Monterrey, que tus hijos no sean indiferentes a los altos niveles delincuenciales. Un robo es un robo, sea el grado que tenga. Me sorprenden las cifras del hurto de autos registradas de manera oficial en el área metropolitana de Monterrey. Van a la alza. ¿Por qué van en aumento? No hay una explicación lógica, científica ni criminalística.
¿Quiénes son los miembros de las bandas que roban carros? ¿A dónde van tantos autos que hurtan en Monterrey? ¿Por qué tanta indulgencia al criminal?
La Procuraduría General de Justicia del Estado de Nuevo León reportó la sustracción de mil 142 autos al cierre del mes. Es una cifra escandalosa. Enero sumó 401 vehículos robados, febrero 346 y marzo 395. ¿No le parecen alarmantes esas cifras? Más alarmante es el silencio de la autoridad y del ciudadano.
Vamos, no podemos consentir que un grupo o varios grupos de rufianes estén minando el patrimonio de los regiomontanos. El patrimonio es la acumulación del esfuerzo que día con día hacemos quienes salimos a trabajar religiosamente para llevar el sustento a nuestros hogares.
Nuestra esposa y nuestros hijos nos esperan con alegría en la casa, pensando que llegaremos con noticias que producirán felicidad. Pero, en mil 195 familias de Nuevo León las noticias son otras: son de angustia, son de rabia, son de impotencia.
Acabar con al delincuencia es tarea de todos, pero sobre todo de quienes ejercen la autoridad desde las corporaciones policiacas. Vigilar calles, avenidas, centros comerciales, estacionamientos y establecimientos de todo tipo es una tarea preventiva y cuya función corresponde a las autoridades municipales.
Entonces ¿qué pasa? No tiene explicación que sea más fácil para el policía encontrar a un joven orinando en un parque, que a un delincuente cuando está haciendo de las suyas. ¿Eso cómo se lo explica una víctima del pillaje a sus hijos?
¿Se trata de suerte? Qué suertudos son los delincuentes y qué desafortunados somos los ciudadanos. Suertudos esos rufianes porque hasta el momento esa buena fortuna les ha permitido sustraer mil 195 carros sin que ninguna autoridad se haya percatado y sin que ninguna cámara de “fotomultas” los haya captado. Es un contrasentido que coloquemos cámaras para amolar al cumplido ciudadano y no podamos colocarlas en los puntos rojos donde se roban los carros. ¿No le parece?
El Semáforo del Delito parecía ser una buena opción para medir índices y corregir una serie de retos que día a día enfrentan los cuerpos policíacos, pero parece que eso ha quedado en el olvido.
Sea como sea, se trata de mil 195 familias que perdieron parte de su patrimonio. Muchos no duermen pensando en la forma en que les hurtaron su auto y muchos, la mayoría, siguen esperando a la Señora Justicia.v