De acuerdo a la agria crítica de varios analistas financieros, el programa “Buen Fin” exhibió a los comerciantes incrementar sus precios de manera criminal poco antes de la llegada de los mermados aguinaldos.
Ciertamente no son hermanitas de la caridad tampoco los del sistema bancario mexicano, al abrirse a todo mundo con las alucinantes promociones de hasta 40 meses sin interés en todas las compras.
Todo el comercio y la banca en el cerro de La Silla ganaron muy bien con este programa, menos los consumidores que se fueron con la finta y cayeron rendonditos al endeudarse un mes antes que de costumbre.
Otros superganones en las próximas semanas serán los de ventanilla en el Monte de Piedad y las mafiosas casas de empeño, allá en las primeras semanas de enero. En Plaza San Agustín ya tenían preparado su “Sábado Negro” a mediados de noviembre desde hace varios meses, pero el presidente Calderón y la Concanaco se los echaron a perder con el “Buen Fin”.
Lo mismo tuvieron que tragar camote los de Liverpool, Sears, Palacio de Hierro y Sams, cadenas que implementaron el “Thanksgiving Sale”, una semana después del copycat que aventaron a la mexicana. Así como fueron lanzadas un montón de ofertas, también surgieron los tradicionales engaños con precios infladísimos y con supuestos megadescuentos, que resultaron falsos.
La cadena Coppel informó que el 80 por ciento de sus ventas fueron con tarjetazos y a interminables plazos de meses sin intereses. Otra pregunta de los analistas fue ¿de dónde sacaron tan rápido las cifras los comerciantes para decir cuánto habían aumentado las ventas?
Algunos bancos también reportaron que el uso de plástico se disparó hasta un 85 por ciento en las compras del “Buen Fin”. La Canaco local reportó una derrama económica adicional por 985 millones de pesos, lo que representó un 38 por ciento más de ventas entre el 18 y 21 de noviembre, en comparación con un fin de semana regular. Las estimaciones incluyeron a negocios modestos y a los gigantes minoristas como Walmart, Sams, Soriana, HEB, The Home Depot, Lowes, Office Depot, entre otras.
Con toda la tecnología de punta, una semana después del aquelarre con el “Buen Fin”, ni los directivos de Wal Mart México, ni los de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio (ANTAD) se aventuraban a soltar los números negros.
Y los analistas se volvían a cuestionar: ¿entonces cómo sacaron las cifras alegres allá en Monterrey?
En las tiendas Walmart, los clientes arrancaron hasta las tvs plasmas que estaban en exhibición en las paredes, ya que fue tanta la paranoia con las promociones a tarjetazos que a todo mundo poco le importó gastar en lo innecesario.
Hubo escenas dantescas en donde se veía haciendo fila a la mamá, el papá y los hijos con 3 tvs, videojuegos, laptops, microondas, ropa, etc, etc, etc, y pagar con dos o tres tarjetas de eterno crédito.
Por cierto, de que hay diferencias en las economías de México y el Tío Sam, no cabe la menor duda.
Mientras en las tiendas como Soriana, HEB o Walmart ofrecían una tv high definition de 42 pulgadas en unos 500 dólares, en el Valle de Texas el precio se desplomó a sólo 200 billetes verdes.
El pulpo corporativo de Wal Mart en USA lanzó en oferta 2 millones de tvs de alta definición, además DVDs de películas recientes en dos dólares.
Los mexicanos durmieron noches enteras en tiendas de campaña, en pedazos de cartón, en el piso, donde alcanzaran, con tal de entrar primero a las tiendas más al norte del Río Bravo
Y ya se acabaron el aguinaldo, deben miles de dólares en tarjetas de crédito… y todavía no llega la Navidad. v
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