Ambiciones políticas y económicas desatadas, arrogancias que llevaron al desconecte de la clase política con la gente, disputas internas al por mayor, propiciaron lo que propios y extraños gritaban: que la Tierra de Grandes Mexicanos se encontraba en ruta de la alternancia política.
En poco más de una década, la tierra del ilustre revolucionario,Francisco Villa, pasó de ser un sólido bloque priísta, a ser gobernado por un ex priísta, ahora bajo los colores del Partido Acción Nacional.
Además, la llegada de una camada de gobernadores virreyes fue perversamente aprovechada para beneficio de grupos sobrados de ambiciones políticas y económicas, pero escasos de astucia política y sentido común.
Desde el 2004 Durango chocó contra el iceberg pero la tripulación cerró los ojos ante la predecible tragedia, y como si fueran comandantes del Titanic, pidieron a los músicos que siguieran tocando.
Las diferencias sociales históricas y económicas entre La Laguna y la capital del estado, escalaron hacia el tema político, luego de que en unas controvertidas y muy recordadas “elecciones”, el ex gobernador Ismael Hernández Deras, “vence” por 33 votos, al respetado y reconocido empresario Lagunero, Carlos Herrera Araluce.
Tanto Herrera Araluce, como el entonces priísta y actual gobernador elector, José Rosas Aispuro, quien queda en el tercer lugar en un proceso en el que existió una turbia operación en la asamblea de delegados por parte del CDE comandado por Gustavo Lugo, confirmaron lo que se concretó en junio pasado: que sólo era cuestión de tiempo para que el PRI dejara de gobernar Durango.
Rosas Aispuro dejó de confiar en Hernández Deras al no cumplirle su promesa de apoyarlo en su búsqueda al Senado de la República.
El olor a fraude y el sentirse traicionados por sus mismos compañeros tricolores no desanimaron al Grupo Lagunero, quienes siguieron leales a la marca del PRI, superaron la adversidad y esperararon tiempos mejores.
La elección la ganó el PRI por 20 puntos porcentuales, todo era una aparente unidad y alegría entre lo que parecía ser un grupo político hegemónico, sin embargo, el recelo y desconfianza aumentaba al mismo ritmo que el nuevo Virrey de la Nueva Vizcaya, acrecentaba su ambición política y buscaba alianzas con el Partido Acción Nacional.
Hernández Deras impuso a su sucesor y actual gobernador Jorge Herrera Caldera, en una muy comentada y cuestionada alianza con el Consejo Coordinador Empresarial para primero hacerlo alcalde de Durango y luego su Secretario de Finanzas. Todo a cambio de que los albiazules no apoyaran la candidatura del diputado federal, Rodolfo Dorador y pusieran en riesgo su proyecto transexenal.
Como lograron hacerlo, José Natividad González Parás, al imponer a Rodrigo Medina de la Cruz, en Nuevo León y Félix González con Roberto Borge, en Quintana Roo, ambos se encuentran al borde de ser expulsados del PRI y ya enfrentan procesos penales en su contra.
En los mentideros políticos en Victoria de Durango es muy comentada la relación fraterna que mantiene el actual gobernador con Manuel Espino, del famoso grupo de ultraderecha conocida como El Yunque.
Nuevos grupos con ganas de figurar en la política… pero sobre todo de hacerse ricos, sin importar que la historia los vaya a juzgar como los sepultureros del partido que nació con la Revolución Mexicana.
Tal parece que el ex gobernador trazó esta ruta para desaparecer la marca tricolor en Durango y convertirse en dueño absoluto del estado, pero olvidó fácilmente que las traiciones que hizo en contra de Rosas Aispuro y Herrera Caldera, no las olvidan y las tienen más vivas que nunca… el que a hierro mata.
¿En verdad el ex gobernador espera que que en seis años el PAN le “devuelva la copa” tal y como sucedió con su vecino Malova, en Sinaloa? Olvida que Rosas Aispuro no es Malova y aunque no es rencoroso, presume de tener una buena memoria.
Mientras que Hernández Deras parecía convertirse en dueño absoluto del estado, en la Comarca Lagunera se dedicaba a buscar desaparecer al grupo político de Herrera Araluce, empoderando a un grupo alterno formado por la familia Rebollo Acosta, en un afán poco inteligente y olvidando la máxima de la política que dice que “los amigos son falsos mientras que los enemigos son verdaderos”.
Y emulando al gran libertador José Martí que aseguraba que “era lo mismo resistir que acometer”, el Grupo Lagunero mantenía una filosofía y mucho sentido común: Paciencia y confianza.
Cuando el actual mandatario asume el poder, mismo que “gana” con menos del dos por ciento, son muy recordadas las acciones del ex gobernador y padrino político en su contra; desde que no le entrega la Casa de Gobierno por un buen tiempo usándolo como oficina particular, hasta el imponerle a su gabinete, Congreso y alcaldes.
Vaya, todos recuerdan el vergonzoso incidente en el que celebra su cumpleaños en una fastuosa fiesta en su “humilde” rancho en la Sierra Madre invitando u obligando a asistir a toda la clase política estatal y mucha nacional.
