
Si alguien le invitara a comer en julio del 2012 ¿qué le respondería? Claro que la respuesta es obvia, sencillamente pondría una cara de enfado y con toda seguridad diría algo como: “no sé si me muera mañana”, “¿cuál es la prisa?” o “cómo se nota que no tienes nada que hacer”.
Pero si se trata de hablar en códigos comunicacionales de los políticos, todo cambia, porque a esta clase “dorada” se les “cuecen las habas” por comenzar a jugar el juego sucesorio del 2012.
Tricolores, azules, amarillos, verdes, rojos y cualquier color que se le ocurra, todos, absolutamente todos, ya comienzan a ver, desde ahora, y aunque suene a una tontería, la sucesión del Presidente de la República, y por lógica, los demás puestos de elección popular a nivel federal, estatal y municipal.
Y a pesar de que apenas tienen un año en el cargo, los diputados locales, federales y los alcaldes de Nuevo León y de varios estados del país, los integrantes de todos los partidos políticos ya comienzan a hacerse la religiosa pregunta: ¿Y ahora qué sigue?
Los relevos en las dirigencias nacionales de los partidos dominantes, el PAN y el PRI, a realizarse el primero en unos días, y el segundo en marzo próximo, son la voz de arranque del proceso sucesorio, que todo indica, será el más competido en la historia de México.
El gobernador de Coahuila, Humberto Moreira, ya oficializó su salida al cargo, para registrarse a finales del mes, al puesto de presidente nacional del PRI, con muchas posibilidades de lograrlo, sobre todo luego de comprometerse a no buscar la nominación presidencial dejando el camino abierto a su homólogo mexiquense, Enrique Peña Nieto, y al líder del senado, el sonorense Manlio Fabio Beltrones.
Mientras que el PRI parece dar muestras de haber aprendido de sus errores pasados, cuando la división interna fue causalidad de las derrotas presidenciales recientes, y se muestra más cohesionado y renovado, en el PAN pareciera que siguen viviendo la borrachera del poder de los últimos 10 años, por lo que la cruda no figura en su esquema político-mental.
La muestra de unidad y de interés por la marca Nuevo León quedó de manifiesta en el evento celebrado la semana pasada, cuando todos los diputados federales presentaron un informe de actividades, mismo que sirvió para “cuerpear” al gobernador Rodrigo Medina.
Esto sucede unos meses después de que algunos de los ahí presentes, si no respladaron, al menos no frenaron la campaña político-mediático desatada en contra del gobernador en los círculos grilleriles de la capital del país.
En contraparte en el PAN siguen fortaleciéndose las divisiones internas entre los diversos grupos; los que tienen la nómina y membresía, y los que se sienten con la suficiente solvencia histórica-moral de enarbolar dignamente sus principios.
La actitud de algunos panistas es similar a la asumida por varios de los recalcitrantes seguidores de los partidos de izquierda, similares a aquellas “tribus perredistas” que sólo buscan su interés particular.
Vale preguntarse si estas diferencias de actitudes: un PRI institucional que sabe agruparse y trabajar en equipo buscando hacer el pastel, para luego desgarrarse “in house” por él; o un PAN oposicionista nato, el cual hace las cosas exactamente al revés.
¡El juego va!, hagan sus apuestas y aunque muchos ciudadanos consideran que los gallos están “muy pelones”, no dejan de ser una de las escasas esperanzas que los mexicanos tenemos para que ahora sí: triunfe la capacidad sobre el carisma.