Avelino y don Margarito no son los protagonistas de una historia más de miseria que hay en México, antes con el PRI y lo mismo con el PAN. Su drama supera por mucho otras realidades que, lamentablemente, viven millones de mexicanos víctimas del olvido y el abandono de una sociedad.
Su triste realidad ha estado en el anonimato durante muchos años, opacada los últimos meses por las noticias que detallan la obesidad y la intimidad de Manuel Uribe, porque para la mayoría de los medios “vende” más en las pantallas el morbo que la pobreza.
En Hora Cero conocimos la historia de un padre y su hijo a través de unos políticos del municipio de Guadalupe, los mismos que se olvidaron de ellos al poco tiempo. No tengo la certeza si fue en épocas de campañas en busca del voto, aunque tampoco lo descarto.
Meses atrás la historia de Avelino y de su padre Margarito fue publicada en las páginas de nuestro periódico, en un intento de retratar su cruda realidad: una ingrata combinación de pobreza, limitaciones, necesidades, enfermedades, invalidez y abandono, entre otras adversidades.
Pero cuando el proyecto de Hora Cero Televisión se hizo realidad gracias a la apertura de TV Nuevo León, ese reportaje tenía por obligación que cobrar vida.
Apostamos a un cuidadoso trabajo periodístico para que los políticos, las instituciones de beneficencia (oficiales y privadas), los gobiernos y la iniciativa privada volteen a ver a dos personas que sobreviven en una modesta casa de la colonia Héroes de Nacozari, en Juárez, Nuevo León.
Los periódicos y la televisión, durante muchos años, hemos cumplido con una función y una obligación ante la sociedad al retratar casos que han provocado que la caridad de la gente se manifieste; un caso concreto y actual es el programa Ayuda, del Canal 12 de Multimedios.
Cuando decidimos hacer la historia de Avelino y don Margarito sabíamos que era la oportunidad para que mucha gente los recibiera en su corazón. Y que su cruda realidad fuera vista por miles y miles de televidentes.
El domingo 14 de marzo tuve la oportunidad de conocerlos en persona. Salimos de las calles de Monterrey rumbo al oriente para entrar a sectores desconocidos de la zona metropolitana; tomamos la avenida Eloy Cavazos y entramos a Juárez, en su frontera con Guadalupe.
Acompañado de mi hija Andrea y del productor Miguel Márquez, después de zigzaguear por el asfalto, llegamos al número 109 de la calle Pino Suárez.
Estoy seguro que la inmensa mayoría de los habitantes de la mancha urbana jamás han recorrido esas calles, donde no se distingue dónde termina un municipio y dónde empieza el otro.
Dentro, en un modesto y aseada cuarto estaban ellos. Un espacio que igual sirve de cocina y de dormitorio de don Margarito, quien tiene su catre en un rincón.
En media hora de amena plática pude vivir en persona el contenido del reportaje: lo ingrato que ha sido la vida de Avelino desde hace 12 años y, por otro lado, la certeza de que Dios existe a través de su padre, fuerte dentro de lo que cabe, a sus 84 años.
Y me confirmó la narración del reportero Moisés Gómez cuando afirma: “Su amor es tan grande que la vida de uno depende del otro”.
El reportaje puede verlo en www.horacero.com.mx
Si usted quiere ayudarlos envíe un mail a [email protected] o llame al 83 40 40 64 ó 76 extensión 11.