
De un tiempo a la fecha, en el barrio se percibe un aumento paulatino de la inseguridad. La gente empezó a hablar de que alguien se había robado las macetas, los botes de la basura, una bicicleta del interior de la cochera, bueno hasta una campana que alguien había colgado, a falta de timbre, el frente de su casa. Tenemos un chat que compartimos hace algunos años con “los comandantes” del municipio y ahí la gente se queja y pide ayuda sin recibirla; los policías cuelgan fotos de las patrullas paseando por la colonia.
De los robos ocasionales pasamos a cosas más serias: ayer asaltaron a una pareja en el parque, me dijo el señor que viene a lavar los coches el fin de semana. Los asaltos se volvieron cada vez más frecuentes a pesar de los patrullajes. Luego alguien reportó en el chat que se habían metido a su casa; alguien más habló de un cristalazo a su carro. Las patrullas patrullan, tardan en llegar y ante las quejas del vecindario empezaron a pedir que marcáramos al 911. No hizo mucha diferencia. De unos días a la fecha suena con frecuencia la alarma del banco que está por la avenida. Nadie viene a ver; ni los del mismo banco. No vaya a ser que se encuentren con los ladrones y menudo lío se arma. El vecindario se desvela y atemoriza.
Las quejas de la gente subieron de tono; se empezó a hablar de comprar armas para defenderse. El alcalde de Monterrey decidió darse la vuelta al parque. Nadie sabe si fue parte de su campaña de imagen pública o como reacción a las quejas de la gente. Lo cierto es que le tupieron los reclamos. Unas señoras aprovecharon para hablar de las parejitas que no completan para el cuarto y se van al parque. Al día siguiente todos los carros estacionados alrededor amanecieron con multas de tránsito. Los ladrones y las parejas ahí siguen sin que nadie los moleste, pero a los vecinos ya se los ejecutaron con sus multas. A ver si aprenden a no quejarse con el alcalde.
Unos días después nos pusieron una patrulla con una caseta elevada, un espantapájaros. A ver si con eso ya dejamos de pedir que la autoridad haga su trabajo. Quesque tiene cámaras conectadas al C5. Si no vienen las patrullas cuando la gente les llama o llegan demasiado tarde, ¿alguien piensa seriamente que los delincuentes temen que los retraten con las manos en la masa? Si se descuidan les van a volar hasta la patrulla con todo y cámaras.
Cualquier día, en plena hora pico, los policías de San Pedro bloquean un carril de alguna de las avenidas que le dan acceso al municipio. Una estrategia tan vieja y tan inútil como los retenes fijos en la carretera a Reynosa. Creo que nadie les ha explicado que los retenes deben ser acciones extraordinarias, sorpresivas, con un objetivo claro y preciso. Aunque me inclino a pensar que siguen el mismo fin que los espantapájaros del alcalde más famoso de México: simular que están haciendo algo.
La estrategia es ampliamente usada también por las policías estatales, federales el ejército y la marina. Patrullan armados hasta los dientes para asustar a los vecinos, porque a los delincuentes de todos los tamaños no les quitan ni un minuto de sueño.
La inseguridad y la violencia crecen todos los días, las autoridades se avientan la bolita: es un asunto federal; nosotros estamos para cuidar el orden; es que no tenemos facultades para investigar; no hay recursos, dijo alguien en la alcaldía: una solución es que entren al programa de policía de barrio. Que los vecinos compren las patrullas, paguen la gasolina y el mantenimiento y el municipio pone los policías. Se trata de otra forma de privatizar el monopolio de la violencia legítima que le hemos cedido al estado para que nos cuide. Los que no tienen para comprar patrullas pues les piden el favor a los narcos.