Un día de enero del 2019, Jerónimo Barbadillo Gonzales recibió en su casa de Uidine, en Italia, la llamada del Dr. José Leandro Tristán, entonces Director de la Facultad de Organización Deportiva. de la UANL.
El funcionario universitario le comunicó el interés del periodista Héctor Leal Ortiz de hacer un libro biográfico desde sus orígenes familiares en Perú hasta la etapa actual como footballers manager.
“¿Usted me va a hacer mi libro?”, fue lo primero que Jerónimo le dijo al autor regiomontano cuando éste se reportó.
“Le dije que sí” –recuerda el famoso ex jugador de Tigres-. “Y cómo no iba a ponerme contento con algo que hará más firme mi amor por el club universitario y por la ciudad donde mi familia y yo fuimos muy felices”.
Por eso aceptó de mil maneras largas entrevistas vía celular, wathsapp, zoom y diálogos personales con Leal Ortiz durante una de sus últimas visitas a Ciudad Universitaria.
Finalmente, cuando ya la obra estaba por entrar al taller de imprenta, ocurrió el fallecimiento de Tomás Boy el 8 de marzo del 2022, por lo cual Héctor Leal decidió posponer la edición, a fin de incluir un capítulo especial sobre tan triste noticia que conmocionó a Barbadillo por tratarse de su compadre del alma y casi hermano.
No podía ser de otro modo si se toma en cuenta que ellos formaron la mejor dupla ofensiva del futbol mexicano, de acuerdo con uno de sus compañeros de equipo, Roberto Gómez Junco.
Por eso el libro apareció en mayo, después de 17 meses de severa investigación y puntillosa consulta de datos en fuentes confiables y registros hemerográficos.
“Voy a ir a presentarlo”, dice Jerónimo en entrevista telefónica desde Italia, feliz del título: “La Leyenda del 7”.
Porque, en efecto, Barbadillo es toda una leyenda viviente. Y pocos, muy pocas estrellas del deporte, al paso de largo tiempo logran regresar al club de sus amores y ser rodeados por grandes grupos de seguidores para revivir su paso triunfador por las canchas locales.
Él, cada vez que viene de visita, impacta con su presencia y sigue siendo material de trabajo periodístico en todos los medios, que ponderan el acierto de la decisión del Dr. Luis Eugenio Todd y Roberto Méndez de retirar en mayo de 1982 el número 7 de los Tigres.
Han pasado tantos años, y las anécdotas se siguen contando entre las nuevas generaciones. Es éste un caso en que se contradice la realidad que señala una canción: “Dicen que la distancia es el olvido”.
Hace días que hablé con él, afirmó que siente mucha nostalgia cada vez que pisa esta tierra y ya está con ansias de regresar con lo que fue suyo en 7 años de militancia con los felinos.
Solamente falta que le precisen la fecha. Y volverá a retomar las historias desde que él llegó a Tigres el 11 de marzo de 1975, sin sospechar siquiera lo que significaría la noticia de la contratación, en julio de ese mismo año, de Tomás Boy, quien jugaría toda la temporada completa 1975-76, y ambos festejarían el primer campeonato de copa del cuadro auriazul en octubre, bajo la batuta de otro enorme peruano, Claudio Lostanau.
Hay muchos relatos conocidos, pero también otros desconocidos que enriquecen la obra. E innumerables aclaraciones que urgía hacerle a datos imprecisos que se han colado a wikipedia y a varios apuntes en diversos medios que han repetidos inclusive errores de fechas y sucesos, porque algunos de ellos el propio Barbadillo no recuerda muy bien, como su participación en la Copa Libertadores de 1974.
Lo demás, está claro, pero lo refuerza muy bien Leal Ortiz: nació en Callao, Perú y de niño pobre le pegó en el alma la separación de sus padres, aunque mantuvo el contacto con don Willy, es decir aquel Guillermo que jugó en Alianza de Lima y tuvo el mérito de ser parte del Deportivo Cali, en esa época en que Colombia estaba encumbrada en muchos aspectos sociales y don jugó también el legendario argentino Alfredo Di Stefano, luego inmortal en el Real Madrid.
Con un matrimonio en edad temprana y una hija fruto de esa unión, Jerónimo tuvo oportunidad de ser contratado por Cruz Azul, Toluca y Atlético Español, donde era entrenador su paisano Walter Ormeño, pero le dijo a su promotor y representante Oswaldo Paiz que prefería a Tigres porque Claudio Lostanau era amigo de su padre, don Willy, “y por la altura de la ciudad, el clima y el sueldo, además de la cercanía con la frontera de Estados Unidos”, subraya el gran extremo derecho.
Así es que la directiva de los Tigres, encabezada por don Ramón Cárdenas Coronado y en la que estaban Jesús Peña Leal, el Ing. Alejandro Rodríguez y el Lic. Adolfo Riberón pagó los 50 mil dólares que valía la carta del peruano ese marzo de 1975.Y Televisión Panamericana de Perú la quería comprar en 400 mil dólares, contra el millón que pedía el Dr. Todd en 1982, justamente cuando fue vendido al Avellino de Italia, con un sueldo de cien mil dólares anuales, renta de casa y automóvil del año.
Pero el recuerdo de su último partido con Tigres contra el Atlante, sigue vivo, pues, al mando de Carlos Miloc, fueron campeones en el Azteca, aunque él ya no pudo venir a los festejos con el equipo, porque debió reportarse en Madrid con su selección nacional en el Mundial efectuado en España.
Fue así como selló su paso por esta institución con el campeonato de Copa en 75 y el primer de liga en 1978, también a las órdenes de Miloc, además de sus 52 goles en liga, 7 en liguilla y 2 en copa. E, igualmente, sus 14 Clásicos Regios, con 5 triunfos, 7 empates y 2 derrotas, en que anotó 4 goles.
Por eso aquí se sigue platicando a grito abierto de lo que Jerónimo Barbadillo Gonzales consiguió aquí y que justifican su epíteto de leyenda.