La llegada del exdirector de la Lotería Nacional, Pedro Pablo Treviño, a la dirigencia estatal del PRI, conllevará una reestructuración integral de todo el partido, desde arriba hasta sus cimientos.
Espérense nomás unos días y verán cómo pasando el Grito de Independencia, el exdiputado federal empezará “el revolvedero” de personeros y antiguos colaboradores de César Cavazos.
Y con la mirada puesta en las elecciones del próximo año, más de la mitad de los 51 comités municipales entrarán en proceso de cambio de sus dirigentes. La tirada es aceitar la maquinaria priista para estar preparados para lo que viene.
Treviño, quien viene de las fuerzas básicas priistas, pero se forjó con los equipos de Natividad González Parás y Rodrigo Medina, sabe o ya irá conociendo las debilidades y fortalezas de la estructura partidista, los grupos políticos que se mueven a la luz y en lo oscurito, y quiénes están canteados para un lado y otro.
Por lo pronto, el alcalde de Guadalupe, Francisco Cienfuegos, no quedó muy contento con esa designación y rápido movió sus fichas, mandando a Lorena de la Garza, su exfuncionaria de prensa, como secretaria general del tricolor. Porque en política también las paredes oyen y hay que tener los tímpanos bien calibrados en los dos procesos electorales que se avecinan: 2018 y 2021.
Ya esa radiografía habrá de ayudar a definir a la dirigencia nacional si hay opciones de reelección para tal o cual alcalde o diputado local, o si se abre el proceso para buscar candidatos a los cargos que habrá de renovarse.
Las batallas intestinas priistas se pondrán a la orden del día, y Treviño compró el boleto en la rifa del tigre, pues a como están los tiempos, prácticamente se estaría quedando fuera de la tómbola de donde se sacará a los candidatos, ya que se vería muy mal que él fuera juez y parte en esta selección.
Así que pues, a sólo le quedará la opción de mantener a flote al tricolor en Nuevo León, que pese a ser la primera fuerza electoral no tiene los boletos ganadores en un sorteo en el que día a día se da la desbanda de militantes, muchos de ellos encaminados hacia MORENA.
Se sabe que Treviño es alguien muy cercano a Marco Antonio González, el pastor de los diputados locales del PRI en el Congreso local. Y a ver qué pasará cuando se elijan candidatos.
Por cierto, por el lado masculino del PRI para integrar la fórmula del Senado están apuntados Jorge Mendoza, Francisco Cienfuegos, Héctor Gutiérrez de la Garza, Álvaro Ibarra y, si hubiera una rendija se colarían Adrián de la Garza, el alcalde regio, y Marco Antonio González. Para ese grupo ya se acabaron las invitaciones.
Y como compañera de fórmula y para cumplir con la equidad de género: la inamovible alcaldesa de Escobedo, Clara Luz Flores.
MARCAR DISTANCIA ¡YA!
Quieran o no, el que poco a poco se va quedando solo es Ricardo Anaya Cortés, todavía dirigente nacional del PAN, quien aguantó como los machos las dos semanas de quemón recibido tras la publicación de sus tejes y manejes millonarios en “bisnes” inmobiliarios, y en donde hasta su familia política está involucrada.
En Nuevo León, dicen los que conocen a los panistas bien a bien, nomás le salieron los tres pies al gato y pues pintaron su raya, y como Pedro, tres veces han negado vinculación con el dirigente queretano, quien dice a diestra y siniestra que los periodicazos sobre su enriquecimiento sólo son un cortina de humo y un ataque político en sus aspiraciones por la candidatura presidencial.
Por eso, ante la caída inminente del líder panista (en octubre se celebra una reunión del Consejo Nacional del PAN en donde el tema de la candidatura será esencial y sin duda vinculado a las acusaciones sobre Ayala), dicen que solo queda probar de dos sopas: Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle.
Baste recordar que los panistas de Nuevo León, llámenseles grupo San Nicolás o neocúpula, o neopanistas y viejos panistas, a la hora de los jitomatazos se la juegan para un solo lado, el propio, y pues ahora pretenden armar un bloque que impida la imposición de candidaturas desde la CDMX para dejar que los locales elijan a sus nominados.
Mientras en la capital del país estarán ocupados los dirigentes en sacar a flote el barco, aquí en Nuevo León ya preparan sus lanchas, patitos de hule y salvavidas para navegar en aguas hostiles, y definir quién o quiénes cuentan no solo con los perfiles para pelear candidaturas en diversos niveles, sino también los apoyos humanos y materiales para conseguirlos.
DIFERENTES VARAS PARA MEDIR
“Mi no entender”, diría el gringo si viera cómo se aplica la justicia al interior de los partidos políticos cuando uno de sus correligionarios es acusado de malversación de fondos y recursos.
Mientras en el Partido Acción Nacional ya casi casi se concreta la expulsión de la exalcaldesa de Monterrey, Margarita Arrellanes, por su presunta responsabilidad en el desvío de recursos públicos, al exgobernador Rodrigo Medina, señalado por el mismo delito, en el PRI no se le ha tocado ni con el pétalo de una rosa.
La también exdelegada de Sedesol enfrenta acusaciones, digámoslo así, nimias comparadas contra las que Medina de la Cruz tiene a cuestas, sin contar las más de 40 que supuestamente el fiscal anticorrupción le fincará en las próximas semanas.
¿Pues qué pasa entonces con los panistas que quieren quemar en leña azul a quien hace tres años consideraban como su mejor prospecto para contender por la gubernatura de Nuevo León? ¿El fuego amigo hace su presencia?
Recuérdese el caso Adalberto Madero, otro exalcalde acusado de todos los males de la política, quien fue expulsado, sepultado, dado por muerto políticamente y a los tres días regresó vivo y coleando al PAN y hoy goza de cabal salud, tanto que hasta hace videos bailando y peleando con luchadores, con una campaña promocional que lo tiene en panorámicos, camiones, televisión y radio, y en un susto, tal vez hasta les gane la elección interna, como ocurrió cuando fue senador y luego presidente municipal.
Arellanes cuenta con una base de seguidores que la perfilaban como potencial diputada federal por el PAN, pero ahora con los demonios desatados en su contra, lejana tiene esta opción.
Medina en cambio, de ser exonerado de todos los cargos que se le imputan, estaría prácticamente libre (como hasta el momento) pero sin el interés de buscar una candidatura, y más cuando las curules de senadores estarán disponibles.
En la UANL están evitando viejos vicios de cuando el rector en turno se rodeaba de un montón de pseudo “asesores” en temas de prensa que, para lo único que servían, era para sangrar las finanzas internas.
Rogelio Garza Rivera no se va con el primer lanzamiento que le tiran desde dentro de la Torre de Rectoría con empleados que están en nómina y que promueven a personajes de los medios de comunicación cuyas épocas de gloria ya pasaron, y que tienen intereses más políticos que académicos.
A casi dos años de la nueva rectoría ya no desfilan entre el octavo y décimo piso algunos directivos y conductores de canales de televisión, sobre todo, que mensual y religiosamente cobraban como supuestos asesores de anteriores rectores.