamos hablando de la muerte de miles de mexicanos inocentes, víctimas colaterales de una guerra sin fin, alentada por la ausencia total del estado de derecho, corrupción e impunidad.
Este estudio confirma lo que los mexicanos, aunque espantados en principio, pareciera que ahora estamos acostumbrados a saber: los homicidios dolosos, el secuestro y la extorsión, siguen galopando ante el desamparo oficial y la falta de resultados concretos en los gobiernos estatales, municipales, y la presidencia de la República.
Y ahora que estamos por iniciar las campañas del 2018, el discurso de moda entre los mil 245 candidatos a la Presidencia de la República, incluyendo los independientes (¿se nota mi sarcasmo?), quienes oooootra vez nos inundarán con los famosos discursos y spots de televisión, asegurando que, ahora sí, se atacará la inseguridad a fondo.
Solamente en un mes, las carpetas de investigación abiertas pasaron de dos mil 29 en julio, a dos mil 114 en agosto, mientras que, en materia de secuestro, el número se incrementó de 117 a 127, lo que equivale a casi un nueve por ciento más; las extorsiones sumaron 513 en agosto, aumentando casi un 27 por ciento con respecto al mes anterior.
Peor aún, según el informe del ONC, queda claro que en el 65.3 por ciento de los homicidios dolosos, se utilizó un arma de fuego, mientras que en el porcentaje restante fueron armas blancas o de otra índole.
Guerrero, Zacatecas, Guanajuato, y Chihuahua lideran los estados de la república con más homicidios dolosos, mientras que el Estado de México, con 97 víctimas de extorsión y Nuevo León, con 74, fueron las entidades más afectadas en este rubro.
Llama poderosamente la atención la manera en la que los delitos de diversa índole se dispersan por todo el territorio, llegando a entidades que tradicionalmente eran consideradas pacíficas, volviendo más complejo el escenario nacional, lo que sin duda equivale al fracaso de todos los intentos oficiales para erradicar la violencia.
Sin duda, este año será el más violento en la historia moderna de México, incentivado por la corrupción galopante, las complicidades de muchos gobiernos con criminales, y el constante avance en el deterioro del tejido social.
¿Qué México le heredaremos a las futuras generaciones?
No perdamos de vista el tema de fondo, los números no mienten, por lo que la corrupción e impunidad están matando mexicanos, el severo problema sigue siendo la ausencia de justicia y legalidad, alentada, tristemente, por la apatía de millones de mexicanos, quienes prefieren llenar los estadios para ver jugar a la Selección Mexicana, que las plazas públicas para exigirle a los gobernantes en turno hacer su chamba.
Y conste que ya no hablo de futuro, hablo de lo que nos sucede en el presente a nivel nacional, porque parece que todos estamos conformes con que los muertos, balaceras, extorsiones y abusos de autoridad, sean el pan nuestro de cada día.
Qué triste que para los medios de comunicación ¡el muerto ya NO mande! v