
¿Por qué vuelven los toreros? es el título de un libro que escribió la que especialistas de la fiesta brava han descrito como la mejor rejoneadora del mundo: Conchita Cintrón.
No lo leí. Jamás lo busqué, no me interesó. Tal vez porque la respuesta inmediata que se me ocurrió cuando vi ese título, cuando apareció hace exactamente 40 años, englobaba lo que sus páginas dirían: que extrañan los aplausos.
Otras causas pueden ser que extrañen la plata que ganaban parándose frente al toro.
Alguien dijo de José Tomás que regresó a vestirse de luces “por la sencilla razón de que el paso fugaz de este torero por el firmamento taurino llenó de alegría a la afición escéptica y decepcionada, en una época sin héroes, sin toreros de verdad, donde siguen faltando coletas de los que irradian un respeto pagano hacia la profesión más cautivante que puede elegir un ser humano”.
O que el ego les diga al oído que nadie llena sus zapatillas y deben volver para ocupar el sitio que nadie ha podido.
Cuando vemos regresar a tantos políticos a la arena, nos preguntamos: ¿por qué vuelven los políticos?
Si les preguntas a ellos te dirán que por que la vocación de servicio les llama a contender de nuevo por una posición política. Ajá.
Eloy Cantú Segovia, por ejemplo, es todo un caso: los últimos 38 años se la ha pasado trabajando como político con diversos puestos en el aparato estatal y federal como funcionario de Gobernación, secretario en el aparato estatal, diputado, senador, otra vez diputado, otra vez senador, otra vez diputado y luego diplomático. Total, que su vida ha sido la función pública.
En la actualidad muchos políticos, probablemente a falta de nuevos talentos, decidieron lanzarse otra vez.
Por eso se ve, por ejemplo, a Zeferino de nuevo contendiendo por San Nicolás; a Cristina Díaz por Guadalupe y al mismo Pedro Garza, ambos ya fueron alcaldes, pero quieren seguir en el candelero político.
Mauricio Fernández nada más porque ya se aburrió de ser alcalde, pero él podría ser munícipe por décadas si quisiera. Lo aman los sampetrinos.
En Santa Catarina, Héctor Castillo quiere hacer buena la opción que le da la reelección y está buscando repetir. El exalcalde Dionisio Herrera Duque también intenta, aunque ahora bajo los colores de Morena y esperando que el efecto AMLO lo salpique a la hora del recuento final.
En Apodaca, Raymundo Flores o César Garza podrían serlo ¡otra vez!, con la mano en la cintura, luego de la despintadísima administración actual.
En Guadalupe, de haber querido, Paco Cienfuegos habría repetido, pero decidió hacerse a un lado, disciplinarse ante la jefa Cristina Díaz y esperar paciente tal vez un buen lanzamiento.
En San Pedro, sin Mauricio enfrente, la exdiputada Rebeca Clouthier lleva la delantera por la silla municipal.
En Escobedo, Clara Luz también llegaría sin problemas a un segundo mandato.
En San Nicolás nada más porque Víctor Fuentes no quiso, pues él busca ser senador, pero de haberlo intentado, conseguiría repetir sin problema.
En Monterrey, Felipe de Jesús Cantú busca regresar al cargo y Adrián de la Garza, repetir en el mismo.
Lo de Patricio Zambrano y Maderito es show.
Cabe aclarar que los ejemplos de Escobedo con Clara Luz y Castillo en Santa Catarina, o tal vez Fuentes en San Nicolás y Cienfuegos en Guadalupe, el trabajo realizado les daría argumentos para que la gente los reeligiera; la ley los faculta.
Margarita Arellanes, una de las más cuestionadas como alcaldesa de Monterrey, ahora busca una nueva posición como diputada plurinominal, bajo el amparo del PT y Morena.
El tema es que son las mismas caras, las mismas barajitas repetidas de siempre.
¿Por qué vuelven los políticos?
Hay quienes piensan que es porque es una carrera muy bien pagada, muy lucrativa, sencilla de ejercer, pero sobre todo que te da algo muy importante: poder.
No es lo mismo ser un civil cualquiera a ser la máxima autoridad en un municipio o estado. Que te llamen para pedirte autorización para todo, te hagan entrevistas, te inviten aquí y allá y siempre salgas en los medios. Eso te da poder y alimenta el ego.
¿Será que por eso regresan los toreros y también los políticos?
Eso de que sus ganas de ayudar y que la vocación de servicio los llama, que se los crea su abuela.