Dentro de círculos muy cercanos al gobernador Jaime Rodríguez Calderón es casi un hecho que pedirá licencia para buscar la presidencia de la república en las elecciones que tendrán lugar en menos de 11 meses.
Con 3 ó 4 puntos de preferencia a nivel nacional, según encuestas, “El Bronco” buscará descarrilar a Andrés Manuel López Obrador, como él mismo lo aseguró en foros donde ha participado en otras entidades del país.
Los principales asesores y patrocinadores de “El Bronco” afinan detalles para que en 2018 se repita lo que sucedió en 2015, cuando muy pocos apostaban a que ganaría las elecciones de gobernador en Nuevo León.
Y si hace dos años bastaron tres meses de campaña para que un candidato independiente hiciera historia en México al vencer a los partidos políticos, en esta ocasión tendrá más tiempo, partiendo de cuando pida licencia para separarse del cargo actual.
Los adversarios políticos del PRI y PAN harán todo lo posible para que el Congreso del Estado aplace los tiempos, o bien sacar ases de la manga para que “El Bronco” se vaya de candidato presidencial, pero no regrese cuando pierda, y así poder convocar a elecciones extraordinarias.
Sus constantes salidas del estado como invitado a charlas, conferencias, foros o seminarios los fines de semana, son un fuerte indicio de que Rodríguez Calderón dará la sorpresa pronto o, mejor dicho, el rumor oficial será confirmado.
El que anda “al cien” es el alcalde de Guadalupe, Francisco Cienfuegos, al asistir como orador representando a una asociación de alcaldes del país en un evento que encabezó el pasado 2 de agosto en la CDMX el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong.
Quien ha salido avante en tres investigaciones de la Fiscalía Anticorrupción donde ha sido involucrado es Julián Hernández, tesorero en la pasada administración de Margarita Arellanes, por lo cual sus sueños han sido mas placenteros.
Aunque faltan algunos detalles jurídicos, el dos veces candidato del PAN a la alcaldía de Guadalupe y exdiputado local no ha sido vinculado a proceso y sigue manteniedo su INE en ese municipio para lo que se ofrezca en 2018.
BESADOS POR EL DIABLO
Hay una larga lista de políticos que, oooootra vez, estarán en la banca como candidatos en las campañas del próximo año, encabezados por dos ilustres: Fernando Larrazabal Bretón (PAN) y Felipe Enríquez Hernández (PRI), el primero exalcalde de San Nicolás y Monterrey, mientras el segundo fue feamente derrotado en 2012 por Margarita Arellanes Fernández.
La misma exalcaldesa regia, citada hoy y mañana también a declarar en la Subprocuraduría Anticorrupción del Estado, es otro de los cartuchos quemados por Acción Nacional y seguramente en 2018 nada ni nadie la podrá rescatar.
En ese bando de las damas y volviendo al PRI, en caso de no entrar al Penal del Topo Chico, Patricia Aguirre se irá olvidando de volver un día a contender en unas elecciones, luego de su derrota para diputada federal en 2015, pese a repartir miles de lonches en su distrito.
La exfuncionaria de Turismo en el gobierno de Rodrigo Medina de la Cruz está más ocupada en su defensa que en regresar a las hostilidades electorales, pues ha sido vinculada a varios procesos penales por mal uso de recursos públicos cuando fue de las consentidas en Palacio de Gobierno.
En redes sociales hay grupos que promueven la causa independiente y buscan perfiles para alcaldes, diputados y demás posiciones en juego en 2018 como productos o servicios que se buscan en los avisos de ocasión de los periódicos, tipo autos usados, motocicletas, podadoras o masajes.
En tiempos donde jugársela por MORENA parecería darles más chance de ganar, estas organizaciones civiles olvidan que en la estructura de “El Bronco” hay funcionarios de todos los niveles que, con gusto, brincarían a la cancha para hacer un mejor papel… que otros anotados.
Y quien anda muy activo en esos menesteres de llevar ovejas a ese corral es Dionisio Herrera Duque, exmilitante del PAN y exalcalde de Santa Catarina, quien hasta en partidos de futbol anda con su carpeta sumando simpatizantes al proyecto presidencial de AMLO.
EL ROMPIMIENTO QUE VIENE
Ocurrió allá por 1987: la Corriente Democrática encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez, Porfirio Muñoz Ledo y un en ese entonces desconocido tabasqueño que después alcanzaría fama como eterno aspirante presidencial: Andrés Manuel López Obrador; decidieron darle una sacudida al PRI.
Y lo lograron, a grado tal que el partido oficial y otrora ganador indiscutible de toda elección que se celebrara en México casi pierde -o perdió, según confesó recientemente Manuel Bartlet Díaz-, dejando moribundo al dinosaurio.
Tres décadas después el PRI vuelve a enfrentarse ya no con sus enemigos, sino con sus propios demonios y fantasmas internos en vísperas de la designación de su candidato presidencial para los comicios del 2018.
El 12 de agosto deberán quedar definidas las reglas mediante las que se elegirá al candidato presidencial priista, así como los mecanismos para integrar alianzas con otras fuerzas políticas y los métodos para seleccionar a los aspirantes al senado, diputaciones federales y plurinominales.
Será sin duda una cena de locos, en la que se enfrentarán diversas corrientes como la de Manlio Fabio Beltrones, la de exgobernadores y allegados al presidente Enrique Peña Nieto, quien tiene todas las de perder si pretende imponer a Antonio Meade, secretario de Hacienda, o a otros cercanos a sus querencias como Aurelio Nuño, Miguel Ángel Osorio Chong o Luis Videgaray, contrario a lo que quiere la base priista-
De que habrá sangre, la habrá. P´al baile vamos.
Donde no cantan mal las rancheras es por el rumbo del PAN, PRD y el resto de la chiquillada, quienes insisten en la conformación de un frente opositor que participe en las próximas elecciones del 2018.
El problema de esta idea es que en lugar de ser un frente opositor del PRI, lo es del seguro candidato presidencial de MORENA, Andrés Manuel López Obrador.
Las reuniones que han tenido Ricardo Anaya, líder de los azules y Alejandra Barrales, quien encabeza lo que queda del PRD, siempre concluyen con las insinuaciones de estos políticos que López Obrador no está invitado a participar en su frente opositor, además de que no pierden oportunidad para tirarle hasta con la cubeta… como pasó hace seis años.