Así es como se ve hoy el nivel futbolístico de Rayados y Tigres. Los primeros ya están a sólo un punto del liderato general y en su grupo, el 2, comparten la cima con el América; en tanto los segundos, cada partido que pasa se ven como auténticos gatitos.
El Monterrey se ha convertido en un equipo sólido, equilibrado y que, como los boxeadores clásicos, va mermando al rival de a poco, tal vez no es espectacular, pero sí es más que efectivo a la hora buena.
Desde que perdieron ante Cruz Azul de visita en la jornada 4, el conjunto de Víctor Manuel Vucetich ha ligado cinco encuentros sin perder, de los cuales cuatro han sido victorias, incluyendo la que consiguieron en el Clásico 89 en casa de los felinos.
A pesar de que Humberto Suazo no ha podido hacerse presente en la portería rival, la escuadra albiazul ha podido sumar puntos importantes de la mano de los goles de Aldo De Nigris, quien se ha erigido como el goleador del equipo en lo que va del presente torneo, ligando cuatro duelos marcando.
Tigres, por su parte, ha sido un equipo inconsistente. En casa no gana y de visita habían estado casi perfectos, hasta que el domingo anterior fueron derrotados por el Morelia, agudizando el mal paso que tienen desde que perdieron ante Rayados el Derbi Regio.
En los últimos cuatro partidos, los pupilos de Daniel Guzmán tienen dos empates y dos descalabros, por lo que el agua le está llegando al cuello al Travieso, quien parece que no se imaginaba lo que sería la presión de dirigir a este equipo y pensó que todo lo podría solventar con el buen ambiente de grupo, la motivación y el poco trabajo de cancha en los entrenamientos.
Las cosas se ha puesto color de hormiga para Guzmán, porque este fin de semana se enfrentarán a un rival directo en la lucha por el no descenso, Indios de Ciudad Juárez, y no se puede permitir seguir sin ganar en el Universitario, pues esto no lo aguantaría más la afición felina, que hasta hoy se ha mostrado paciente y sin presionarlo de más, como a sus antecesores en el banquillo.
Lo que es más preocupante en el caso de Tigres es que no se ve un avance en su forma de jugar. De hecho su sistema es más que predecible y poco a poco a sus rivales les es más fácil neutralizarlos, pues los felinos sólo apuestan a quitar el balón y lanzar en largo a Itamar Batista.
Sin embargo, al delantero brasileño parece que también se le ha acabado la pólvora, pues no ha marcado en los últimos encuentros y su individualismo a la hora de tener el balón no aporta nada, incluso le ha creado problemas con sus compañeros de ataque.
Otro problema grave son los continuos lesionados. Lucas Lobos no puede sanar de su lesión en la rodilla izquierda; Lucas Ayala ya lleva dos semanas en el hule y tampoco ha mejorado, por lo que decidieron remover al médico y al fisioterapeuta y contratar nuevos elementos para ver si las cosas mejoran.
Hoy la liga parece ser de tres equipos. Toluca, América y Monterrey, que son los que mejor están jugando y se perfilan como los principales candidatos al título, pero como en el futbol mexicano todo puede suceder, ninguno de estos tres se puede confiar.
Y en el caso de Tigres, todavía hay tiempo para componer el camino, aunque para ello Daniel Guzmán tendrá que ponerse a trabajar en serio y olvidar el compadrazgo a la hora de hacer su alineación, pues es evidente que Fernando Ortiz, Alfredo González Tahuilán y Édgar Castillo han quedado a deber y es momento de enviarlos a la banca, para dejar su lugar a elementos como José Rivas, Armando Pulido y Javier Saavedra entre otros que no han sido tomados en cuenta.
Hasta la próxima…