En los últimos años, la relación bilateral entre México y Francia se enfrió seriamente debido al conflicto político-diplomática acerca de la francesa Florence Cassez, quien hasta la fecha sigue encarcelada en México para cumplir una sentencia de 60 años por complicidad de secuestro.
Sin afán de entrar en vanas polémicas, y por lo tanto, sin prejuzgar de la culpabilidad o de la inocencia de la condenada, no queda más que reconocer que el recién cambio de presidente en México podría influir sobre el devenir de Cassez, ya que lo que en teoría era un asunto judicial se manejó desde el inicio como un asunto político, manipulado para apoyar la estrategia de seguridad nacional del ex presidente Calderón. Sin duda alguna, mejoró la relación México – Francia con la toma de protesta de Peña Nieto como presidente de la República. El país galo también cambió de cabeza el año pasado, con la llegada a la residencia presidencial del Élysée de François Hollande.
Este mes de enero, se pronunciará la Suprema Corte de Justicia de México sobre el caso. La actitud de los dos mandatarios difiere radicalmente de sus antecesores, ya que tanto Calderón como Sarkozy tenían posiciones muy radicales en el trato de este asunto, a tal punto que generaron una crisis generalizada entre ambos países, que desgraciadamente provocó la cancelación del año de México en Francia, entre otras cosas. Hollande, en su papel de jefe de Estado, defiende lógicamente a su compatriota para que “pueda beneficiarse de una decisión justa y equitativa”, como lo expresó su portavoz, y Peña Nieto dice desear que este asunto deje de ser un obstáculo en el buen progreso de las relaciones entre ambos estados.
El “affaire Cassez”, como lo llaman los periódicos franceses, constituye un claro ejemplo de desencuentro recíproco entre dos países y dos pueblos, que no pueden – o no quieren – entenderse mutuamente. También se trata de una prueba más de que las opiniones públicas pueden ser fácilmente manejadas según como se les presenta la información. Allá en Francia, se insiste sobre la instrumentalización política del asunto que tuvo como principal fin la promoción de la fallida estrategia del intransigente Calderón; y las críticas se enfocan en las múltiples irregularidades del expediente, que de hecho llevaron el juez Zaldivar de la Corte Suprema a pedir la liberación inmediata de la francesa (escenificación del arresto sin conformidad con la realidad de los hechos, violación de la presunción de inocencia, cambios “espontáneos” de testimonios de los testigos que inicialmente ni reconocían la cara o la voz de Cassez, etc). Mientras tanto, en México, pocas personas son sensibles a estos argumentos –con la excepción notable de la Iglesia católica que se pronunció a favor de la liberación de Cassez– y su culpabilidad no deja mucho lugar a duda, ya que a mucha gente le es arduo y doloroso considerar la posible liberación de una presunta criminal en el contexto nacional de sufrimiento por la delincuencia que lastima a todo el país. Asimismo, Cassez se ha vuelto en Francia un ícono de una pretendida libertad y un símbolo de las supuestas víctimas de injusticias a través del mundo. Así es que varios artistas, solistas o grupos de música le dedicaron discos, canciones y conciertos; ella misma compuso la letra de la canción Marques d´Amour, interpretada por el grupo La Jarry. La cautiva beneficiada además de un comité de apoyo compuesto de muchas personalidades políticas francesas, empezando por la pareja sentimental del presidente francés, Valérie Trierweiler.
Sea la que sea la próxima decisión de la Corte Suprema, esperemos que para el bien de ambos países, se pueda retomar el camino de la relación diplomática fructífera que une tradicionalmente México a Francia desde la independencia del país azteca. Sería una lástima que este asunto siga dañando una relación bilateral, que si bien pudiera ser más intensa, es valiosa en los campos de la cooperación educativa y cultural (con instituciones como el Instituto Francés de América Latina o los Liceos Franceses); medioambiental (con las energías renovables); así como en los intercambios comerciales. Ojalá el Consejo Franco-Mexicano que decidieron crear los mandatarios de ambos países durante su pasado encuentro no se quede en letra muerta, y permita realmente rediseñar una fortalecida relación bilateral.
[email protected]