En la inauguración de esta Copa del Mundo tendríamos que entregar el primer trofeo.
Ghanim Al Muftah le va ganando el partido de su vida al Síndrome de Regresión Caudal y sin la mitad inferior de su cuerpo echó a andar a millones de aficionados, apasionadas seguidoras y soñadores que vibran y patean un balón cada cuatro años.
Qatar se mostró como un gran anfitrión echando la casa (aunque fue toda una mansión) por la ventana de oro. Lamentablemente su selección nacional solo exhibió escasez futbolística. Ecuador resolvió el primer match en tan solo 20 minutos. Un ex Tuzo, ex refuerzo de Tigres que llegó del fútbol inglés, Enner Valencia se convirtió en el futbolista más veterano en anotar en una inauguración de tan bella fiesta.
Encuentro con el destino, Enner de 33 años la edad de Cristo, Morgan Freeman que lo ha representado en la magia del cine y Ghanim que gracias a su fe se mantiene vivo inspirando a las nuevas generaciones.
Más allá de los cuestionamientos sociales, políticos y religiosos la cita con Catar representó una bienvenida a la Humanidad.
Todas las razas, idiomas, camisetas y mascotas, solo un balón puede incluir tanto amor, tolerancia y pasión al mismo tiempo.
Y es el mejor tiempo, el que escogió la FIFA para esta justa competitiva.
Irrealizable con casi 50 grados en junio, pero como bien lo dice en sus Redes Sociales el carismático Ghanim : “Nada es imposible” en noviembre con temperaturas entre 18 y 24 grados centígrados.
Bien lo dijo su madre cuando le aconsejaron abortar, el va a nacer y yo seré su pierna izquierda, su padre la derecha y hoy en Catar 2022 el joven encontró el balón de su vida.
Me queda claro que el fútbol se ejecuta con los pies pero se piensa con la cabeza y lo más importante es que lo mueve la pasión y un gran corazón como el de Ghanim.