No como en otras ocasiones, pero el pasado 8 de marzo se desbordaron las pasiones en torno al Palacio Nacional donde un grupo de feministas protestaron contra la administración federal que preside Andrés Manuel López Obrador.
En esencia, las féminas -y también algunos infiltrados-, vestidas algunas y otras desvestidas de negro, protestaron por las mujeres de todas las edades que han sido mancilladas, heridas, agredidas o asesinadas en este país.
Esto ha ocurrido siempre, sin embargo, las feministas lo descubrieron recién llegó López Obrador a la Presidencia.
Muchas encapuchadas de negro y con pañuelo púrpura con carteles exigiendo justicia por las mujeres fallecidas y otras con pañuelo verde también pidiendo justicia por las muertas que mataron otros, pero exigiendo su derecho a matar al bebé propio, vía aborto.
Algunas armadas con martillos, trozos de varillas de acero de las usadas en construcción, tubos metálicos y botes de pintura en aerosol, además de su garganta y carteles, se apersonaron en las calles aledañas al recinto presidencial debidamente protegido con una valla metálica que lo circundaba y con policías con equipo antimotines y armados de paciencia para aguantar todo insulto y tipo de agresiones que incluyó verse rociados de gasolina y convertidos en teas humanas.
Protestando por los derechos de las mujeres en su día internacional, y prendiéndoles fuego a algunas de ellas por estar paradas no del lado de las manifestantes, sino enfrente, trabajando y equipadas como policías.
Ridículo, absurdo, todo un contrasentido.
Las uniformadas no habían violado o asesinado a ninguna, pero estaban paradas del lado equivocado, según las agresoras.
Al final, el saldo fue de 3-1 en favor de las feministas, es decir que por cada herido o herida de las protestantes, resultaron tres uniformadas lesionadas o quemadas, tras prenderles fuego.
Sesenta y dos policías por 19 civiles fue el saldo de heridos, de acuerdo con el reporte de la Secretaría de Seguridad de CDMX.
En ese marco, un mes antes, las mismas feministas u otras vestidas igual de negro con paliacates morados y verdes protestaron ante la sede de Morena en la colonia Roma de la capital mexicana.
Las mujeres se manifestaron por la inminente candidatura de Félix Salgado Macedonio para acceder a la candidatura de ese partido a la gubernatura de Guerrero.
El dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, sostenía que el señalado no había sido condenado por ningún delito de acoso o violación y por lo tanto mantenía sus derechos políticos.
Desde 1998 hubo por lo menos cinco casos de denuncias contra Salgado Macedonio, pero no todos llegaron ante el Ministerio Público.
Ante las protestas de las feministas exigiendo que “Un violador no será gobernador”, el presidente López Obrador dijo: “No debe haber linchamiento, ni politiquería” y “para eso están las instancias legales”.
El caso más notorio fue el de la morenista Basilia Castañeda Maciel “cuyo expediente que fue enviado por la FGR a la Fiscalía estatal, instancia que en enero lo desechó porque prescribió la acción penal. La otra denuncia fue presentada en 2016 y ratificada en 2017 por una mujer que trabajó con el candidato cuando él era director del periódico La Jornada de Guerrero”.
Sin embargo, existe un antecedente de que por encargo del gobernador Héctor Astudillo se desestimó la denuncia de Castañeda Maciel.
De acuerdo con el sitio Infobae “el exfiscal guerrerense Xavier Olea reveló que sobre el expediente de 2016, hubo elementos para detener a Salgado Macedonio en 2018, cuando fue candidato y ganó la elección para ser senador por seis años. En esa ocasión, según el dicho de Olea, el gobernador Héctor Astudillo le pidió detener el proceso y no arrestar al morenista”.
En otras palabras… esto comenzó hace cuatro años, no el mes pasado cuando se les ocurrió nominar a Salgado Macedonio como candidato.
Entonces, a cuatro años de esta denuncia, el 1 de marzo, el actual fiscal de Guerrero Jorge Zuriel informó que la investigación sigue abierta y están recabando pruebas.
Si lo revivieron hoy, AMLO puede atribuirlo a politiquería oportunista, el punto es que resurge hoy, porque hoy fue nominado para ser gobernador. Es decir, si fuese un civil no sé si seguirían pidiendo justicia, pero que un depredador llegue a ser la máxima autoridad estatal, lo pondrían en las mismas condiciones de otros exmandatarios, presuntos delincuentes tipo Mario Marín Torres y Miguel Ángel Yunes Linares, ambos señalados como parte de un red internacional de pederastas y tráfico de personas.
Por cierto, estos dos últimos surgido del PRI y el PAN intocables e innombrados por las protestantes.
Algunas de las damas de la 4T podrían aprovechar la oportunidad de fijar una postura feminista y darle cierta autenticidad al gobierno de AMLO con este caso.
Permanecer calladas, y voltear hacia otro lado, no ayuda.
Su silencio las haces cómplices…
Comenzando por Beatriz Gutiérrez Muller y pasando por Olga Sánchez Cordero, Tatiana Clouthier, Rocío Nahle y Luisa María Alcalde, deberían —si no lo han hecho– manifestarse en contra de la candidatura de Félix Salgado Macedonio en Guerrero…
Hacerse las disimuladas solo ayudará a darle la razón a sus críticos sobre la simulación que es la 4T, una hija nefasta y deforme del priismo que critican rabiosamente, que ya en el poder mostró su verdadero rostro.