Sin duda, la política se ha bursatilizado; ahora se han alineado los intereses económicos con los políticos.
¿Y los intereses sociales?
Duermen el sueño de los justos, propiciado en parte por la ausencia de capacidad crítica, cultura a la baja, participación social en declive.
Vaya, parece que la ley del menor esfuerzo, que predomina entre muchos que integran las nuevas generaciones sociales, ha terminado por permear en todos los niveles.
Ahora importa más acudir a un partido de futbol, al concierto de un grupo de moda, o a un paseo familiar de moda que a una manifestación real o virtual en contra del incremento de combustibles, asesinatos, corrupción o impunidad.
Eso ha sido perversamente aprovechado por aquellos grupos de poder fácticos que saben que en el caos está su beneficio grupal o corporativo.
Vaya, pareciera que el caos ha suplantado a la ideología; ahora los intereses personales o económicos están por encima de cuidar las formas, el fondo y la ortodoxia misma.
Siempre ha sido así, dirán algunos; pero también dirán que, anteriormente, los grupos de poder, de perdido, presumían pudor y algo de respeto hacia sus semejantes.
Ahora que su majestad el caos, reina, no nos sorprende que conceptos como “chapulineo”, impunidad, corrupción, abusos y más abusos, proliferen en cualquier medio de comunicación que se considere serio.
No obstante, ahora a aquellos “dueños de la verdad”, les basta con desacreditar al medio, sabiendo de antemano que, al sembrar la duda, muchos de nosotros sencillamente nos sumaremos a esa cacería de brujas en contra del mensajero.
¡Qué paradoja! Los corruptos y muchos ciudadanos castigan al mensajero y NO al responsable.
Igual vemos a priistas volverse panistas; a perredistas volverse morenistas; a priistas sumarse al Movimiento Ciudadano, y todo tipo de conversiones que hasta hace poco lucían inimaginables. Lo peor es que, al momento de hacerlo, automáticamente quedan limpios de sus culpas y pecados anteriores.
¡Y todo sin siquiera rezar un rosario!
Vaya, siguen confundiendo una memoria corta con una conciencia limpia; o, mejor aún, ¿unos verdaderos tránsfugas o simples políticos pragmáticos de nueva generación?
Ahora resulta que todos aquellos que renuncien al pecado de los otros partidos y se unan a Morena, por ejemplo, automáticamente dejaron de ser parte de la mafia del poder y todo su pasado queda borrado.
Suena genial, ¿no creen?
“Consideramos que la gente que se une a Morena para transformar al país lo hace de buena fe, y si han cometido errores… todos los seres humanos merecemos una nueva oportunidad. No es posible que el que cometa un error ya está condenado a la marginación, a estar estigmatizado toda la vida. Se vale rectificar en la vida…” dijo un casi casi iluminado Andrés Manuel López Obrador.
Mmmh… entonces si un Roberto Borge, un Tomás Yarrington, un Eugenio Hernández, o alguno de los Duarte, por ejemplo, le mandan un tuit o un WhatsApp al tabasqueño, ¿en automático serán perdonados y también les dará la bienvenida al reino de los cielos, como lo ha hecho recientemente con panistas, priistas, alcaldes futboleros y demás?
¿O a poco si de repente Enrique Peña Nieto le pide asilo espiritual, también le permitirá su entrada al Paraíso?
Es una sencilla pregunta.
Peor aún, ahora vemos a “cachorros” de la Revolución o del perredismo, como un Donaldo Colosio Riojas, o un Agustín Basave JR, que se dieron cuenta, luego de muchos años, que ahora “lo suyo” es la política y NO sus profesiones, y sin ninguna inhibición se registrarán en Nuevo León buscando un distrito Local, desde donde ahora buscan “servir al pueblo”.
Y en Quintana Roo vemos como todos los expriistas huérfanos, recordaron que su color de piel siempre ha sido moreno, y lo que nos falta ver.
Parece que ahora los nuevos partidos se han convertido en “purificadores” de personajes altamente cuestionados y cuestionables, y ese pragmatismo excesivo puede resultar dañino para un Andrés Manuel López Obrador que se percibe altamente hambriento de poder… y de todo lo que conlleva.
Vaya, muchos podrán decir que el AMLO del 2018 no es el mismo del 2006 o del 2102, y aunque su “conversión” puede ser de utilería o real, lo cierto es que, sin duda, sabe crear historias y mejor (o peor) aún, sabe venderlas.
El buscar de manera recurrente dejar al PRI, PAN o PRD como los malos de la película, suena más a una estrategia de campaña, apostándole a la memoria corta de la gente. Como si la popular mafia del poder tuviera color y NO intereses políticos y económicos.
Y aunque estos tres partidos tienen muchas cosas altamente criticables, nadie puede dudar que muchos de sus integrantes han sabido hacer las cosas bien y siguen siendo parte importante en la historia de México.
Ahora serán candidatos de estos nuevos partidos aquellos que garanticen votos y solamente votos, nunca un proyecto social real; vaya, saben que en el caos está su beneficio.
Esperemos y confiemos que la gente razone, analice, y tome decisiones eficientes y busque información suficiente y real para beneficio de todos…
Muchos siguen diciendo que soy un soñador… y eso !NO me disgusta!