Los que saben algo de motores, no tienen la menor duda que cuando un motor “cascabelea” no hay más que de dos sopas; o salió malo o de plano le están echando gasolina chafa con tal de ahorrarse unos pesos sin pensar en los severos daños que puede tener en el futuro.
Y como últimamente nos ha tocado una camada de “servidores públicos” comprometidos con sus intereses particulares y de sus camarillas políticas, no sorprende que al “Motor de Nuevo León” le surtan pura gasolina verde, cuando debería de ser Premium.
La actual situación por la que atreviesa Apodaca preocupa y ocupará en poco tiempo a los que verdaderamente mandan, es decir; preocupados por la manera tan poco ortodoxa de gobernar del alcalde Benito Caballero, los jerarcas azules y tricolores no tardarán en llamar a cuentas en la búsqueda de resultados tangibles en el todavía considerado “bastión priista”.
Vamos por partes, como dijera Jack El Destripador: a nadie sorprende que cualquier gobierno busque mantener su hegemonía política para garantizar el poder, existen formas sutiles y hasta cierto punto justificadas de cómo “jugar y dormir con el enemigo”, pero siempre bajo parámetros y límites tolerables.
Pero cuando el partido en el poder, en este caso el PRI, se aferra a ganar el juego dejando en cero a su adversario, y ¡el adversario lo permite!, hablamos de que ni en el peor de los escenarios ni Kafka o el propio Don King, lo hubieran siquiera visualizado.
Sesiones de Cabildo que legal, moral y éticamente; debieran ser públicas, que se realizan en lo “oscurito” en las que reina la complicidad de todos los regidores de los distintos partidos; agradecimientos dispensiosos por favores recibidos, ajustes de funcionarios incómodos o críticos, estilos de gobernar tipo “Ley de Herodes”, por aquello de “te chin… o te jodes”, y como quiera quien pierde es la ciudadanía, se han convertido en la imagen de un gobierno que, igual que otros, comienza a “cascabelear”.
¿En dónde quedaron aquellas sesiones de Cabildo, abiertas, francas, de frente a la comunidad, de ex alcaldes como Raymundo Flores o Lombardo Guajardo? ¿En dónde quedaron aquellas muestras de integridad política de regidoras como Sandra Ramones?
Y precisamente otra Sandra, ahora de apellido Pámanes, líder estatal panista, se pregunta ¿qué pudo haber hecho el alcalde Caballero, para que albiazules de cepa como Braulio Martínez, sean ahora los fieles vasallos del gobierno, al igual que sucede en otros muncipios?
Cómo quedaron atrás aquellos tiempos en los que el panista Martínez forcejeaba con los policías para evitar que hombres y mujeres íntegros, como Herminio Gómez y Teodora Vázquez, fueran desalojados de sus honestos, valientes y desinteresados actos de protesta.
Una oposición de caricatura, en momentos en los que la nueva dirigencia nacional busca precisamente recuperar la esencia en los valores panistas, mismos que debemos decirlo, han venido a menos.
Pero esta misma pregunta se la hace el líder estatal del PRI, Álvaro Ibarra, quien está asustado por los estilos jurásicos de hacer política de algunos alcaldes tricolores en franco contraste con la frescura y modernidad que pretende el gobernador Rodrigo Medina, poner de sello personal.
Porque mientras que el PAN les dará un golpe en la mesa exigiendo que sus regidores asuman su rol de VERDADERA OPOSICIÓN, el PRI tomará medidas para evitar que se siga dando la debacle en la clientela y ponga en riesgo la elección intermedia, después de todo, al gobernador no le agradaría toparse con sorpresas en un municipio que políticamente lo vio nacer.
Es un hecho que de acuerdo a información de primera mano que circula en el círculo íntimo del Palacio de Cantera, las luces rojas están encendidas ante el evidente aumento en la inseguridad, adicionado con la nula labor social, y las constantes acciones de escasa sensibilidad para gobernar, ubicando al municipio que se ostenta como “el Motor de Nuevo León” en niveles nunca antes vistos en Apodaca en lo que se refiere a imagen y cercanía con la gente.
Ante esto, se confirma la tesis de que el propio gobernador Medina estaría buscando lograr un “blindaje político” en la composición de la próxima Legislatura estatal, buscando minimizar una posible y no deseada, “solicitud de licencia”, por lo que ahora sí echaría toda la carne al asador, al colocar a sus propios diputados, cosa que por el momento no ocurre.
Sin embargo, con las actitudes y comportamientos, de varios alcaldes tricolores, el mandatario estatal estaría utilizando aquella máxima norestense de “no me ayudes compadre”, convirtiéndose en un eje prioritario lograr la mayoría absoluta tricolor en el 2012.
En lo dicho, a las malas compañías y los falsos apóstoles que le hacen creer al alcalde Caballero que está llamado a jugar en las Ligas Mayores, las extrañará de sobremanera… ¡el día que se le acabe el presupuesto!
Si no, pregúntenle a una conocida ex alcaldesa.