
Los griegos de la antiquísima Atenas han de estar pataleando de coraje al saber que su viejo esquema político para elegir a los gobernantes ha sido mal aprovechado y hasta prostituido en México. El invento helénico ha sido un chasco en nuestro país, pues a pesar de que la democracia es el sistema menos malo para que los seres humanos se gobiernen, aquí los vivales lo han aprovechado para otros fines.
Cuando no es la manipulación descarada de las masas o la imposición arbitraria de los poderosos, lo que México ha vivido es un torbellino de intereses y de pasiones que toma como pretexto el bien común y el juego infantil bajo el manto de la democracia. Los españoles al pisar tierra azteca hicieron de las suyas con el mando tiránico y déspota. Pero al deshacernos del yugo extranjero, los mismos mexicanos batallaron para ponerse de acuerdo en definir un sistema de gobierno, y luego para entender la definición y aplicación de la palabra griega. Vinieron los choques y pleitos intestinos creyendo los liberales puros que tenían la razón absoluta para aplastar radicalmente a los conservadores, mientras que éstos se sentían iluminados para trazar el camino con la ayuda de potencias extrañas, ante llamados a la cordura de parte de los liberales moderados.
Estas circunstancias favorecieron a Porfirio Díaz para instaurar un mandato a su medida durante tres décadas, que luego dio pretexto a la asonada de 1910 que sacudió al país con las armas y conflictos en la búsqueda de la ansiada democracia. Tuvieron que caer asesinados Emiliano Zapata, Pancho Villa, Venustiano Carranza, Álvaro Obregón y otros militares no conformes con el desenlace de lo que aparentaba la paz social, hasta que Plutarco Elías Calles fundó en 1929 el primer antecedente del PRI para que los caudillos dejaran su lugar a los ciudadanos en la elección de sus gobernantes.
Y comenzó a hablarse de que ahora sí México vivía en democracia. ¿Democracia? ¿Cómo, si lo primero que parió dicho sistema fue un mayúsculo y escandaloso fraude orquestado desde el mismísimo gobierno? Además, la sucesión siempre amañada nos llevó al llamado “dedazo presidencial”, así como al pronóstico de los “tapados” y a la “línea” dictatorial para seguirla a ojos cerrados, so pena de ser calificados de malos mexicanos y hasta de traidores a la patria.
Sin embargo, el hartazgo causado durante décadas por el PRI-gobierno y su presidencialismo obsoleto, pareció hacer brillar la luz en el túnel y hacernos creer que por fin tendríamos auténtica democracia, estrenada a principios de este siglo. Y lo que hemos conseguido es una confusión ideológica que nos hace dudar si así es como debe funcionar una democracia.
Pero, lo más lamentable, es el aprovechamiento de palabra tan sagrada para tirar a la basura nuestro dinero de los impuestos, al despacharse con la cuchara grande enormes sumas del erario los partidos políticos, muchos de ellos verdaderos negocios familiares o de amigos, aparte de lo que el INE y otros burócratas que viven de la “democracia” se embolsan por dizque trabajar en los tribunales electorales y oficinas de este tipo.
Por eso causa enorme irritación que nuestra democracia a la mexicana tenga un costo en el 2018 de unos 65 mil millones de pesos. Muy buen pretexto para la rapiña, sin que logre despejar a final de cuentas si las elecciones serán limpias y no habrá protestas por reclamos de todo orden, al amparo de la libertad que es cosustancial del sistema menos malo que conocen los seres humanos para gobernarse entre sí, y que se remonta a la antigua Grecia.