
En los últimos torneos, específicamente el anterior, mucho se habló de si la generación de oro de los Tigres ya había dado todo, si era el momento de darle la jubilación.
Miguel Herrera, ex DT felino, declaró que el equipo se había hecho viejo y era necesario un cambio generacional, esto tras quedar eliminado del torneo Apertura 2022.
Estas palabras calaron mucho al interior del equipo y le costaron la chamba al entrenador.
Al siguiente torneo, el Clausura 2023, Tigres batalló, si bien arrancó bien con Diego Cocca, su “huida” del club para dirigir a la Selección Mexicana dejó mal parado al equipo que no levantó con Marco Antonio “Chima” Ruiz, y puso en duda su pase a la Liguilla.
Las palabras de Herrera comenzaron a retumbar pero, con la llegada de Robert Dante Siboldi, la estabilidad llegó, y fue de la mano de esos “viejitos” que el equipo levantó, hasta el grado de conseguir el título del torneo con una extraordinaria Liguilla.
La jubilación o cambio generacional de la que hablaba Herrera ya no era necesaria, pues fueron los viejitos: André-Pierre Gignac, Nahuel Guzmán, Javier Aquino, Rafael Carioca y Guido Pizarro, quienes se pusieron el overol y sacaron adelante al club, logrando otro campeonato.
Hoy, los abuelos, como les llama Fernando Gorriarán, gozan de plena confianza de la afición, porque son jugadores que, pese a su edad, dan más que los demás, más de lo esperado, al grado de sorprender y dejar complacida a su afición.
Algo similar ocurre con otros Tigres que, pese a su edad, y cuando muchos creerían que ya deberían jubilarse, siguen dando mucho y dejan a sus seguidores tendidos a sus pies.
Se trata de Los Tigres Del Norte que este viernes y sábado se presentaron en Monterrey y derrocharon, no solo talento, sino actitud y entrega, que fue reconocida con una gran ovación del público.
Ya me habían avisado, porque no había tenido el gusto de ir a verlos, que eran como Vicente Fernández, que no dejaban de cantar hasta que no dejaran de aplaudir.
Los Tigres de Norte despidieron el concierto del viernes tras tres horas de entrega musical con la canción “América”, pero era solo un final ficticio, solo para dejar claro al público que “habían terminado”, pero que iniciaban lo que ellos nombran como: la hora de las complacencias.
Así, empezaron a entonar varias canciones que el público les pedía, sin necesidad de ensayo, vaya, sin ni siquiera tener promter.
Así, fueron contando una a una hasta más de dos decenas de canciones, dejando al público pegado a sus asientos, inmóviles, como detenidos en el tiempo.
Con sus seguidores a sus pies, extasiados, entonaron “Lágrimas del corazón”, “En la puerta de la iglesia”, “La Yaquesita”, “Qué tal si eres tú”, entre otras canciones.
Los músicos, sobra decir que la mayoría tiene 70 años, lejos de quejarse, parecían disfrutar que el público les pidiera más canciones y que alargaran su presentación, sí, como en los viejos tiempos, como en los de ellos, en los de siempre.
Mientras el grupo complacencia a sus seguidores, en los pasillos de la Arena Monterrey las parejas aprovechaban para bailar, para divertirse con la música de sus artistas favoritos.
Fue, la verdad, una gran experiencia ir a ver a los Tigres del Norte, pero sobre todo, poder ver a un grupo que sigue presentándose como antaño, brindándose en cada presentación y dejando abierta la puerta para volver a verlos.
Son todos unos Tigres en el escenario y, al igual que los de futbol, su edad lejos de restarles les da un plus, pues esa experiencia la reflejan para darle mejores dividendos a sus seguidores.