“Con la novedad de que estábamos mejor cuando estábamos peor”, lo dicen cientos de vecinos azorados que ven soprendidos la forma en la que el “Filtro de Seguridad! ubicado sobre la Avenida Garza Sada, a un costado de Las Torres, se ha degradado.
Porque lo que inició como un intento válido, poco inteligente, pero válido, para enfrentar al crimen organizado, ahora resulta que se ha convertido en el terror para los jóvenes y adolescentes, que habitan el sector del Sur de Monterrey y la Carretera Nacional.
Además del incremento en el ya de por sí caos vial del sector propiciado por estos retenes, ahora los ciudadanos del sector enfrentan una nueva problemática propiciada, precisamente por los mismos policías.
¡La extorsión a adolescentes y jóvenes, que por la noche circulan por el sector en vehículos “sospechosos”!
Lo relatado a continuación es un hecho real que sucedió a las 21:00 horas del martes 22 de febrero.
José Antonio, estudiante del Tec de Monterrey, regresa a su casa luego de finalizar su horario escolar, a bordo de una Jeep Cherokee blanca, de reciente modelo.
Eso basta para que los uniformados, muy celosos de su deber, lo obliguen a orillarse, y lo arrinconan al fondo del estacionamiento del Súper 7, acto seguido empieza el proceso de intimidación:
“A ver, identíficate”, “que traes”, “de dónde vienes”, “a qué te dedicas”, sólo faltando otras como “qué esquina dominas”, “cuál cantas” o “cuál jabón te patrocina”, para completar la serie de preguntas típicas de cualquier investigador de la Gestapo Hitleriana, a lo que de inmediato el joven, únicamente atina a mostrarles su credencial de estudiante del ITESM.
Al “oler” como auténticos perros del mal, el predecible temor del ciudadano al verse acorralado por una jauría de “agentes del orden”, José Antonio les informa que sale de la escuela rumbo a su casa, a descansar, como lo hacemos los millones de regiomontanos al caer la noche.
¡Pero eso no basta! Porque es cuando los elementos policiacos le dicen de una manera clara y precisa que para dejarlo ir tiene que darles dinero.
¡En pleno filtro policial pidiéndole dinero a un estudiante!
Bajo la amenaza de que le decomisarán el vehículo “para investigación”, por tratarse de una ¡cherokee blanca! el conductor lo único que atina a decir es:
¡Sólo traigo una bufanda de los Rayados, dinero no traigo! Y aunque usted no lo crea, los policías la rechazan porque ¡son Tigres!
¿Qué hacemos? ¿nos reímos, lloramos o nos ponemos a rezar?
En pleno tira-tira, y sintiéndose vulnerado en su integridad, el joven saca dos botellas de refresco, Coca Cola Zero, para ofrecérselas a los uniformados, recibiendo una nueva negativa.
“No te preocupes, vamos a confiar en ti, te esperamos el jueves entre seis y ocho con la lana, pero no nos vayas a fallar, porque ya tenemos detectado tu vehículo”
¿Qué tal con la desfachatez de estos servidores públicos? y luego por qué se quejan de la reprobación unánime de la Opinión Pública de Nuevo León, y en general de México, hacia los cuerpos uniformados dependientes de civiles.
Lo único que buscaba en el horizonte y nunca apareció fue un convoy del Ejército o de la Marina, igual que los ciudadanos buscaban hace algunos años alguna unidad de Policía cuando todavía confiábamos en ellas.
Lamentablemente para José Antonio, nombre ficticio, cruzar el filtro de súper alta seguridad de Garza Sada, se convirtió en un problema mayor, pero al igual de miles de ciudadanos del sur de Monterrey, y nadie duda que uno que otro malviviente, ya sabe como pasarlos sin mayor problema.
¡Utilizando vías alternas sin mayor problema!