
De acuerdo con los Mayas, más bien según la gente que interpreta las predicciones de dicha cultura, el mundo perecerá debido a un sinnúmero de desastres naturales, y esto podría suceder en diciembre de este año.
Sin embargo, para los expertos en informática hay otra amenaza latente, aunque sin fecha de ejecución: la ciberguerra.
Y si no me cree, en marzo de este año se realizó una especie de ensayo militar internacional, aunque no hubo explosiones,ni tanques; en este ejercicio el nuevo guerrero, un cibersoldado, tuvo que hacer uso de sus habilidades de ha-cker para vencer al enemigo. (Más bien secuestrar y robar datos de las computadoras de sus adversarios).
Este ensayo militar, realizado en el centro de defensa cibernética de la OTAN, demuestra que los países están tomando muy en serio las amenazas virtuales.
Hace un par de años el virus Stuxnet puso en evidencia la vulnerabilidad de los sistemas gubernamentales, ya que logró infiltrarse y estuvo a punto de ocasionar una fuerte catastrofe, pues su objetivo eran las instalaciones nucleares de Natazan en Irán.
Los que saben del tema dicen que la Primera Guerra de Internet se libró en el 2007 en Estonia cuando los bancos, servicios gubernamentales y medios de comunicación fueron víctimas de un ataque conocido como Denegación de Servicio Distribuido (DDOS).
En este tipo de ataques las computadoras se vuelven robots y son manipuladas para saturar el tráfico del servicio que se quiere atacar, en su fase menor. Pero un ataque bien planeado podría descarrilar trenes, ocasionar apagones y poner a todo un país en jaque.
Según un reporte de la Comisión Europea, casi todos los mercenarios están dispuestos a venderse al mejor postor. Y para que se dé una idea en función del ataque deseado, el precio de una DDOS puede variar desde 20 dólares por una hora de ataque, hasta 200 dólares por un día.
Sin embargo, no todos los expertos en seguridad informática coinciden en que los sabotajes o ataques informáticos contra estos objetivos puedan considerarse una acción de guerra en el sentido clásico, ya que existen otros fenómenos, como el espionaje industrial o la delincuencia, donde también se utilizan.
Y aunque parezca película de ciencia ficción, los expertos aseguran que no sólo los gobiernos o las empresas son vulnerables a este tipo de ataques, los usuarios finales, como usted y yo, también podemos ser víctimas si nos empezamos a llenar de aparatos inteligentes como refrigeradores o televisores que se conectan a internet.
Y es que según el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, los sistemas SCADA (Supervisión, Control y Adquisición de datos), controladores sistematizados que hacen el enlace entre el mundo físico y digital no cuentan con entornos de seguridad adecuados.
Ahora imagínese que pasaría en un país en el que el 90 por ciento de las transacciones bancarias y declaraciones de impuestos se realizan a través de internet. Sin duda los usuarios sentirían que sus vidas serían trastocadas.
Hasta la próxima
[email protected]