
El futbol, como la vida, para desarrollarse necesita de contexto.
El problema de Rayados, en el fondo, parece más de contexto, de crear un ecosistema donde los grandes individualidades puedan florecer y los experimentos del entrenador parezcan lógicos.
La presencia de un monstruo como Godzila puede parecer lógica o fuera de lugar según el contexto que el escritor brinde a la historia durante el desarrollo del guión. Si Godzila aparece en una película de King Kong, suena lógico, no así si lo ponemos en el guión de la zaga de la Guerra de las Galaxias.
Así las cosas, no podemos saber si la elección de Eduardo Berizzo, que era el otro candidato, habría llevar a los Rayados ya al título que tanto anhelan.
Eso no quiere decir que el director técnico Martín Demichelis no tenga responsabilidad en el fragilidad defensiva que el equipo ha manifestado en este torneo.
Sólo que se debe tomar en cuenta ese detalle de que a lo largo de los torneos el Monterrey cambia de técnicos y jugadores, y las decepciones son las mismas o muy parecidas.
Este sábado ante el San Luis se dio el debut del legendario del futbol mundial, Sergio Ramos.
La pregunta es ¿si Ramos puede contribuir a cambiar ese contexto en el que se busca evolucione el ecosistema de rayado? La respuesta es sí.
El alma, el interior de la personalidad rayada ha venido en constante evolución desde hace décadas. El impulso más reciente lo encabezó Femsa con la llegada de Benito Floro, después al traer a Daniel Passarella, más tarde con el factor decisivo de Humberto Suazo.
Todos esos personajes, entre muchos otros como Jesús Arellano, Walter Erviti o Guille Franco, han configurado la personalidad psicológica del equipo, valores que representan un suelo fértil sobre el cual pueden germinar las nuevas semillas.