Como recuerdan aquella entrevista radiofónica con el periodista, Ciro Gómez Leyva, cuando las encuestas mostraban a Durango y su candidato Jorge Herrera Caldera en zona de derrota y con el PAN anticipando la posterior impugnación, y al hacerle la consabida y obligada pregunta: “Jorge “cuáles son tus números?”.
Fue entonces cuando el entonces aspirante le pasa “sus números”… pero los directos de su oficina y los de su celular. ¡Pena ajena!
Fue cuando Herrera Caldera acude y de manera iracunda confirma lo que muchos esperaban, un nuevo rompimiento en Durango, que propició que en un afán de limar asperezas fueran ambos citados en el CEN del PRI, con resultados predecibles ante un duelo de poder y arrogancia que buscaba confirmar quien es el que “la tiene más grande”.
Otro dato interesante de la división existente en las filas tricolores en Durango, lo confirma el predecible Mandato de Herrera en su segunda mitad al desatar sus frustraciones acumuladas contra todo lo que oliera o supiera a Hernández Deras; inexperiencia y arrogancia fueron el caldo de cultivo para una derrota anunciada, cárcel para ciudadanos y activistas sociales distinguidos, cárcel para constructores, cárcel para líderes estudiantiles, cárcel para ex funcionarios públicos, en fin cárcel para todo aquel que no negara su simpatía con el ex gobernador.
Vaya, la Inquisición en la Nueva Vizcaya.
Mientras que en La Laguna, Herrera Araluce sobrevivía a un atentado perpetado en su contra en Galerías Laguna y las reiteradas y malévolas intenciones del Grupo Durango, por buscar asociarlos con la delincuencia, llegando a extremos como el de citar a su hijo Ernesto de manera “urgente”, sólo para que un grupo de policías estatales y federales lo detuvieran en el Aeropuerto de Lerdo, con el argumento de portar armas de manera ilegal.
Y mientras tanto Herrera Araluce seguía emulando a José Martí.
La ambición y falta de experiencia política, propició que dos personajes se convirtieran en “co gobernadores” de Durango, los famosos y muy temidos “Don Toño” Herrera, hermano del Mandatario y “Don” Rafael Herrera Piedra, primo y cacique en el manejo de medios y todo lo que se relacionara con imagen y propaganda al formar varias empresas fantasmas de comunicación para disponer de los jugosos presupuestos estatales en esta materia.
Vaya, los “Dones” se repartieron el poder político y económico, lo mismo definían elecciones estudiantiles, que concursos de obra pública, repartían candidaturas, sitios y bases de transporte urbano, y casi casi hasta ordenaban a que hora se tocaran las campanadas de la Catedral de Durango.
A diferencia de Nuevo León, en donde había sólo un “Don”, en la figura del papá del Gobernador; en Durango, “Don Toño” y “Don Rafa”, fueron las causales directas de que todos los acuerdos logrados para enfrentar de manera exitosa el proceso electoral pasado hubieran fracasado, ya que lograron imponer hasta el candidato perdedor de la alcaldía de Durango y miembro de su clan: Manuel “Meño” Herrera.
Lo predecible sucedió, con un candidato como Esteban Villegas, con sabor a “imposición” por parte de Herrera Caldera, tan débil y con una estrategia tan marginal y poco incluyente hacia los grupos políticos y sociales, el tricolor perdió la Alcaldía, en donde él mismo era Alcalde; no obstante ganó la Comarca Lagunera con votaciones promedio de dos a uno, lo que le permitirá mantener la mayoría en el Congreso del Estado.
Se llegó al extremo, hasta de que los Coordinadores en el Comité de Campaña fueran los mismos funcionarios del Gabinete de Herrera Caldera, emulando alguno de las escenas de la famosa Película “La Ley de Herodes”: “o te chingas….o te jodes”.
Era tanta la arrogancia y poco sentido común, que dentro del Comité de Campaña de Villegas ya existían voces que le decían “prepárate, porque de aquí al 2018” , mientras que otros ya compraban trajes de marca para estrenarlos en la Toma de Protesta, mientras que unos más confiados estamparon su firma en la compra de carros nuevos “en abonitos”, augurando otros seis años de bonanza.
Rumores y mitos se tejieron acerca de las futuras “traiciones y el voto cruzado” en La Laguna, y fue precisamente en La Laguna en donde nunca se dieron, confirmando lo que Herrera Araluce de manera jocosa siempre compartía “yo ni en la cama me volteó” reafirmando su lealtad partidista.
Y pese a todo esto, todavía existen voces en Durango que siguen asegurando que la derrota del PRI fue producto de una negociación ultrasecreta y de apoyos de grupos externos, emulando al popular Peje, “todo fue un compló”…. negando lo innegable.
Al igual que en Nuevo León, en donde el gobernador Jaime Rodríguez, es un ex priísta, en Quintana Roo, en donde el gobernador electo, Carlos Joaquín González es un ex priísta; en Durango Rosas Aispuro, fue marginado por el grupo en el poder y obligado a buscar lo que ya encontró… ser mandatario estatal en su segundo intento.
Las divisiones internas y ambiciones desmedidas fueron las causas principales de la derrota.
Vaya, Durango no lo ganó el PAN… lo perdió el PRI.