Tres asesinatos de políticos cimbraron México en las últimas semanas. Primero el del ex diputado panista Hernán Belden en Monterrey. Luego el de los priistas Jaime Serrano y Eduardo Castro en el Estado de México y Ciudad Obregón, Sonora.
Los dos últimos casos se resolvieron primero que el de Belden. ¿Casualidad o incompetencia?
Lo cierto es que desde que Mauricio Fernández avisó del secuestro de Belden, el caso comenzó a “manosearse” con tintes políticos. Los panistas retaron al gobernador y los priistas trataron de involucrar a los albiazules.
Luego apareció la figura de Edelmio Sánchez, quien el día del asesinato tenía cita con Belden y el alcalde electo de San Pedro, Ugo Ruiz.
Alguien con buena memoria publicó que en 2004 el abogado fue detenido en un auto que transportaba más de 87 kilos de marihuana. Explican que Sánchez se dedicaba a “cabildear” en los máximos recintos legislativos del país en favor de políticos locales de rangos muy altos.
De inmediato comenzaron las insinuaciones y los “deslindes” para evitar ser contaminados por este personaje.
Lo cierto es que luego de muchas horas de tiempo aire en radio y televisión, así como kilos y kilos de papel periódico, hasta el cierre de esta edición (25 de septiembre) el caso Belden estaba como al prinicipio.
::
Y de esa misma manera estaba entrampado el Congreso con el caso de la Comisión de Coordinación de Regimen Interno, departamento que maneja los destinos económicos entre los legisladores.
Ha trascendido que ex diputados panistas resultan corresponsables de que la COCRI esté en el aire y que cientos de trabajadores del Congreso no sepan su suerte laboral.
Se dice que Hernán Salinas y Francisco Bustillos no hicieron nada para evitar que Héctor Gutiérrez cambiara las reglas del juego antes de irse como diputado federal. Y al parecer hay papeles que muestra el dicho.
Por tradición, la COCRI es manejada por el partido que tiene más diputados locales. Hace seis años el PAN lo hizo y en el periodo que acaba de terminar en agosto fueron los Priistas los que administraron el Congreso.
Ahora, y sólo por molestar, Héctor Gutiérrez cambió los reglamentos y el Congreso parece una torre de Babel donde todos gritan y nadie manda.
Por lo pronto, el primer mes de la nueva legislatura a servido para tres cosas: para nada, para nada y para nada.
::
Hace un par de números destapamos al ahora diputado federal Arturo Salinas como uno de los políticos con más futuro en Nuevo León. Con raíces en Los Herrera, este joven abogado ha hecho talacha en el Distrito Federal y desarrollado contactos de muy alto nivel.
Se fue con Fernando Canales a la capital, pero luego trabajó muy cerca de Fernando Elizondo y del presidente Felipe Calderón.
En Monterrey fue quien le abrió la puerta a Margarita Arellanes en la política al tenerla como asesora cuando él fue diputado local hace algunos años.
Salinas viene de la vieja cúpula, pero ahora se considera independiente. Propone eliminar los pleitos entre los panistas y luchar unidos en torno a las elecciones de 2015.
Ve fuerte a Zeferino Salgado para dirigir el PAN estatal, pero no descata que Judith Díaz sea postulada para este puesto.
Aunque está en México muy ocupado con su nuevo cargo, cada semana viene a Monterrey para estar en contacto con los colegas que están manejando la política local. Quiere abrir una oficina en la Sultana del Norte para hacer labores de gestoría social y tener contacto con los medios de comunicación.
::
Aunque están a punto de cambiar de administración en el departamento de Tránsito de Monterrey, decenas de futuros agentes están practicando en las principales calles de la capital regiomontana.
Vestidos con un chaleco naranja y acompañados siempre de un agente oficial, los jóvenes aplican “multas” de mentirillas para agarrar “callo” y saber hacerlo cuando se enfrenten a situaciones reales.
Lo que todos los conductores se preguntan es si dentro de las clases que están recibiendo, incluyen la de “mordida uno”, “mordida dos” y “póngase la del Puebla”.