No cabe duda que México vive una de las peores crisis de inseguridad en su historia, que no parece tener fin por los altísimos niveles de impunidad que prevalecen a causa de la corrupción e indolencia que existe entre las autoridades de procuración de justicia.
Todos conocen las cifras que hablan de la mínima cantidad de delincuentes que son detenidos y llevados ante la justicia tanto por la poca cultura de denuncia que existe en este país, como por la corrupción que impera en las policías y los juzgados de México, donde por unos pesos se administran las sentencias a conveniencia del mejor postor.
Con el paso de los años esto ha generado un enorme y comprensible enojo entre la sociedad, que está harta de ver cómo es robada, violada y asesinada, mientras las policías permanecen como mudos testigos de estos crímenes.
Por todos los puntos del país han surgido historias de poblaciones completas que han decidido defenderse de la delincuencia por sus propios medios, pues ya están hartos de que la policía no haga nada para ayudarlos.
Entre las herramientas más útiles que estos grupos han utilizado para autoprotegerse están las redes sociales como Twitter, WhatsApp y Facebook, donde publican alertas, denuncian personas sospechosas o simplemente se mantienen comunicados entre sus vecinos.
Nadie en este país puede decir que no pertenece al menos a un grupo de WhatsApp donde comparte anuncios, memes, chistes y alertas de posibles situaciones de riesgo en el sector donde vive.
El problema es que cuando combinas la inseguridad, el hartazgo ciudadano, la ignorancia y la criminal irresponsabilidad de algunas personas, te quedas con un peligroso coctel que ya está comenzando a cobrar su factura de sangre en este país.
De entrada, muy pocas personas saben realmente cómo funcionan las redes sociales. Es mínima la cantidad de gente que está enterada que Facebook, Twitter, Youtube, Snapchat e Instagram son un negocio millonario para quienes saben manipularlas y logran que miles o millones de personas vean sus perfiles.
Mientras más gente vea tu perfil, más dinero vas a recibir por parte de los administradores de la red social. Así de fácil, así de sencillo.
Es cierto, hay quienes usan el talento (o poca vergüenza) para general contenido novedoso a las masas, pero también hay quienes, utilizando perfiles de “noticias”, se dedican a generar contenido falso, engañoso, o sensacionalista, todo para lograr llamar la atención de la gente.
Entre las fórmulas que utilizan está “alertar” a la gente sobre el peligro de moda. Hace años fueron las balaceras, luego los “toques de queda” para dar paso a los secuestradores y, más recientemente, los “robachicos”.
Obviamente, cuando este tipo de “noticias” llega a una zona azotada por la delincuencia, cae en terreno fértil para volverse viral y comienza a multiplicarse como una mala hierba.
En cuestión de días, millones de cuentas de Facebook y grupos de WhatsApp son inundados con este tipo de alertas, que aprovechan la ignorancia de las personas y su poca disponibilidad para investigar un poquito para ver si lo que están compartiendo es cierto.
Un efecto es el pánico entre la sociedad. La gente empieza a dudar si puede salir a la calle, viven con miedo, comparten el temor.
Sin embargo, de unos años a la fecha se ha registrado otro funesto efecto a estas “noticias”. Basta que una comunidad considere sospechoso a un grupo de personas, para de inmediato asumir que son delincuentes.
En el 2015, dos encuestadores que se encontraban trabajando fueron quemados vivos en una comunidad de Puebla luego de que alguien los acusó de ser secuestradores.
La tragedia se repitió tres años después cuando dos jornaleros, quienes no cometieron mayor delito que estar tomando cerveza en la vía pública, fueron sacados de una cárcel de Puebla e incinerados en vida, todo porque alguien dijo que eran “robachicos”.
Es terrible ver el video del momento en que estas dos personas lenta y dolorosamente están muriendo frente a la mirada de una turba que celebra su sufrimiento.
La acusación vino pues desde hace días las redes sociales han estado inundadas de alertas de robo de niños, incluso hay una que habla de la llegada a México de una “invasión de robachicos” que viene a llevarse a los bebés de nuestro país.
Incluso recuerdo una “alerta” tan ridícula, que señalaba a la cantante Rihanna y el actor norteamericano Donald Glover como dos peligrosos ladrones de niños que operaban ya sea en la región lagunera de Coahuila, la zona metropolitana de Monterrey o la frontera de Tamaulipas (depende quién mandó el mensaje).
En estos tiempos nadie se detiene a analizar qué está compartiendo en sus redes sociales… el problema es que no sabe que, al hacerlo, podría estar condenando a muerte a inocentes, tal y como ha sucedido -y seguirá sucediendo- en Puebla y, muy posiblemente, en Nuevo León y Tamaulipas.v