Hace meses corrieron de manera poco aseada a un técnico histórico; con el ego por delante y con un dejo de protagonismo, el señor Noriega salió a sentenciar a un entrenador de 40 puntos para después comentar que, sin haberlo planeado, habían elegido a Fernando Ortiz como técnico después de analizar que aunque el argentino no tiene palmarés, pierde más bonito.
El “Tano” Ortiz ha destruido los fundamentos de Víctor Manuel y no lo menciono como algo negativo, sino como un riesgo que el mismo entrenador comenta de manera frecuente en sus conferencias: él vive el fútbol de una manera y lo plasma en sus equipos, y conste que soy benévolo al escribirlo en plural, ya que el historial del argentino es, por decirlo de alguna manera, corto.
Actualmente el entrenador de Rayados enfrenta un dilema: el plasmar su idea con este plantel o adecuarse más a la materia prima con la que cuenta. Vucetich no se quebraba la cabeza, jugaba de una manera que usualmente no era lo más espectacular, pero si sumamente efectiva, pero cometió el pecado de no exigir un gargantón que supiera ganarle los partidos pesados. Fernando Ortiz llegó a implantar su idea imponiendo su estilo por encima de las características de sus jugadores; al más puro estilo Guardiola, quiere un juego espectacular, atacar y arriesgar; el detalle y no pequeño es que los técnicos que publicitan este estilo son aquellos que saben que la renovación de un plantel para esto no es menor, regularmente llegan y barren con todo para traer a sus jugadores que saben jugar dicho estilo.
Monterrey por medio de su directiva no ha entendido este dilema, sus posiciones claves están ocupadas por los mismos jugadores cuyo IQ futbolero no da para tener, tocar, pasar el balón; no saben controlar el juego ni dominar la posición, no se mueven adecuadamente a los espacios y, por el contrario, saben contragolpear, defender bien y contragolpear.
Más allá de las lesiones, aún con plantilla completa, este equipo no parecer saber como ocupar espacios, como moverse permanentemente para generar jugadas que desconcierten al rival; Canales, el español recién llegado como rockstar, no ha tomado la batuta del mediocampo y pareciera que le tomará tiempo ayudar a cambiar el chip de como se generan las jugadas ofensivas en el equipo.
La defensa son los damnificados actuales, le llegan a granel y son un concierto de carreritas con los ofensivos rivales que ha provocado el tener una imagen de vulnerabilidad y que más que defender, se depende de las fallas del rival más que de los aciertos propios.
Vucetich era un hombre práctico, Ortiz un soñador; el equipo sigue siendo el mismo y traen una confusión de fútbol entre explotar sus habilidades o intentar satisfacer a un técnico que parece no saber como usar a sus pupilos y a una directiva que le está quedando grande una renovación urgente si desea hacer valer su nuevo slogan mercadológico: Que sepa que salimos a ganar.
No hay nada más exasperante que ver a un equipo sin identidad, no sabe sus fortalezas, pero si evidencias sus debilidades; la inversión requerida para hacer valer esa egocéntrica conferencia del “Tato” no es menor, pero parece están cuidando los centavos y la base que debe dar color al nuevo “estilo” sigue siendo la misma de siempre con la excepción de Celso Ortiz que lo renovaron para correrlo 5 minutos después.
Para lograr grandeza se requiera astucia, inteligencia y mucho colmillo y la institución eligió a un novato como técnico y a un novato como directivo por lo que deberán pensar en el dilema que les presenta el fútbol: jugar acorde a lo que tengo o renovar completamente un plantel que no sabe ser espectacular.
Tiempo al tiempo…
¡Saludos desde el Sillón!