Aún no empieza octubre y Felipe Calderón ya festeja el Halloween enviando un paquete fiscal al Congreso de la Unión con un IVA disfrazado de “impuesto a la pobreza”.
El presidente panista y su secre de Hacienda, Agustín Carstens, creyeron que nadie descubriría sus negras intenciones, pero el disfraz de “impuesto a la pobreza” fue tan burdo que a nadie han logrado convencer, salvo a los diputados del PAN, de aumentar el IVA del 15 al 17, el ISR del 28 al 30 y sabe Dios qué tantos incrementos más.
No se necesita ser experto para darse cuenta de que un impuesto así es un aumento en el impuesto al consumo. Calderón y Carstens deberían consultar a los expertos en materia económica. Al menos no andarían haciendo osos.
Dicen Calderón y Carstens que el IVA “halloweenesco” permitirá al gobierno panista obtener algo así como 175 mil 700 millones de pesos.
A los cerebros de Hacienda, con títulos en Harvard, Oxford y el ITAM, sólo se les ocurrió saquear los bolsillos de los empresarios, industriales y comerciantes que sí pagan impuestos y de los trabajadores que son cautivos de Lolita.
Habría que recordarle al gobierno federal que existen otras fuentes explorables para obtener más lana antes de recurrir al saqueo institucional de los impuestos: Por ejemplo ¿por qué no reducen el gasto corriente? Si recurrieran a reducir el gasto corriente del 77 al 72 por ciento obtendrían la fabulosa cantidad de casi 111 mil millones de pesos.
Claro tendrían que desaparecer servicios personales. ¿Sabe dónde desayunan, comen y cenan nuestros secretarios, senadores y diputados? ¿Y saben cuánto nos cuestan? Entonces necesitamos bajar sueldos y prestaciones y reducir el número de plazas que hoy ocupan amigos, compadres, ahijados y recomendados de Felipe y sus colaboradores.
Incluso, existe la posibilidad de eliminar puestos que se duplican y desaparecer las delegaciones federales que operan en todas las entidades porque reproducen el trabajo que ya hacen los gobernadores e incluso algunos alcaldes.
Señores del gobierno calderonista, si se trata de amarrarse el cinturón empecemos poniendo el ejemplo desde las esferas administrativas. Vayamos castigando a los evasores y adelgazando el gobierno. Yo sé que sí se puede y si no vayan diciéndole adiós a sus carteras porque el 2012 ya está a la vista.