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e necesita ser verdadero fanático para atreverse, desde el centro de la república mexicana, a lanzar al aire por televisión una pregunta provocativa e irracional: ¿Cuál de los cuatro equipos llamados grandes está llamado a ser el campeón del actual torneo? ¿América, Chivas Rayadas de Guadalajara, Pumas o Cruz Azul?
Ridículo a más no poder, el presentador televisivo, probablemente enfermo de envidia, hablaba en serio con un fuerte énfasis en la discriminación de los dos equipos cobijados por el famoso Cerro de la Silla. Y digo que hablaba en serio, porque no mostró ni siquiera un ápice de provocación, con el fin de armar polémica para su insípido programa futbolero. Dejó clara su convicción de que no hay más “grandes” actualmente, según su pobre punto de vista, que América, Chivas, Pumas y Cruz Azul. Allá él y su corta visión analítica para destacar la “grandeza” de estos únicos clubes que le llenan su ojo crítico o su bolsillo, por aquello de que, así, trata de extorsionar con dádivas, por lo menos, de boletos de entrada al estadio para sus familiares, cuando no de alguna lana en forma despistada.
Sin embargo, no tardó mucho en desplomarse la “grandeza” de uno de sus clubes preferidos, y ¡pácatalas!, que Pumas hace el ridículo en la Concachampion, cediendo el lugar de honor a un equipo de Estados Unidos para representar a la zona geográfica en el Mundial de Clubes. Es decir, después de que tanto Rayados de Monterrey como Tigres de la UANL habían puesto en las alturas su participación ante verdaderas potencias europeas, ahora el equipito capitalino fue a entregarse como manso minino a Seattle. Y ni así fueron “objetivos” los cronistas y comentaristas chilangos, pues se dedicaron durante el partido, y a pesar del miserable resultado para el club Pumas a justificar su actuación. Tuvieron el descaro, horas después, de elogiar el mérito de haber llegado a esas instancias de tan esperado torneo regional.
Y hoy no se les cae de la boca también el señalamiento del “mérito” de este cuadro juvenil por haber alcanzado a colarse al repechaje, de panzazo, a falta de una mejor fortuna de Mazatlán, León y Santos-Laguna. Y claro que en toda liguilla del futbol mexicano, donde se empieza de cero, Pumas puede llegar a tocar la puerta del campeonato como hace seis meses, pero no por eso debe considerársele “grande”, ya que no ha sido tan consistente como en la época en que contaba con auténticas estrellas internacionales como Hugo Sánchez, Cabiño, Cuéllar, Olaf Heredia, etc. Emociona su juego y hay que valorar la entrega de sus briosos futbolistas de hoy. Pero su “grandeza” corre pareja con otros clubes y no solamente abajo de la de Rayados y Tigres.
Y ni qué decir de las Chivas, tan socorridas ahora por el sistema de competencia y su recuperación en la tabla de posiciones gracias a sus últimos juegos. Sin embargo, su “grandeza” está muy lejana de aquellas épocas en que sí daba verdadera pelea en los clásicos nacionales contra el América, que sufrió en este torneo para recuperarse y meterse a pelear por el gallardete, aunque sin la garantía de éxito que su solo nombre despertaba antes. ¿Y qué decir del Cruz Azul de estos días? ¿Fue tan relampagueante la grandeza de su corona de hace dos torneos, que no tuvo arrestos para dejar el repechaje y perder uno de los cuatro puestos de honor en su afán por ceñirse el cetro de nuevo?
Por eso tiene feo hedor el criterio de quienes insisten en llamar “grandes” a los que han escrito una historia lejana de éxitos, y no toman en cuenta a los clubes que se sostienen entre los primeros lugares e invierten para seguir a pie firme reponiéndose de los malos pasos y luchar por complacer a su afición y aprender de sus errores en busca del título.
Claro que no son un Real Madrid para remontadas como las que sabe dar este auténtico equipo grande a nivel mundial. Ni son un Manchester City ni un Liverpool y, menos, un Paris Saint Germain. Pero en su nivel, saben sacarle jugo a su permanencia en la máxima categoría del futbol mexicano. No le pueden sacar millones de euros del bolsillo de sus seguidores, como el Real Madrid y un poco también el Atlético de Madrid, como para que los acompañen en sus juegos internacionales, como ahora en que hay boletos ni de 90 mil pesos mexicanos para entrar al Estadio San Denis, en la capital francesa el 28 de mayo, y ni un cuarto de hotel se puede conseguir ya en sus alrededores. Sí. Es cierto, Porque se trata de una Final de la Champion entre equipos grandes.
Equipos grandes que cuentan con la recreación en la crónica de sus promotores en radio y TV, al grado de que utilizan expresiones de su léxico que en México llaman la atención por su significado grosero o atrevido, pero que entre los españoles no tienen ningún sentido de perversión, igual que ocurre con muchas palabras utilizadas por quienes ambientan los partidos en Argentina, y que no son expresiones de uso común entre nosotros.
Aquí seguiremos con el respeto a nuestro vocabulario. Y aguantando a los enamorados de los “cuatro grandes” del futbol mexicano. v