Contrario a lo que sucede con el resto de la industria mexicana, parece que el transporte federal de carga avanza exactamente a la inversa, es decir, en reversa, al convertirse en un lastre que frena el desarrollo del País. Y, como los cangrejos, todo indica que este poder fáctico, al cual ninguna autoridad parece poder meter en orden, se la pasa dando tumbos y dando “un pasito para adelante y dos pasitos para atrás”, enlutando diariamente a muchas familias mexicanas que tienen la desgracia de toparse con ellos en las carreteras federales.
Porque los números no mienten, porque en escasos cuatro años los empresarios transportistas han cuadruplicado no su eficiencia, sino el número de accidentes fatales en los que se ven envueltos los operadores del transporte federal de carga.
Lo que vemos todos los mexicanos con su contraparte del servicio federal de pasajeros, es todo lo contrario: unidades modernas conducidas por operadores capacitados.
Gobiernos federales van y vienen, cambian los colores de los partidos en el poder y nadie es capaz de ordenar y obligar a cumplir la Ley a los empresarios del transporte de carga, en una situación que se antoja de complicidades evidentes, ante los respaldos financieros que estos grupos facilitan en las campañas políticas de todos los partidos.
Por compartirles sólo un dato del grave problema que enfrenta el transporte de carga mexicano en materia de seguridad, tenemos que mientras que en el 2009 solamente se registraron dos accidentes por día en el que se vieron involucradas estas unidades, en lo que va del 2013 la cifra ya está por encima de los nueve diarios, y puede cerrar aún peor.
¡Casi diez accidentes diarios en los que se ven envueltos las unidades de carga en la Red Federal de Carreteras!
Es un hecho que con estos números los discursos “modernizadores” de cualquier autoridad se topan con pared, al quedar confirmado en los hechos que el Gobierno federal tiene un grave problema que resolver, mismo que amenaza la productividad nacional y pone en riesgo la seguridad de los mexicanos.
En gran parte de los accidentes en que se ven envueltas estas unidades, el exceso de velocidad con que son conducidas, la nula capacitación de los operadores, las malas condiciones mecánicas, pero sobre todo el exceso de peso, son factores detonantes.
Según reportes periodísticos adjudicados a Caminos y Puentes Federales (CAPUFE), durante el período de 2011 a 2013 se registraron en 54 carreteras cinco mil 321 accidentes en los que se vieron involucradas unidades de transporte de carga.
Dos de las rutas más transitadas en México, las Autopistas de cuota México-Querétaro y México-Puebla, son las que más accidentes registraron al sumar entre ambas casi mil.
Otra de las rutas con mayor incidencia de accidentes son la Monterrey-Nuevo Laredo, Guadalajara-Colima, Irapuato-Querétaro, Puebla-Acatzingo, Ciudad Mendoza-Córdoba, entre otras. Lo reitero, los números no mienten y en casi 73 por ciento de los accidentes registrados el operador de la pesada unidad aparece como el responsable directo, y solamente en el 15 por ciento las condiciones de la carretera son las que ocasionaron los hechos.
Pero, ¿cómo exigirle a un conductor que controle de manera responsable una unidad cuando lleva casi el doble de carga y mide el doble para lo que fue diseñada?
Aun cuando son exactamente los mismos tractocamiones y las mismas plataformas, en nuestro país la Norma Oficial Mexicana permite cargar hasta 85 toneladas por unidad, mientras que en Estados Unidos se permiten 42 y en Canadá 56.
En lo que se refiere a las dimensiones de las plataformas de carga, en México esta misma norma autoriza que lleguen a medir hasta 33 metros, mientras que en Canadá y Estados Unidos es de 24 metros.
Cientos de familias mexicanas víctimas de los accidentes en que se han visto involucrados los famosos tráileres de doble caja conocidos como “fullers”, no encuentran eco con ninguna autoridad de ninguno de los niveles de gobierno, y queda confirmado que este PODER FÁCTICO está por encima de la Ley.
Urge que la Comisión de Transportes de la Cámara de Diputados demuestre su interés por servir a los mexicanos que votaron por ellos, y agilice la discusión y aprobación de la Iniciativa de Reformas al Artículo 50 de la Ley de Caminos, Puentes y Autotransporte Federal, que plantea que el peso de las unidades de carga no debe exceder las 22 toneladas y su longitud no debe superar los 22 metros.
Es obvio que con esta nueva legislación no solamente tendríamos carreteras más seguras para todos los mexicanos, sino más y mejor conservadas, al no sufrir el deterioro constante por la circulación de auténticos “ferrocarriles carreteros”.
Si el equipo del Presidente Enrique Peña Nieto y los legisladores federales se deciden a acabar con las ilegalidades de este gremio, millones de mexicanos usuarios de las carreteras federales…
¡Les pondríamos un monumento!
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