De cara a la Liguilla, Miguel Herrera se enfrenta a una encrucijada que viene arrastrando desde sus inicios desde el banquillo: cómo defender sin la pelota.
La realidad se ha impuesto a un “Piojo” Herrera que arrancó con un cierto idealismo en cuanto a irse siempre hacia el frente, en busca de goles.
Walter Erviti cuenta una anécdota que refleja aquellos años, cuando el “Piojo” dirigía al Monterrey.
“Te estoy hablando de hace 15 años, que era un entrenador que no le importaba nada, él era un entrenador que quería ganar y hacer muchos goles, nosotros casi no trabajamos la parte defensiva atacábamos, atacábamos”, relató el volante argentino en una entrevista con este reportero, hace algunas semanas.
“Tengo una anécdota, o tengo un episodio con él, que sus primeros partidos amistosos fuimos a jugar a Estados Unidos, le ganamos a Toluca 3-0”.
La admiración y el respeto entre Erviti y Miguel Herrera es grande y recíproco. El versátil jugador argentino se convirtió en aquel tiempo en un elemento clave del sistema del “Piojo”. Erviti continuó el relato de la anécdota.
“Claramente cuando hicimos el tercer gol, empezamos a cuidar el resultado, muy de Argentina, entonces entramos al vestuario, más allá de un amistoso, estábamos contentos con el triunfo porque siempre es importante ganar, entonces él (Herrera) entró al vestuario, nos silenció y nos dijo: en este equipo si teníamos que hacer 10 goles, vamos a hacer 10 goles´, que a él no le ponía contento que después del tercer gol hayamos dejado de atacar, que él quería atacar, y que si el partido hubiese terminado 3-2 o 3-3, pero nosotros hubiésemos seguido atacando, él hubiera quedado más contento, que él 3-0, a mí eso me marcó”, añadió.
Los golpes del futbol, incluidas dos derrotas en finales con los Rayados, que le privaron de títulos de Liga y en otra ocasión de ir a un Mundial de Clubes con el equipo albiazul, hicieron que Herrera recapacitara sobre aquella forma de pensar.
Durante estos años empezó a trabajar más los aspectos defensivos, pero sin lograr consolidar una forma de defender. Como herencia de aquellos esos años, los equipos de Miguel Herrera defienden mejor con la pelota y sufren cuando la pierden.
Esa condición parece explicar la contradicción acerca de por qué, con tan solo 14 goles recibidos, es Tigres una de las mejores zagas del torneo, pero al mismo tiempo transmite una sensación de inseguridad cuando le atacan, tanto que su portero Nahuel Guzmán ha sido héroe más de una vez.
Tigres sabe defenderse cuando tiene la pelota, pero cuando se la quitan, decide reunir a sus hombres atrás, pero sin tener clara una manera de defender que cierre espacios y potencie a sus defensores, salvo en el Clásico ante Rayados.
Ese factor definirá el futuro Tigres en esta Liguilla y el futuro de Miguel Herrera al frente del equipo, a mediano plazo.
Erviti ve una evolución de Herrera como, porque considera que incluye ahora conceptos defensivos que antes no tenía, sin dejar de agradar a la afición con una propuesta ofensiva.
De consolidar esa evolución dependerá el éxito o fracaso de estos Tigres, y también el salto de Herrera hacia otro nivel como técnico.