Vaya que a nuestros vecinos del norte les encanta y saben utilizar bastante bien las técnicas del marketing político, conocen perfectamente el “timing” para aprovechar los temas sensibles ante la opinión pública y de pasadita darle una chamuscada a todo aquél que ose levantarles la voz.
Hasta hace unos días, las noticias que nos hablaban del “Juicio del Siglo”, en el cual se estaba procesando a Joaquín Guzmán Loera, comparándolo con el meritito Lucifer, nos presentaban al “Chapo” y a muchos funcionarios mexicanos encabezados por el presidente Enrique Peña Nieto y su antecesor, Felipe Calderón Hinojosa, en el top ten de la corrupción en el mundo del narcotráfico.
Interesante esa doble o triple moral por parte de los grupos de poder en los Estados Unidos, que fueron definidos perfectamente por el actor que caracteriza a Bryan May, en la película de Queen, al señalar que: “los americanos son muy puritanos en público, pero muy depravados en privado”.
Nadie duda que las fiestas más espectaculares en donde todo tipo de drogas circulan de manera generosa son las que se dan en los círculos sociales más “respetables” en las principales ciudades de la Unión Americana mientras que, en sus calles, centros comerciales, bares y antros juveniles, sucede lo mismo con la venta desmedida de los estupefacientes más accesibles.
Y como siempre se ha dicho, si México es un excelente trampolín para introducir todo tipo de drogas, la alberca olímpica está precisamente en los Estados Unidos de América; obvio que para que exista una oferta de cualquier producto, la demanda debe existir.
Con caricaturas realizadas por moneros que ya quisieran los productores de los superhéroes de Marvel o DC Comics, nos ilustran cada paso en el que un grupo de abogados hacen pedazos y sacan toda la popó de los mexicanos al colocarlos como los principales responsables de echarles a perder su sociedad.
¡Y además encienden el ventilador para que este oloroso deshecho humano circule y contamine a varios más!
Siempre, siempre los mexicanos o latinoamericanos son los responsables de todo; pero resulta muy interesante que difícilmente veamos sentados en el banquillo de los acusados de los Tribunales de la justicia anglosajona a ciudadanos de su nación.
Pareciera que los capos de América Latina, tienen la capacidad de desplegar grandes aeronaves, sin que los sistemas del país más protegido del mundo los detecten, logrando aterrizar y trasladar en grandes camiones la droga hacia sus distintos puntos, sin que ninguna autoridad local los detenga en alguno de sus súper highways, o llegar en grandes contenedores a sus puertos, sin que sus famosa y sumamente mediática Guardia Costera, los detenga.
Vaya, a veces los venden como unos verdaderos supermanes, al hacer y deshacer durante años, sin que sus actividades ilícitas y redes de corrupción sean detectadas por sus eficientes órganos de seguridad interior.
¿Cuándo veremos en Estados Unidos a algún gobernador, procurador, o ya de perdis jefe de alguna Policía estatal o local, acusados y sentenciados por brindar protección a los capos de la droga?
Buenos para ver la paja en el ojo ajeno, pero muy poco asertivos para ver la viga en el propio. Y siempre se escudan bajo el pretexto de que con sus programas de testigos protegidos quieren castigar a los “verdaderos” jefes, siempre y cuando se apelliden Pérez, García, Martínez, etcétera.
De ninguna manera busco defender a los narcotraficantes que purgan penas en los Estados Unidos, o a aquellos que están siendo llevados a proceso; pero es conveniente que no nos dejemos apantallar y mucho menos asumir que los dichos en ese tipo de Tribunales, en donde los intereses económicos son los prioritarios, necesariamente son los hechos señalados.
Parece una escena de película de Mario Puzo, que un presidente, de cualquier Nación, acuda a un restaurante y reciba seis millones de dólares en efectivo; la verdad de las cosas que esa escena nunca la veremos, porque hasta los cineastas saben que eso es físicamente imposible.
¿O a poco no resulta muy inverosímil que los acusados, de repente se conviertan en acusadores de aquellos personajes que fueron los responsables, no solamente de detenerlos, sino de extraditarlos?
Simple lógica, ¿detenerlos y enviarlos a Estados Unidos, para que luego los acusen de ser sus cómplices? Como que suena a guión de una película de Santos contra las Momias del ahora “exclusivo” Guanajuato.
Tengamos cuidado con ese tipo de acusaciones y señalamientos, ya que estos grupos de abogados reciben millones de dólares y no tienen ningún interés, más que el de buscar una reducción en la condena de sus clientes, sin importar el daño que realicen a las instituciones de cualquier nación.
Lo que buscan los capos del crimen organizado es precisamente que los ciudadanos tengan una percepción negativa de sus gobiernos para que olviden, o al menos duden, de sus verdaderos latrocinios; no olvidemos que el mejor truco de Satanás, es hacernos creer que no existe.
Pero, como lo dije al principio, conocedores del tema en el manejo de la opinión pública, estos días nos olvidaremos del “Juicio del Siglo” para empezar a ver todas las acciones que realizan en defensa de la “invasión” que un grupo de centroamericanos tratan de hacer a su territorio, toda vez que las “corruptas” e ineficientes policías mexicanas no pudieron contenerlos.
Y cuando este tema se agote, vamos a ver ahora a quién señalarán como el mexicano culpable de toda la degradación social que sucede en su territorio.
Candil de la calle y oscuridad de su casa.