A pocos meses de gobierno de Rodrigo Medina, en Nuevo León, no fueron los panistas quienes menospreciaron su investidura ante el Ejecutivo Federal, sino sus propios alcaldes tricolores, en una acción que confirma lo que todos sabemos: el evidente descontrol político y ausencia de liderazgos reales.
Y es que con la promoción, redacción y difusión en los medios de comunicación impresos del estado del desplegado dirigido al presidente Felipe Calderón, parece que al alcalde de Apodaca, Benito Caballero, ya se le olvidó que gobierna el municipio “cuna” de Medina, o de plano ya confirmó y, lo que es más importante, ya legitimó la ausencia de figuras representativas de la clase política local.
Aunque los promotores de este desplegado puedan asegurar a Sirios y Troyanos que tuvo la bendición del Palacio de Cantera, en este lugar todo mundo se apresuró a negar la paternidad de ese huerfanito.
De poco valió que unos días antes en una encerrona sostenida en la Casa de Gobierno, ubicada en Morones Prieto 200, en el panista municipio de Garza García, el jerarca tricolor Humberto Moreira haya exhortado a la unidad y el respaldo a la figura del gobernador Medina a la clase política local.
Porque tienen razón los que dicen en el rancho de que “cuando la perra es brava hasta los de casa muerde”, los alcaldes metropolitanos del PRI se llenaron de valor y confirmando que son muy buenos para redactar desplegados, pero muy malos para combatir la delincuencia, se sintieron iluminados para publicar un desplegado que rebotó peor que un billete de 15 pesos.
Conviene resaltar que la única firma ausente en ese desplegado ranchero fue la de la alcaldesa de General Escobedo, Clara Luz Flores, único municipio en el que las estadísticas no mienten: los hechos delictivos registran una tendencia real a la baja.
¿Desde cuándo los alcaldes ignoran todo principio de respeto a las figuras políticas tradicionales de interlocución con el Gobierno Federal? Sencillamente desde el momento en que creen que gobernar es mantener una campaña política por tres años, evadiendo sus auténticas responsabilidades y minimizando la inteligencia de la ciudadanía.
¿Los diputados federales están de adorno?, ¿figuras como la del secretario General de Gobierno, también?, ¿o el propio dirigente del PRI, Alvaro Ibarra?, o la del mismo gobernador Medina, como para soslayarlas y de plano hacerlas a un lado, y que los alcaldes tricolores metropolitanos se envalentonen denunciándole a Calderón, cual grupo de pandilleros resentidos porque les robaron el lonche en la primaria, supuestos abusos de los líderes empresariales.
Todavía Calderón no para de carcajearse y eso que ya ha visitado el baño miles de veces. Además, al presidente qué le interesa que los líderes de los organismos empresariales sean panistas, ¿o qué, a poco la política mexicana es un juego limpio?
De plano que este grupo salió chamaqueado, incluyendo al picudo alcalde de García, Jaime Rodríguez, a quien pescaron chambeando fuera de México, y su error fue confiar en los nuevos estrategas plenipotenciarios, mismos que son muy buenos para contar chistes y pintar monitos.w
Lástima que en los momentos en los que Nuevo León ocupa una clase política reflexiva y prospectiva, se encuentran al timón políticos rancheros que reaccionan con las vísceras confirmando lo que la ciudadanía ya sabe, salieron malitos para gobernar pero muy buenos para indignarse y pegar a la cuna cuando no les sirven su lechita.
¿O quién puede negar que municipios como Apodaca, Guadalupe, Juárez, registran el mayor índice de hechos delictivos en Nuevo León? Y esto se resuelve con hechos, no con inaugurar parques y denostar a los organismos empresariales.
Después de todo, les guste o no a los alcaldes firmantes, la totalidad de los empleos que se generan en Nuevo León tienen mucho que ver con aquellas figuras a las que pretendieron denostar al llamarlas “burócratas panistas”, escupiendo para arriba, ya que por instantes ignoraron que son ellos los que dirigen a esa clase política.
Pero en el 2012 nadie puede dudar que si no se realiza un golpe de timón de 180 grados, la clase media acudirá a las urnas y recordará esa frase tan socorrida en Nuevo León: Voto y te Boto.
¡Muchas gracias!